¿Sociedad cubana en continuidad al borde del caos?
En las actuales condiciones de crisis agravada en la sociedad cubana se vislumbran oportunidades de renovación del modelo socialista.
Al abordar la situación de crisis generalizada de la sociedad cubana actual se presentan elementos de caos en perspectivas multidimensionales. Vale la pena analizar los puntos de partida históricos de las denominadas “distorsiones” que se pretenden corregir con mayor o menor esfuerzo y efectividad, pero también la significación del caos.
Este puede entenderse como proceso que se asimila en el sentido común a confusión, degradación, conflictividad o desorden. O se comprende con un sentido proyectivo prácticamente alternativo.
Respecto a esto último cabe señalar que la acepción de caos a que nos referimos, en el caso de la sociedad cubana, se inserta en una comprensión de enfoques de la complejidad que no necesariamente se aplica solo a campos de estudio académicos, sino también a fenómenos de la realidad social.
Los enfoques de la complejidad surgieron en los años 70 del pasado siglo, desde dos perspectivas principales: las ciencias de la complejidad (con aplicaciones en campos de ciencias “duras”) y el pensamiento complejo, planteado por el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin.
Diversos autores aportan a estas epistemologías que se aplican a múltiples campos del saber y la realidad, con antecedentes en la Teoría de Sistemas, la mecánica cuántica y otras muchas fuentes.
El caos tiene una implicación en el diseño de políticas y visiones de modelos sociales, junto a otras categorías como hologramaticidad (relación parte-todo, macro-micro, objetivo-subjetiva, contextual, entre otras), dinámica de fluctuaciones, recursividades, incertidumbre, anticipación-prospectiva, autoorganización contextual.
Nuestro principal propósito es ubicar los procesos disfuncionales (caóticos) actuales en un campo de comprensión problematizadora desde significaciones categoriales de la complejidad, que pueden impactar los históricos y actuales “modelos socialistas”, así como las proyecciones posibles hacia nuevas oportunidades de la reconstitución emancipatoria de estos.
Procesos de la crisis actual en Cuba
Entre otros procesos de la crisis cubana actual, debatidos por numerosos profesionales y políticos, se citan los siguientes:
- Limitaciones e ineficiencias de las empresas estatales que proveen productos básicos para el consumo de la población.
- Tradición de dependencia de importaciones baratas a costa de la producción nacional, atrasada e ineficiente, en determinados períodos históricos, con impacto en el presente.
- Sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos, sobre todo en el ámbito financiero.
- Falta de previsión y ajuste a las nuevas condiciones generales después de la caída del campo socialista. Por ejemplo, en el papel limitado y tardío de la promoción de inversiones mixtas con garantía de medios de producción nacionales.
- Confianza extrema del gobierno en la prórroga y negociación de deudas externas acumuladas del país, con sanciones correspondientes, si bien tuvo logros en algunos casos.
- Errores de concepción y aplicación de la Tarea Ordenamiento con consecuencias imprevistas dañinas para amplios sectores de la población.
- Inercia en la rectificación del gasto estatal excesivo y los beneficios desiguales a funcionarios.
- Concepción atemporal e inercial de políticas públicas en los sectores turístico, energético, industrial en general, pesquero, azucarero, agropecuario y otros.
- Desconfianza de inversores ante las sanciones del gobierno estadounidense, el no pago de la deuda y la espiral de crisis económica en Cuba.
- Proyección de la política económica hacia formas privadas –aunque limitadas–, con ventajas de importación e innovación, pero con descontrol hacia su ejercicio social solidario y tributario.
- Restringida visión de principios de una economía social solidaria, aplicables a todas las formas de gestión y propiedad, con vistas a mayor autonomía, cooperación social y participación de los trabajadores en ganancias y decisiones.
- Escaso o nulo papel gubernamental en las modificaciones del mercado cambiario, con impacto en la exagerada inflación y el crecimiento de la desigualdad social en segmentos poblacionales, hacia arriba y hacia abajo.
Cuando desde una visión de complejidad se presentan estos procesos, que ponen al país “al borde del caos”, se genera un imaginario de desmoronamiento del sistema social, debido a la multiplicidad de fenómenos anómalos y contradictorios con impactos fuertes en la vida cotidiana. Esto provoca una molestia que se vuelve inercial, tendencial e incuestionable.
Modelo social cubano
En la sociedad cubana, a pesar de las múltiples acciones gubernamentales para tratar de “rescatar” al país del círculo vicioso de la crisis, la efectividad de estas a veces es cuestionable y otras demoradas en el tiempo.
