Proyecto cubano inclusivo desde el arte y con las familias
Se trata de una alianza entre la biblioteca de Casa de las Américas y un equipo de atención al neurodesarrollo, con asesoría de un experto.

En el primer encuentro del proyecto Moviendo la inclusión intercambiaron estudiantes, familiares y especialistas en neurodesarrollo.
Foto: Archivo IPS Cuba
La Habana, 19 jul.- Niñas y niños de la educación general y la enseñanza especial compartieron cuentos, pinceles, marionetas y canciones en el primer encuentro del proyecto Moviendo la inclusión, que desarrolla la biblioteca Roberto Fernández Retamar, de Casa de las Américas.
Se trata de una experiencia accesible e inclusiva, donde infancia, jóvenes, familias y profesionales de la ciencia y la cultura se unen en el reciclaje de cartón, papel, lápices de colores, temperas y crayolas para la creación de un libro.
“Moviendo la inclusión tiene el propósito de abrir nuevos escenarios en torno a las buenas prácticas inclusivas”, explicó Orlando Terré, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, de la Organización para la Educación, Estimulación y el Desarrollo Infantil y de la Fundación Infanciar.
Según dijo, no hay que responsabilizar únicamente a la escuela de la educación inclusiva, sino abrir otros espacios que pueden favorecerla, pues presupone otros esfuerzos para romper las diferencias.
Desde el primer momento, Casa de las Américas abrió sus puertas y se convirtió en una institución accesible e inclusiva para trabajar con infantes con necesidades educativas especiales y personas en condición de discapacidad, declaró.
El proyecto persigue que “niñas y niños trabajen con la lectura, en procesos de creación que contribuyan a sus emociones, las fortalezcan, sin dejar fuera de este marco a las familias, haciéndoles sentir que forman parte de la inclusión, que es amor y compromiso”, destacó el profesor e investigador cubano que desarrolló su carrera en el exterior.
A su juicio, “no se puede hablar de aceptar la discapacidad si no la reconocemos y, desde ese paradigma constructivo, pueden darse prácticas de ayuda”.
Por el bien de todos
Según Rosa Marina González, directora de la biblioteca, antes se realizaba el proyecto con estudiantes de escuelas de la comunidad, pero la iniciativa de Moviendo la inclusión posibilita buscar los espacios para hacerlo con mirada inclusiva.
“Es muy importante este trabajo para la inclusión, con la comunidad, con las escuelas. Es un trabajo social que nos interesa mucho, hacer juntos acciones que tengan que ver con el desarrollo infantil”, consideró.
En el encuentro participó la compañía de marionetas Hilos Mágicos y se leyó el cuento El conejito, del folclor panameño. Luego, estudiantes y demás personas atendidas por el equipo de atención integral al neurodesarrollo, del hospital Borrás-Marfán, pintaron la carátula para conformar el libro.
De acuerdo con Terré, se decidió que los libros creados no permanecieran en los estantes de la biblioteca, sino que fueran a manos de niñas, niños y adolescentes cuya hospitalización les impide acceder a este tipo de iniciativa.
El taller incluyó un encuentro del equipo de Moviendo la inclusión con las familias y una demostración de Hilos Mágicos de actividades que pueden hacer con sus hijas e hijos para su estimulación, basadas en el compromiso y, sobre todo, el amor, dijo Terré.
“Nos parece interesante y muy positivo apoyar a los niños, aunque trabajamos para la infancia, no habíamos hecho una labor así. Tuvimos que investigar, educarnos, estudiar el cuento para buscar la metodología para este grupo de población”, acotó Carlos Ramón Morales, actor de la compañía Hilos Mágicos.
Siempre con las familias
Para Gisel García, madre de Rafael Estévez, de 14 años y con trastorno del espectro autista, “espacios como estos nos hacen mucho bien, es algo diferente para incentivar cosas que realmente pueden ir dando resultados que nosotros ni imaginamos”.
A su juicio, la familiarización con el cuento, las marionetas, el libro y el dibujo, la interrelación entre varias actividades establecen conexiones en su cabeza y hacen que el niño encuentre motivaciones en otro tipo de acción, que incentiva algo creador en él.
“Logró atender el cuento, en varias ocasiones me di cuenta de que lo atrapó y eso logró ser más fuerte que su distracción”, valoró García.
“Me parece muy bien que haya otro espacio nuevo, diferente, para insertar a nuestros niños y que así ellos descubran cosas nuevas”, consideró Yuleimi Álvarez, mamá de Marcel Figarola.
Los organizadores del encuentro piensan sistematizar la acción, con el apoyo del Proyecto de Desarrollo Local Kriño, de Matanzas, y una frecuencia estable. (2022)
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