Polémica sobre Código de las Familias calienta las redes sociales

Opiniones diversas sobre cómo debatir acerca del proyecto de ley motiva un programa televisivo con la presencia de representantes del sector religioso en Cuba.

Personas usuarias de la red social Facebook concuerdan en que el debate no debe ser solo entre dos líderes religiosos, sino también con otros representantes visibles de la sociedad civil.

Foto: Televisión Cubana

La Habana, 5 abr.- Reacciones encontradas, criterios diversos, llamados a la reflexión y a la verdadera inclusión genera desde el 1 de abril un programa televisivo sobre el proyecto del nuevo Código de las Familias, donde estuvo representado apenas un sector minoritario del amplio diapasón religioso que existe hoy en Cuba.

Para unos, un acto de democracia; para otros, una discriminación hacia otras corrientes religiosas, el programa Palabra precisa llevó a la pantalla una cara menos visibilizada de un proceso complejo, por las implicaciones para las garantías constitucionales de un eventual resultado negativo en el referendo para su aprobación.

Al presentar el tema, el entrevistador Alien Fernández se refirió a criterios de especialistas para quienes el proyecto “reivindica los principios constitucionales de igualdad y no discriminación y que pondera el amor como fuente de derechos”.

A su vez, el periodista dejó claro que el rechazo debido a que algunos de los artículos son considerados “contrarios a los principios que guían su vida” no viene solo de sectores religiosos, sino también de personas que no profesan religión alguna.

Ante las cámaras

En el controversial programa intervinieron la pastora Dora Arce, secretaria general de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, y el pastor Bárbaro Abel Marrero, presidente de la Convención Bautista de Cuba Occidental y rector de su seminario.

Arce expresó que, en general, su iglesia tiene una apreciación empática hacia el código, por su coincidencia con valores que propone: es inclusivo, apela a los afectos, la justicia, relaciones justas y equitativas en la familia, aunque hay artículos que no concuerdan con la manera personal de creyentes de esa iglesia de interpretar la Biblia.

Marrero le atribuyó elementos positivos (cuidado a los grupos vulnerables o la resolución de conflictos familiares) y negativos (menoscaba el derecho de los padres sobre los hijos, cambia el concepto de patria potestad por responsabilidad parental).

Uno de los puntos de la polémica en las redes apunta al papel que Marrero le atribuye a la iglesia: “no es un termómetro para adaptarse a la temperatura de la sociedad”, sino “un termostato, está llamada a regular a esta sociedad, a ser luz, no a adaptarse, sino a ser la sal de este mundo”, así como la negación de otro tipo de familias que no sean las biológicas.

Otro aspecto polémico lo definió en su perfil de Facebook el internauta Carlos González: “todo este revuelo ocurre porque no estamos acostumbrados a que nadie se salga del marquito y menos en la televisión nacional”, a la vez que citó a la pastora Arce, para quien “la diversidad es un don”.

González apuntó que “ojala lo sucedido este viernes sea un ensayo para verdaderos debates sobre los temas que nos preocupan y ocupan”.

La ciudadanía cubana debate en encuentros barriales los aspectos del nuevo Código de las Familias, en un proceso que se prolongará todo el mes de abril.

Algunos criterios

El periodista uruguayo radicado en Cuba, Fernando Ravsberg, opinó desde su perfil en Facebook: “es bueno que la TV cubana abra las puertas a quienes están contra el Código de las Familias y también es correcto que los demás les respondamos en las redes”.

En otro comentario, posteó: “el solo hecho de que algunos religiosos piensen que los demás debemos vivir de acuerdo a sus normas, moral o principios es fundamentalismo”.

Sobre el asunto se pronunció la también periodista cubana Milena Recio, quien destacó que el Estado cubano es laico; es independiente de toda confesión religiosa, por extensión, las instituciones que lo representan también lo son, a la vez que enfatizó que “los derechos humanos no se plebiscitan”.

Ya que van a ser llevados a consulta, recomendó a “comunicadores y agentes políticos”, no hacerle el juego al “termostato” que se exhibe abiertamente dispuesto para el pugilato por la hegemonía simbólica y práctica, ni a los “reguladores de la sociedad” contrarios a los derechos humanos que el código quiere reconocer para la ciudadanía cubana.

Para Recio, si van a ensayarse espacios inclusivos en los medios de comunicación, tendrían que estar representados todos, “para que la sociedad en su verdadera diversidad pueda usar «sus» medios de comunicación en la (re)construcción de sus consensos”.

Al respecto, el internauta Miquito Lledai criticó que se le diera voz a una minoría abiertamente homofóbica y su representante, quien habló “desde su posición arrogante y discriminatoria”.

La revista Alma Mater publicó que “el debate entre el «sí o el no» o la permanencia de garantías en el instrumento legal no debió ser solo entre dos líderes religiosos, sino también con otros representantes visibles de la sociedad civil, porque el futuro, no ya de su aprobación, sino de su aplicación, abarcará a toda la nación”. (2022)

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