¿Congestión en la red de Etecsa?

Por el aumento de usuarios y del consumo de internet por telefonía móvil, la red de la empresa llegó a una congestión tal que solo se solucionará con inversiones en infraestructura.

Ningún usuario de Cuba necesita consultar gráficas de navegación por internet para notar los horarios de más tráfico. Basta con que el sol se acerque a su cénit, que empiezan los calores del mediodía junto a las interferencias en la conexión. Luego la red no suele volver a estabilizarse hasta que cae el sereno de la madrugada.

Pero si se insiste en recurrir a los estudios, el peor periodo transcurre, según la propia Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa), entre las ocho y las diez de la noche, las horas pico en el servicio, cuando más de dos millones de usuarios coinciden en la saturada y adolecida red de la empresa.

Y quién no ha percibido que, desde hace más de dos meses, la calidad de la navegación se encuentra en peor estado del acostumbrado. Las razones de tal déficit son cuantitativas, según el monopolio estatal de las comunicaciones.

En 2022, se sumaron al servicio de internet por telefonía celular un millón de usuarios más con respecto a 2021, alcanzándose un total de 6,7 millones de clientes habilitados para navegar en la red (la mayoría, demandante de la 4G). Además, se registraron 500.000 nuevas líneas. El volumen de tráfico, por su parte, aumentó en 64 por ciento (de 189.000 terabytes, en 2021, a 309.000, en el año siguiente).

Este crecimiento del número de suscriptores y del consumo de la red resulta satisfactorio para Etecsa, dijo a la prensa local Tania Velázquez Rodríguez, presidenta ejecutiva de la institución. Pero, en contraste, ella reconoce las insatisfacciones que han surgido respecto al deterioro de la calidad del servicio.

“El crecimiento no solo demanda inversiones en la red de acceso, sino que nos obliga a hacer trabajos en otras capas de la red que permitan el tránsito sin contratiempos de esa masa de datos que demandan los clientes”, indicó.  “Esto genera un alto grado de concurrencia en la red de acceso, al no poder crecer con el suficiente nivel de radiobases debido a dificultades económicas para adquirir nuevas tecnologías y equipos”, abundó.

El volumen de tráfico en internet en Cuba aumentó 65 por ciento en 2022, con respecto al año anterior.

El resultado ha sido como un embotellamiento kilométrico en una avenida, cuya única carril sería el cable submarino de fibra óptica internacional ALBA-1, que enlaza a Cuba con Venezuela en materia de telecomunicaciones. De hecho, una metáfora similar empleó la ejecutiva para describir la congestión en la red.

A este imprevisto se sumaron los efectos causados por los apagones distintivos de 2022, los cuales provocaron inestabilidad en el suministro eléctrico y depreciaron la calidad del servicio. A veces, la conexión se cortaba completamente en algunas zonas, porque, si bien las radiobases contaban con baterías, no había combustible para alimentarlas. Es más, hoy solo 25 por ciento de las 5.000 instaladas en el país cuentan con respaldo energético.

“Nos enfrentamos a una situación excepcional. Si bien los nodos cuentan con baterías, no están diseñadas para ese uso intensivo. Hemos tenido casos en los que se ha ido la corriente y se apaga la radiobase”, especificó Velázquez, quien agregó que el elevado costo de esos dispositivos de almacenamiento de energía (30.000 dólares cada unidad), les ha imposibilitado adquirir todos los necesarios.

Una esperanza kilométrica

Para obtener fondos e reinvertirlos en su crecimiento, Etecsa siempre ha recurrido a la promoción de recargas internacionales como una fuente de ingreso en divisa “fresca”. No obstante, desde que sacó a la tarima los paquetes combinados –que incluye megabytes de la red 3G y 4G, minutos de llamadas telefónicas y mensajes de texto SMS–, ha ocurrido un desplazamiento hacia el consumo de esos paquetes con pagos en pesos cubanos mientras han decrecido los ingresos desde el exterior, explicó Velázquez.

Con tal de seducir a clientes en el extranjero, se han visto obligados a quintuplicar el saldo de una recarga; e incluso, a sextuplicarlo, como sucedió con la reciente oferta de febrero, con motivo del “mes del amor y la amistad”.

Sin embargo, estas promociones onerosas enturbian más el atolladero en la vía y la batalla de Etecsa por conservar un estándar de calidad aceptable: esto tiene un efecto directo en el incremento de la demanda sobre la red, reconoce la directiva. “También es importante –señala– ofrecer alternativas para captar las divisas que permiten sostener el servicio y hacerlo con calidad”.

Como un parche a la congestión, Etecsa habilitó algunas frecuencias radioeléctricas que estaban destinadas para otras funciones. Un ejemplo es la activación de una banda de 2100 megahercios (MHz) en las provincias de La Habana y Matanzas, la cual se había reservado para el despliegue del internet inalámbrico en los hogares pero se comenzó a usar para aumentar la calidad del servicio de datos móviles.

Las mayores perspectivas de la telefónica para solucionar sus problemas técnicos recaen en la activación de Arimao, el nuevo cable submarino de telecomunicaciones de más de 2.500 kilómetros de longitud que, el pasado 10 de enero, conectó al Puerto Tricontinental de Cienfuegos (Cuba) con la isla de Martinica, en consorcio con la compañía francesa Orange S.A.

“El nuevo cable ofrecerá capacidades importantes para la navegación”, prometió la directora ejecutiva de Etecsa. “De igual forma, debemos incrementar las capacidades del software que habilita esa salida para que todo fluya correctamente”. Y luego añadió: “Esperamos poner en marcha el cable submarino Arimao en abril” de 2023.

Quizás, para entonces, sean menos evidentes las curvas del tráfico en red. (2023)

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