Como ejemplos de esas acciones se destaca la elaboración de programas de atención a múltiples problemas, los intentos de promoción comercial-productiva, la participación en acciones de colaboración y alianzas internacionales, el reforzamiento de relaciones amistosas tradicionales con varios países, mayor apertura y propuestas a la inversión extranjera.
Coexiste la carga contextual histórica (sanciones, endeudamientos, políticas públicas e inversionistas erróneas, reactividad vs. aperturas coherentes) con las incertidumbres del modelo de sociedad, que corresponde a un proceso en constante evolución, nacional e internacional, con contradicciones implícitas.
Sin embargo, más allá de sus causas externas (por ejemplo, el bloqueo estadounidense y sus sanciones) e internas (visión y gestión de políticas públicas, insuficiencias del modelo perspectivo de sociedad), la crisis (caos actual) en el modelo cubano es algo común en cualquier proceso social que opera por fluctuaciones.
En la sociedad cubana, a pesar de las múltiples acciones gubernamentales para tratar de “rescatar” al país del círculo vicioso de la crisis, la efectividad de estas a veces es cuestionable y otras demoradas en el tiempo.
Unas veces es más coherente y soportado por condiciones propicias, aun con limitaciones en la visión de proyección estatal como la idea de permanencia del subsidio soviético en la década de 1980.
Otras veces, el modelo social está sujeto a gestión y manejos irrealistas o a esquemas conceptuales impropios o agotados; lo que parecería ser el caso actual, aunque se realizan diversos esfuerzos por el gobierno, con vistas a superar o al menos mantener una situación de relativo equilibrio socio-económico.
Incluso en las mejores condiciones posibles, el proceso por fluctuaciones es inevitable, visto desde la complejidad, dado el factor de incertidumbre en los hechos de la vida real, debido a la multicausalidad de los fenómenos en cualquier sistema social, que pueden provocar inestabilidad en sus subsistemas.
No obstante, si se unen los factores negativos externos e internos mencionados, el proceso de fluctuaciones puede generar momentos críticos, al borde o en el centro del caos, que pueden llevar al colapso social, a menos que se generen medidas de amplia gama transformadora.
De ese modo, el caos es también una puerta abierta a las posibilidades creativas, a la generación y el aprovechamiento de nuevas oportunidades.
Este análisis no se centra directamente en los factores diversos, estructurales y procesuales que se presentan en la sociedad cubana, debatidos por profesionales y la ciudadanía; no obstante, esas cuestiones se tratan aquí en algún sentido colateral.
Continuidad y renovación
Puesto que los procesos sociales no operan linealmente, sino a modo de fluctuaciones, vale preguntarse: ¿hasta dónde una política que enfatizó la continuidad pudiera interpretarse esencialmente como “más de lo mismo”?, ¿las reformas introducidas podrían tener efectos de conflictividad con las necesidades de transformación real y profunda?
En caso contrario, debería especificarse muy bien cuáles “logros” de la Revolución permanecen como faros de esa continuidad, de manera efectiva y real y, por tanto, habría que mantener. Ello tiende a confundirse en la retórica oficial con mantener las mismas concepciones de contextos históricos pasados.
Por ejemplo, en esa noción de continuidad (que pudiera justificarse por la permanencia de concepciones y valores revolucionarios iniciales) se mezclan valores de justicia social y preeminencia de la economía estatal como supuestos originales de las esencias socialistas.
Algunos logros de otras épocas, como la calidad de la educación o salud, han sido bastante erosionados por diferentes causas. A la vez, con la introducción de las formas de gestión no estatales –de manera complementaria, según las expectativas oficiales– sus lógicas de actuación y reproducción podrían ser contrarias a los valores sociales originales –aun considerando su necesidad actual–.
A pesar de las reformas económicas, organizacionales, jurídicas y otras, el peso de la crisis social obliga a pensar si varios preceptos originales no han sido dañados en gran medida; si la continuidad aludida en el discurso oficial no resulta contradictoria en esta realidad.
Por ejemplo, en todos los sectores de la economía, la psicología social, la política y otros se aprecia la escasez de recursos y sus efectos negativos en la generación de desigualdades y en la calidad de vida de muchos grupos poblacionales. Entonces, ¿qué aspectos son rescatables aún?
Se han hecho esfuerzos en ciertas normas jurídicas, programas y macroprogramas aplicados a distintos campos de la economía, el medio ambiente y otros; por ejemplo, en la autonomía municipal.
