Emprendimiento cubano de gastronomía ofrece empleo a estudiantes

Además de defender la cocina de vanguardia con un concepto ecosostenible, InnoBar sobresale por contratar a jóvenes que cursan carreras universitarias.

Innobar promueve la participación de jóvenes estudiantes en actividades económicas que les proporcionen un sustento mientras culminan sus carreras universitarias.

Foto: Archivo IPS Cuba

La Habana, 22 mar.- Por introducir en Cuba conceptos como gastrobar espontáneo y dar empleo a jóvenes estudiantes para que puedan solventar sus gastos y no depender únicamente de sus familias, le viene bien el nombre a un emprendimiento surgido en los últimos años: InnoBar.

Bryan Franchi, de 27 años, estudiante de medicina, es el creador de Innobar como marca y negocio que brinda servicios en actividades sociales a pedido y defiende los platos y tapas de cocina de vanguardia.

“Nos reconocen como el primer negocio de este tipo en Cuba, una experiencia gastronómica que recoge las habilidades del equipo de crear menús únicos y auténticos para cada actividad, propia o en colaboración con otros, ya sean actores privados o estatales”, dijo.

Innobar, agregó el joven, pretende ofrecer un menú elaborado siempre con la mayor ternura hacia nuestro público, con base en la comida orgánica.

Para esto, el negocio se apoya, con preferencia, en insumos de productores locales, “verificando siempre su calidad y sanidad, con un concepto ecosostenible desde el inicio del proceso hasta que el producto final llegue al cliente”.

De acuerdo con Franchi, su negocio es un reflejo de algo personal, un sueño hecho realidad y la sumatoria de herencias de conocimientos, sobre todo de personas que vinieron en 2013 a poner sus negocios en Cuba, a enseñar lo que era el servicio.

Durante la apertura posterior a la visita al país en 2016 del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama (2009-2017),  Franchi tuvo la oportunidad de trabajar con un exchef que le enseñó mucho sobre cocina asturiana.

Quise que ese conocimiento fuera “un homenaje a esas personas de las que aprendí, conservando su esencia en la práctica, con ideas nuevas”, argumentó.

Responder a una necesidad

InnoBar “está formado por un grupo de jóvenes que cursan los años terminales de la carrera de medicina. Esa es una de las causas sociales que tiene la propuesta: brindar la oportunidad del trabajo part-time a los estudiantes universitarios, que tienen prioridad para ser contratados.

“Cuando comencé la universidad, no existía la posibilidad de que los estudiantes tuvieran un trabajo de medio tiempo”, apunta el emprendedor que ahora facilita a jóvenes interesados un trabajo remunerado de al menos cinco horas de noche.

Según comenta, la mayoría de las actividades son nocturnas y en fines de semana y como algunos estudiantes tienen clases matutinas o vespertinas, “jugamos con eso: si necesitamos tres, van tres; si son 10, enviamos a 10, somos un equipo, como una orquesta”.

Innobar promueve la participación de jóvenes estudiantes, con los ajustes necesarios para lograr que su contratación cumpla los requisitos establecidos por la legislación cubana, dijo.

Esto, consideró, les permite seguir estudiando y, junto con el estipendio, puedan tener ingresos para su transportación y alimentación.

A su vez, constituye “un respaldo en conocimientos nuevos, una entrada de ingresos y la posibilidad de conocer lugares donde no habían estado, en La Habana y más allá. Hay que tener muchas ganas de trabajar. Estos muchachos se divierten más de lo que trabajan”, aseguró.

Resulta cada vez más frecuente en Cuba que muchachas y muchachos, incluidos estudiantes de la enseñanza media, técnica y superior y otros que ya trabajan, acudan a diferentes tipos de actividades económicas informales para enfrentar el creciente costo de la vida y solventar sus gastos y necesidades.

Recetas sugerentes y propias

En la tablilla de ofertas en las actividades donde participa Innobar pueden leerse nombres como brochetas de frutas, yogur con frutas y miel, croissant con jalea de cereza y piña colada de receta propia. Algunos son frutos de la imaginación, otros de la casualidad o el error.

Tal es el caso del Vampisol –nombre de bebida de la película cubana de animados Vampiros en La Habana, que permitía a los vampiros permanecer bajo el sol–, que de un desliz en la manipulación de ingredientes se convirtió en una exclusividad de Innobar.

Al respecto, cuenta Franchi que un jugo de piña, naranja y limón guardado en un pomo ámbar de farmacia para su mejor conservación, en lugar de salir naranja o amarillo, adquirió la tonalidad azul, similar al del líquido de la película y magnífico al gusto.

“Terminó siendo nuestro Vampisol o trío de cítricos para sobrevivir al calor, una receta propia”, destacó.

En el caso de la piña colada analcohólica que sirven en las actividades infantiles, comenta, “la nuestra se llama piña robada porque es la fórmula heredada de un abuelo puertorriqueño de uno de los muchachos del bar, muy bien conservada, que otros han querido plagiar y no han podido”. (2023)

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