Cuba Libro, de negocio privado a proyecto de desarrollo local

Tras aprobarse un marco legal más adecuado en el país, Cuba Libro devino proyecto de desarrollo local en La Habana.

Cuba Libro

El proyecto de desarrollo local Cuba Libro, una conocida librería y café literario del Vedado habanero, tiene como misión promover el respeto a la diversidad sexual, apoyar a la comunidad, educar en temas de medio ambiente y en derechos laborales.

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025).
#DesarrolloLocalParaCrecer

La Habana, 4 nov.- “Cuba Libro nació con la misión de apoyar a la comunidad, educar en temas de medio ambiente y derechos laborales, y donar medicamentos a los vecinos que los necesitaran”, cuenta Conner Gorry, sobre la otrora cafetería privada que transitó a Proyecto de Desarrollo Local (PDL).

Con esa filosofía, la periodista estadounidense residente en la isla caribeña fundó, hace una década, la cafetería-librería Cuba Libro, que primero era un emprendimiento con responsabilidad social y, desde 2022, forma parte de la cartera de proyectos que tributan al desarrollo local del municipio Plaza de la Revolución, de la capital cubana.

 

¿Cómo Conner Gorry llegó a Cuba?

La periodista norteamericana vino a la isla por vez primera en agosto de 1993, para participar en un trabajo voluntario coordinado por el no gubernamental Centro Memorial Martin Luther King, en La Habana.

En aquel momento, ella cursaba una maestría en ciencias políticas sobre el embargo económico de los Estados Unidos a Cuba.

“Esa experiencia abrió mis ojos de muchas maneras y los cubanos abrieron mi corazón. Cuando terminé mi maestría, tuve la oportunidad de regresar, en 2002, como corresponsal de la revista MEDICC Review, acreditada por el Centro de Prensa Internacional. Desde entonces, soy residente en Cuba”, confiesa.

A partir de mayo de 2021, con la aprobación del Decreto No. 33, “Para la gestión estratégica del desarrollo territorial”, los PDL comienzan a cobrar protagonismo dentro del ámbito de los nuevos actores económicos del país.

Según un estudio realizado por especialistas del estatal Instituto Cubano de Antropología, hasta enero pasado, en Plaza de la Revolución funcionaban alrededor de 11 proyectos que se dedicaban en su mayoría a brindar servicios de reparaciones, constructivos, informáticos, entre otros.

Desde el inicio, aclara Gorry, para ella su emprendimiento fue mucho más que una librería donde se podía comprar textos en idioma inglés, a precios módicos, o una cafetería para consumir alimentos ligeros saludables y bebidas analcohólicas.

 

Motivaciones

Hace una década, una amiga quiso donarle libros en idioma inglés pues no tenía espacio para guardarlos en su casa. Gorry vivía en un apartamento pequeño, donde tampoco cabían. Ese fue el impulso para que comenzara a gestar el proyecto de Cuba Libro.

“Quería hacer una cooperativa no agropecuaria, pero en ese momento era muy difícil y me inscribí como cuentapropista. Estaba buscando un lugar en La Habana Vieja y otra amiga me dijo que estaban alquilando un apartamento en El Vedado. Cuando vi el jardín, me enamoré de este lugar tan verde”, cuenta.

Al referirse a otra de sus motivaciones para crear la librería, explica: “Provengo de una familia con activistas gay y sabía que La Habana necesitaba un espacio seguro para la comunidad LGBTIQ. Hasta la fecha, hemos donado más de 30 000 condones desde que empezamos”, declara la emprendedora.

En los primeros años del proyecto, Conner organizó talleres de literatura, artes visuales y presentaciones de libros. Contó con una galería de arte y, cada dos meses, inauguraba una exposición de jóvenes artistas emergentes.

 

Cuba Libro se transforma en PDL
clientes reciben atención en Cuba Libro
En Cuba Libro trabajan cinco mujeres y cinco hombres, la mayoría con menos de 40 años, que comparten roles diversos en sus puestos de trabajo, sin distinción de género.

La pandemia de la covid la obligó a replantearse su negocio. Parte de su equipo, que llevaba siete años con ella, tomó otros caminos y, por dos años, la cafetería no tuvo clientela extranjera.

“No sabíamos si íbamos a sobrevivir. Actualmente, en Cuba no todo el mundo tiene dinero para tomarse un café. Sin embargo, hoy nuestros clientes son exclusivamente cubanos”, explica.

Según Gorry, desde que Cuba Libro se convirtió en un PDL, esa modalidad propicia tener un mayor impacto en la comunidad porque el gobierno local puede ayudar a identificar a personas en situaciones de vulnerabilidad.