Aunque se puedan mostrar algunos avances en ese sentido, la mediación de múltiples factores de carácter general (relación todo-partes) y otros de carácter funcional específico: limitaciones de recursos, déficits de competencias y formación estratégica, peso de la tradición de subordinación verticalista…
Queda claro que la existencia de normas jurídicas no siempre asegura la transformación social y su cumplimiento depende de factores organizacionales, psicológicos, económicos, políticos, entre otros, que pudieran afectar la efectividad o el ajuste de la norma establecida.
Abrirse a opciones creativas
¿Acaso en la presente situación de crisis no hay alternativa, sino seguir con los planteos originales, con concesiones limitadas en las relaciones sociales de producción?
En sus escritos económicos, Carlos Marx (1818-1883) enfatizó que al desarrollarse las fuerzas productivas en el capitalismo chocarían en algún momento con las relaciones sociales de producción existentes y se abriría un período de Revolución.
Pudiera ser que ocurra lo contrario en Cuba, por condiciones espacio-temporales contextuales transcurridas, ¿no será que las relaciones sociales de producción (básicamente estatales y con superestructuras sobredimensionadas o compartidas con formas de propiedad privadas menores, pero en ascenso), frenan desarrollo integral de la sociedad?
Pudiera pensarse en el desafío inestable al desarrollo de las nuevas fuerzas productivas y, con ello, hacia nuevas formas de relaciones sociales de producción. O sea, la “continuidad” proclamada impacta el modo de vida de la población en todos los ámbitos; es decir, en aras de “mantener el rumbo socialista cubano”.
¿No se estará generando una situación inercial, contradictoria, no solucionable con el énfasis en la innovación y la colaboración internacional como líneas de trascendencia de la crisis multidimensional, que nos sitúa al borde del caos o en su vórtice, sin visiones de salida coherente hacia adelante?
Aunque explicitaremos más esta idea, en este momento, lo que interesa aclarar es que todo proceso al “borde del caos” no es simplemente negativo, sino que presenta la oportunidad de replanteo de ideas esenciales, un momento abierto a opciones creativas.
Pero ello, requiere de rupturas inerciales, de reformulaciones esenciales; en el caso de Cuba, ¿hacia condiciones de un socialismo emancipatorio renovador, de anticipación y experimentación de escenarios posibles y de efectividad probable?
Recordemos que Marx también se refirió a una interrelación entre la base económica y la superestructura social. Según dijo, la última instancia depende de la primera. También planteó que, en general, el ser social –el modo de vida social– determina la conciencia social, si bien ocurren efectos recursivos en esa relación.
De manera que existe una situación bien complicada en Cuba porque el ser social está deteriorado en extremo y, en grandes sectores, la conciencia social popular se encuentra dañada, incrédula o inconforme con la realidad de la crisis actual y el desconocimiento o desconfianza en sus posibles salidas.
Incertidumbre vs. anticipación y renovación
En la presente situación, al parecer la visión de sociedad a la que se acerca el modelo cubano “en construcción”, parece tener mayor semejanza con los modelos de socialismo de mercado vietnamita o chino, o bien con la propuesta más privatizadora de la comisión ruso-cubana.
Podría especularse acerca de las diferencias entre esos sistemas sociales, quizás más ligadas al modelo político que a la esfera económica, pues Vietnam y China abrieron sus economías a relaciones capitalistas de amplio perfil, desigualdades sociales extremas, a pesar de disminuir una pobreza histórica. Habría que interpretar hasta qué punto se mantiene una conciencia socialista real en sus sectores populares.
El campo de las relaciones económicas en el mundo actual se caracteriza por relaciones capitalistas, más o menos insertadas con algún entrelazamiento con empresas públicas, y estas se reservan a sectores estratégicos, en algunos casos. Con variaciones en los modelos asumidos de capitalismo total, progresismo, socialismos de mercado y otros, esa es la realidad.
Las relaciones privadas de diferente nivel aportan a la sociedad iniciativas y nuevos campos creativos que incentivan y solucionan problemas de consumo social, aperturas a las importaciones no sancionables externamente, más allá de los temas financieros asociados a manejo de precios, ganancias y otros factores.
El fin mismo de las relaciones sociales de producción capitalistas es la obtención de ganancias, en términos “puros”, que no se mantienen al nivel de la reproducción simple. Su expectativa es la reproducción ampliada, el crecimiento de los negocios y la obtención de mayores ganancias.
La visión, desde el discurso y la acción oficial –que paradójicamente ya apenas considera formas de propiedad o gestión asociativas como las cooperativas y otras–, de manera central, no va más allá de los encadenamientos productivos entre las formas estatales y privadas-.
