Cuba persigue recuperar la producción de miel, uno de los productos élite de las exportaciones cubanas del sector agropecuario, hasta lograr niveles productivos que superen su record histórico, de 2021. Sin embargo, la apicultura no alcanza el salto esperado, que podría producirse –o no-, con nuevos estímulos financieros.

En ese año 2021, la apicultura cubana produjo 10 528 toneladas de miel, un volumen que no se obtenía desde 1962, cuando se produjeron 10 215 toneladas, con lo que se ubicó entre los primeros países productores  del mundo, cuando ocupó la posición número 15.

El propósito de la apicultura cubana, que incluye más de 1900 productores primarios, todos vinculados mediante contratos directos, es acopiar 11 000 toneladas de miel, dio a conocer recientemente Félix Cordero, director general de la Empresa Apícola Cubana.

Según explicó, la comercialización, tanto nacional como internacional, se diseña sobre una cadena de valor con enfoque financiero, de calidad e inocuidad, donde el productor recibe el 41 % de los ingresos generados, como un estímulo a los incrementos productivos, sin que esto atente contra la reconocida calidad de la miel cubana.

La introducción del nuevo modelo trajo en su primer mes de implementación beneficios monetarios para 432 productores, con más de 300 000 pesos, lo que les permitió reaprovisionarse y continuar su labor, según la fuente.

Con estas medidas se espera impulsar la producción en un país donde en 2022 se estimaba la existencia de 221 000 colmenas y unas 100 000 abejas reinas, pero con insuficiente aprovechamiento del potencial apícola, según el experto cubano Adolfo Pérez.

Entre las causas de esa situación enumeró la alta variabilidad geográfica en el desarrollo y productividad de las colmenas, la fragmentación de la base productiva y la poca eficiencia entre los productores y la no generalización de los resultados y tecnologías disponibles para aprovechar el potencial y la diversificación en la apicultura.

Consumo nacional y exportaciones                                                                                

Hasta hace un tiempo, finales de 2021, en el comercio interno en pesos convertibles (CUC, moneda ya desaparecida), era habitual ver en las tiendas miel cubana en diferentes formatos. Otra forma de comercialización eran las vías informales, en botellas envasadas manualmente.

Hoy, el producto escasea y es casi inexistente en los estantes de las tiendas. Según reconoció Cordero en el programa televisivo Mesa redonda, no se ha logrado incrementar significativamente el mercado nacional, aunque se han creado alternativas como las tiendas especializadas La Colmena, con apenas 19 establecimientos en el país.

“Es necesario que haya más presencia de miel en el mercado interno, es una tradición usarla para casos de gripe y enfermedades de la garganta, algo casi imposible de hacer hoy. Casi no aparece entre quienes la vendían de forma clandestina”, comentó Magalys Ortega, del sector de la industria ligera.

En el caso de las exportaciones, señaló, entre el 80 % y el 90 % de la miel cubana se destina a la exportación, principalmente al mercado europeo, donde es altamente valorada. También se proyecta insertar el producto en tiendas en divisas para generar ingresos en dólares que sostengan el comercio interno.

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a nivel mundial los principales productores de miel en 2025 son China, Turquía, Argentina, Irán, Etiopía, India, Rusia, Brasil, Estados Unidos y México. China es el líder absoluto, con 650 000 toneladas anuales.

Las abejas de Cuba y su miel

Según reportes, el linaje de las abejas cubanas se remonta al norte de Europa, Medio Oriente, el Mediterráneo y África del Norte. El aislamiento por más de 200 años, ha hecho que generen resiliencia a enfermedades y desarrollado hábitos de higiene extremos, que las llevan a sacar con inmediatez cualquier objeto extraño o elemento tóxico que llegue a la colmena.

La historia cuenta que las abejas se introdujeron en Cuba en 1764, desde la Florida, Estados Unidos, tras la toma de La Habana por los ingleses. Apenas seis años después ya se exportaban los primeros 175 kilogramos, incrementándose luego el número de apicultores.

Desde entonces, la apicultura cubana ha transitados por diferentes fases. Después de 1959, se comenzó la atención a las colmenas por personal capacitado y en 1966 se orientó la extensión de esas prácticas productivas en el país, pero los resultados no se corresponden con la ciencia generada en el sector, que cuenta con un centro científico específico, el Centro de Investigaciones Apícolas.

Cuba mira a 2030

Hacia el año 2030, la apicultura cubana se propone superar las 11 000 toneladas de miel de abeja, y de estas, exportar 8 500 anualmente para obtener ingresos estimados por 21 millones de dólares, de acuerdo con Luis Moreno, vicepresidente del Grupo Empresarial Agroforestal (GAF) al que pertenece la Empresa Apícola Cubana.

Otras proyecciones apuntan a incorporar nuevas tecnologías que favorezcan la sostenibilidad de las producciones con mayor valor agregado en todos los productos de la colmena (líneas tecnológicas para obtener productos terminados del polen, propóleos, jalea real y cera). En general, la idea es introducir y garantizar la inserción de los productos agrícolas en nuevos mercados.

Entre las líneas de acción previstas se encuentra introducir modelos de negocios que permitan agregar valor a las exportaciones de miel de abejas en Cuba y/o  en el país de destino y maximizar los ingresos externos.

(2025)