“Recibimos muchas donaciones y con ellas hemos apoyado a los estudiantes de la escuela primara Tomás Romay, del Vedado, donde entregamos materiales para las clases de inglés, y también a la Escuela Dora Alonso, de Ciudad Libertad, en el municipio Marianao, para niños con trastornos del espectro autista”, señala.

De igual modo, apunta que, gracias a las ventas de la cafetería, puede financiar su programación cultural, educativa y de salud.

“Mantenemos la venta de libros en inglés. A los niños que nos visitan y quieren leer les regalamos los textos. Es muy importante para nosotros estimular la lectura”, advierte la escritora, quien tiene planificado realizar próximamente un taller de cuentos.

 

Derechos laborales en primer plano
Conner Gorry, fundadora del proyecto Cuba Libro conversa con un cliente en el patio del Café, La Habana
Para la periodista norteamericana Conner Gorry, quien radica en Cuba desde 2002, los proyectos de desarrollo local en la nación caribeña deben tener un componente social para diferenciarse de los negocios tradicionales.

En Cuba Libro trabajan cinco mujeres y cinco hombres, casi todos menores de 40 años. Para Gorry, constituye una máxima respetar los derechos de esas personas. Laboran 40 horas semanales, de martes a domingo, entre las 9:30 de la mañana y las 8:30 de la noche y disfrutan del descanso durante el horario de almuerzo.

Destaca la emprendedora que prefiere pagarles bien e invertir en programas sociales, en lugar de comprar adornos caros para la decoración del lugar.

“Tomamos las decisiones en conjunto. Tenemos una estructura horizontal. No defino los roles de los puestos por género. De los cuatro trabajadores del área de la cocina, dos son hombres. Hemos tenido dependientes del sexo masculino. Queremos romper estereotipos para abrir las mentes. La discriminación por motivo de género no tiene cabida aquí”, advierte.

Así lo confirma la joven Meivy García, que labora en el área de la cocina. Ella estudió derecho e hizo su servicio social como asesora jurídica. Luego, decidió vincularse al sector no estatal y, desde mayo pasado, trabaja en Cuba Libro.

“Ha sido mi mejor centro de trabajo. Aquí uno se recarga de energías. Es ese lugar al que llegas y tienes la posibilidad de hacer amigos, de sentirte en un ambiente sano, que te acoge con los brazos abiertos, con todo el cariño del mundo. Para mí es como una familia”, dice.

Por otra parte, considera que tiene mayor desenvolvimiento económico. “Ahora puedo contribuir más en mi casa”, apunta.

Conner Gorry conversa sobre su proyecto de desarrollo local
A la par de la venta de libros en inglés, en la librería se les regala textos a niñas y niños que quieran leerlos, para así estimular el interés por la lectura apunta Gorry, quien tiene planificado realizar próximamente un taller de cuentos.

La dependienta Diana Sánchez es profesora de Morfología y Fisiología en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo y casi concluye una maestría. Una vez a la semana, trabaja en Cuba Libro y asegura que ahora puede cubrir sus gastos. “No me refiero a lujos. El salario me permite alcanzar algunas metas. No me siento ni presionada ni explotada. Me dejan descansar cuando estoy agotada. Además, ¿a quién no le gustan los libros? La primera vez que vine a entregar mi currículo me sentí como en el paraíso”, destaca.

 

Proyección ecológica

Junto a su equipo, Gorry participa en la limpieza de playas y la siembra de árboles en el barrio.

“Estamos intentando convertirnos en un lugar de reciclaje y crear un parqueo de bicicletas para la comunidad. No vendemos agua en botellas. Compramos agua purificada a otros emprendimientos. Me alegra ver que otros negocios hoy no usan absorbentes plásticos. Siento que hay más motivación por cuidar el medio ambiente”, afirma.

A su juicio, “hay que tomar más conciencia sobre la catástrofe climática que estamos viviendo. Necesitamos un cambio de mentalidad y de cultura. Ese es un proceso muy lento. Necesitamos más árboles, más sombra. Quiero organizar talleres infantiles sobre el medio ambiente porque en los niños está la esperanza. Quien quiera colaborar con nosotros, aquí estamos”.

Fruto de la colaboración con la Red Verde (integrada por grupos ecologistas de la sociedad civil) vio la luz en Cuba Libro la Biblioteca Verde, para consultas especializadas.

“Estamos en la etapa de recibir donaciones específicas de títulos. Circulamos la lista de los textos que necesitamos para que los traigan quienes vienen a Cuba. También contamos con la Biblioteca Verde digital, que tiene mayor cantidad de ejemplares”. (2023)

Un comentario

  1. Oscar llanes guerra

    Interesante proyecto. La dirección del lugar, me interesa visitarlo., saludos

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