Por otra parte, se considera que las mipymes privadas no promueven el capitalismo porque se encuentran subordinadas a un Estado socialista, donde la empresa estatal desempeña el papel rector.
Tales cuestiones resultan problemáticas por el deterioro de los valores y principios socialistas originales, dada la situación de crisis y porque la empresa estatal no ha seguido principios que hagan sentirse a los ciudadanos y trabajadores como “dueños colectivos de los medios de producción”.
¿Hasta dónde el Estado podría imponer límites a cuotas de ganancia (para hacerlas más razonables) al crecimiento de mipymes hacia grandes empresas y corporaciones capitalistas, a pesar de mantener el poder político centralizado en un Partido al estilo chino-vietnamita?
¿Cómo podría hacer efectiva y rentable, participativa y con mayor autonomía a la empresa estatal? ¿Sería factible contrarrestar esas proyecciones desde una visión social-solidaria?
Cómo lograr hoy un socialismo emancipatorio
En cualquier propuesta renovadora no se puede obviar que partimos de una realidad global de economía capitalista y que todas las formas de gestión y propiedad tienen un papel aportador si están bien encaminadas desde el punto de vista social.
¿Volvemos a las ideas sobre las posibilidades de un socialismo (otro) en un solo país, por demás pequeño, a la realidad histórica de la actualidad?
Debemos analizar qué representa en su esencia el conjunto de relaciones sociales capitalistas, con su cuota variable de enajenación y distribución desigual. Entonces, ¿cómo replantearse el período de tránsito al socialismo?
Hoy el mundo premia a deportistas, artistas, funcionarios y otras figuras profesionales. Existen personas que lucran con el comercio informal y generan desigualdades en diversos sectores de la población. Además, se mantienen patrimonios heredados o adquiridos que provocan situaciones –por ahora– inevitables de inequidades sociales.
¿Las dinámicas generacionales cambian en función del éxito económico más que con un sentido de cooperación social? Ante situaciones de crisis profunda, la confianza del futuro a crear descansa más en las posibilidades individuales que en los proyectos colectivos, al parecer, dondequiera que se cree la posibilidad o la ilusión de que puedan ser realizables los proyectos individuales.
¿Cómo mantener la esperanza de un socialismo renovador posible? A continuación, nos acercamos a algunas ideas dentro del margen incierto de realización. Varias de estas ideas son el resultado de propuestas de varios autores cubanos. De hecho, muchas tratan de aportar a la transformación constructiva del curso de los problemas en nuestra sociedad. Se requeriría lo siguiente:
- Generar una visión flexible de articulación de las distintas formas de propiedad o gestión con espacios de desarrollo a cada cual y una función reguladora estatal equitativa, desde el control parcial-total de los medios fundamentales de producción indispensables (reevaluados en su amplitud y condición predominante como propiedad mixta) para mantener la independencia económica del país y el flujo necesario de ingresos en divisas.
- Fomentar las formas de autoorganización colectiva y de alianzas multiactorales, bajo los principios de cooperación social solidaria, en los campos económicos, políticos, sociales, con la mayor posibilidad de participación ciudadana en las decisiones locales y nacionales, así como en su control de realización.
- Promover una posición de anticipación reactividad ante los sucesos posibles de carácter estratégico en el campo económico y de relaciones políticas.
- Replantear las prioridades de políticas públicas y sus impactos económicos y sociales, mediante métodos de concertación y alianzas sociales, en función de un Estado que disponga de presupuestos financieros viables, del control del mercado cambiario a favor de la calidad de vida y la distribución económica con mayor equidad social.
- Todo ello plantea una nueva distribución entre planificación y mercado: en los ámbitos político, social y económico, que concede a la planificación el diseño general flexible para el funcionamiento amplio del mercado en condiciones favorables de cooperación social y principios socialistas multiactorales.
- En el ámbito político-social, la realización de una transformación esencial con base en la participación ciudadana en las decisiones estratégicas, la acción orientadora y la transparencia de las organizaciones políticas, con mayor énfasis en el ejercicio de la democracia directa.
- Promoción desde la educación y la acción social de una ética del tener-ser, para lograr un mejor balance futuro, a partir de una conciencia de vida de frugalidad y del compartir en cooperación solidaria, que contribuya a la formación de sentidos de vida en condiciones de felicidad-vida digna-autonomía responsable de todos; o sea, una cultura emancipatoria real.
En perspectivas inmediatas y graduales, esa visión podría propiciar una renovación socialista desde la situación de crisis actual, como oportunidades a partir de la “hora cero” para la sociedad cubana. (2024)
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