Prevenir la violencia de género en las escuelas cubanas

Las docentes e investigadoras Yoanka Rodney y Mirta Veneranda García proponen un diseño de vías y métodos para educar en la igualdad.

El material didáctico permite que quienes lo utilicen puedan contribuir a la prevención de la violencia de género en el contexto escolar sobre la base de conocimientos científicos.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 6 ene.- Dos académicas cubanas sugieren “humanizar y democratizar el proceso pedagógico” para avanzar hacia una convivencia pacífica, en un artículo, titulado Educar para la igualdad. Propuesta para la prevención y atención educativa de la violencia de género.

El texto de Yoanka Rodney y Mirta Veneranda García, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, de La Habana, se basa en los resultados del proyecto de investigación “Estudio sobre el bullying (acoso) homofóbico en instituciones educativas cubanas”, que desarrolló dicha universidad.

De acuerdo con las autoras, durante la investigación se constató la reproducción de diversas formas de violencia de género, así como la insuficiente preparación del personal docente para prevenir que estas aparecieran.

En el  artículo de la más reciente edición de la revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, las especialistas apuntan que su propuesta, Educar para la igualdad, “contribuye a que la violencia de género y el sexismo tengan dificultades para crecer y alimentarse”.

Para la profesora cubana Yoanka Rodney, quien junto a su colega Mirta Veneranda García, preparó el texto Educar para la igualdad, es necesario incluir una propuesta más integral de las dimensiones del trabajo docente en la prevención de la violencia de género.

En tal sentido, subrayan que “humanizar y democratizar el proceso pedagógico, a partir del diseño de vías y métodos educativos más adecuados, es la mejor manera de avanzar hacia una convivencia pacífica, colaboradora y plena”.

Un texto revelador

Desde su introducción, el material elaborado por las académicas cubanas declara su intención de ayudar a entender las diferentes formas de la violencia de manera general y, en particular, la violencia de género.

Dividido en cinco capítulos, “su estructura y contenidos posibilitan que quienes lo utilicen puedan contribuir a la prevención de la violencia de género en el contexto escolar sobre la base de conocimientos científicos”, aseguran Rodney y García.

El primer capítulo, “Brújula hacia la no violencia”, centra su atención en el tema de la violencia, la necesidad de educar para el respeto a la diversidad fomentando las relaciones igualitarias y la no discriminación, “para valorar la diversidad y gestionar los desacuerdos de manera negociada y dialógica”, subrayan.

El texto también resalta cómo el reglamento escolar puede promover una escuela más inclusiva y participativa.

Al examen de elementos esenciales que caracterizan y convierten la violencia en un fenómeno social y complejo con impacto en espacios educativos se dedica el segundo capítulo, “Violencia en las escuelas: rutas conceptuales”.

“Se adentra en la violencia de género, para reconocer que su aparición es resultado de la desigualdad de género, los estereotipos y los roles de género impuestos por la sociedad; a la vez que reflexiona sobre algunos factores que pudieran propiciar la violencia escolar y defender los conflictos como procesos de aprendizajes que pueden contribuir a que las escuelas sean espacios seguros”, acotan las autoras.

Asimismo, consideran que “para comprender el origen de los estereotipos de género y sus nefastas consecuencias, es importante leer el tercer capítulo, ´Tiempo para (des)aprender: género, estereotipos y sexismo´”.

Esta parte del material propone indicadores dirigidos a visibilizar y eliminar el sexismo en la escuela, aborda las potencialidades de ese espacio que favorecen estrategias básicas de prevención de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y divulga estudios sobre el tema en Cuba.

El cuarto capítulo, “Ponlo en práctica: herramientas para la prevención”, recoge aspectos a considerar por las autoridades educativas. Resalta cómo el reglamento escolar puede promover una escuela más inclusiva y participativa, entre otras consideraciones metodológicas y recursos para enfrentar situaciones de violencia de género.

Por último, el capítulo “De interés” contribuye a identificar manifestaciones del currículo de estudios que fomentan la violencia de género, ofrece sugerencias para el uso del lenguaje inclusivo y describe algunas clasificaciones de la violencia de género vinculada a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs).

Avales

Educar para la igualdad. Propuesta para la prevención y atención educativa de la violencia de género es un texto escrito con un lenguaje amigable y de fácil comprensión”, sostienen Rodney y García.

Asimismo, detallan que los mensajes más significativos del material se encuentran sintetizados en dos espacios particulares: mensajes al profesorado y a estudiantes de la formación pedagógica desde una perspectiva co-educativa y propuestas metodológicas que contribuyen a la educación para la igualdad.

Por otro lado, agregan que el análisis del material por parte de especialistas indicó, entre otras cuestiones, la necesidad de una propuesta más integral de las dimensiones del trabajo docente en la prevención de la violencia de género, así como de una metodología de actuación ante una situación de violencia que incluya la de género entre estudiantes.

“El debate resaltó la utilidad del material (Educar para la igualdad) y su valor como herramienta de trabajo para profesionales que se desempeñan en contextos complejos, ante exigencias sociales, familiares y de las propias urgencias curriculares”, apuntan.

Alertas

Valoran las estudiosas que “las conductas agresivas en el ámbito educativo no constituyen un mundo aislado del resto de la sociedad, ya que forman parte de las propias dinámicas sociales y tienen un impacto gravísimo en el presente y en el futuro de las naciones”.

Además, alertan que los niveles y las formas de violencia de género manifiestas en las escuelas “reflejan, a menudo, el ambiente familiar o comunitario en que se insertan niñas, niños, adolescentes y jóvenes”.

Al respecto, recomiendan desarrollar “procesos de reflexión y cambio desde el propio personal docente hasta llegar a la familia y la comunidad”. (2022)

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