Preocupa destino de recaudaciones de filmes rodados en Cuba

Tras el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, cada vez más producciones cinematográficas escogen La Habana para sus rodajes.

El G-20 exige de manera infructuosa desde mayo de 2013 la necesidad de aprobar una Ley de Cine.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La Habana, 27 may.- Películas estadounidenses como Rápido y Furioso y Transformers escogen la capital cubana como escenario de sus sagas, pero intelectuales e internautas muestran preocupación por los costos y beneficios que dejan estas superproducciones a las comunidades.

En medio del deshielo entre Estados Unidos y Cuba, cada vez más actores y directores arriban a La Habana para filmar en locaciones esquivas durante más de medio siglo.

Incluso, exitosas series animadas como Los Simpsons, prometen ambientar capítulos de su próxima temporada en barriadas habaneras.

Sin embargo, voces ciudadanas cuestionan a las instituciones oficiales negociadoras por abrir puertas a producciones criticadas por su contenido banal y violento, la selección de lugares para el rodaje, la falta de información pública sobre cuánto pagan a Cuba por sus servicios y a dónde van a parar esos fondos.

Por ejemplo, la intelectual GraziellaPogolotti alertó que “Rápido y furioso, filme comercial de pésima calidad, irrumpió de manera violenta en el vivir habanero. Perturbó las comunicaciones en las áreas centrales. Afectó a estudiantes y trabajadores. Añadió tensiones al difícil vivir cotidiano”.

De igual forma, el periodista Sergio Alejando Gómez consideró en su blog personal que saber “en qué se utilizará el dinero recaudado puede ser un alivio para quien siente que la ciudad ha hecho un sacrificio. Quizás un parque, un edificio multifamiliar o pavimentar una calle”.

El presidente del Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficas (Icaic), Roberto Smith intentó apaciguar tales comentarios y explicó al periódico Juventud Rebelde que el rodaje de Rápido y Furioso 8 clasifica como “servicio a la producción cinematográfica extranjera”.

Ello, dijo, permite ingresar divisas e incrementar las oportunidades de empleo para los técnicos y artistas cubanos, así como fortalecer la capacidad industrial de la cinematografía nacional, a fin de completar las costosas tecnologías necesarias para el cine digital, sobre todo para la posfilmación.

Aunque alegó no contar con cifras definitivas sobre las utilidades del rodaje, prometió que por parte del icaic no habrá problema alguno en ofrecer la información final sobre sus ingresos.

Un ciberlector identificado como Marios consideró oportuno “conocer al menos el estimado del ingreso para el país a partir del contrato inicial que seguramente se firmó”. Además, demandó ventilar “qué medidas se están tomando para que los ingresos que generen dichos eventos puedan convertirse en beneficios visibles para la población en las zonas afectadas”.

En opinión del teatrólogoNorge Espinosa, “solo manejando elementos concretos, e informándonos a cabalidad sobre el porqué de estos acontecimientos, podremos delimitar lo provechoso de ello y lo que debería no repetirse”.

Por su parte, el crítico de cine Dean Luis Reyes consideró que el país no está preparado para acoger las implicaciones que supone el rodaje de un blockbuster (películas con elevado presupuesto de producción y publicidad orientadas a públicos masivos).

A su juicio, “abrirse a esta clase de intercambio sin antes proteger el sector interno es mucho peor que pecar de ingenuo”.

Señaló como agujeros negros la falta de legislaciones para que las productoras extranjeras estén obligadas a pagar salarios mínimos decorosos a los artistas y técnicos cubanos o que permitan negociar los pagos por el uso de espacios públicos.

Asimismo, pidió crear un Fondo de Fomento para el Audiovisual, a donde se dirijan los recursos con destino a la reinversión; generar mecanismos de protección legal de los recursos humanos involucrados y diseñar formas de supervisión que lleguen más lejos y profundo que leer los guiones y aprobarlos, cuando no son lesivos a la imagen de Cuba.

Tales reclamos coinciden con los del G-20, grupo de cineastas que desde hace tres años exigen a las autoridades, de manera infructuosa, la aprobación de una Ley de Cine.

A inicios de mayo, el ente advirtió que continuará exigiendo el reconocimiento de la condición laboral del creador audiovisual, la legalización de las productoras independientes, la creación de un Fondo de Desarrollo Cinematográfico que brinde oportunidades equitativas a todos los creadores, y una necesaria transformación de las estructuras del Icaic.

Sostuvo que la futura Ley de Cine debe recoger estos y otros cambios, dar coherencia cultural y legal a todo el sistema cinematográfico y audiovisual del país en consonancia con las nuevas realidades, y permitir al Estado renovar y fijar sus metas de apoyo, protección y promoción del arte cinematográfico. (2016)

Un comentario

  1. angel

    El Icaic no se caracteriza por la transparencia. Han pasado meses de la filmación de Rápido y furioso en la isla, y no se ha informado nada. Tampoco cuando la Junta de Andalucía donó un millón de euros para restaturar los Noticieros Icaic, nos enteramos dónde fue a parar ese dinero, ni qué se hizo con él. Para restaurar las copias el Noticiero Icaic, seguro que no fue.

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