Al cerrar de 2025, considerado uno de los más difíciles para Cuba en las últimas  décadas, no pocas cifras se mantienen en rojo, la policrisis toca a las puertas de cada vez más hogares, lo que obliga a las autoridades a actuar, y rápido y de forma eficiente, para frenar un colapso mayor.

En su última e inusual sesión de 2025 de la Asamblea Nacional, en videoconferencia con las provincias dada la magnitud de la crisis, se admitió que la economía cubana está con la soga al cuello: decrecimientos en la producción de bienes y servicios, generando inflación y escasez de productos básicos y una contracción en la generación de recursos financieros.

A los argumentos del peso del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, se sumó el del impacto de los daños del huracán Melissa en el oriente del país y los gastos adicionales que demanda la recuperación, por un lado, y los que se necesitan para controlar la situación epidemiológica.

Decrecimiento

Lo cierto es que el Producto Interno Bruto (PIB) habría decrecido entre 4 y 5 por ciento, según coinciden en estimar fuentes cercanas al gobierno y economistas residentes fuera de Cuba.

En su informe al parlamento, el Ministerio de Finanzas y Precios señaló que los limitados recursos financieros con que contó el país se destinaron a pagos priorizados, entre ellos, alimentos, combustibles; el sostenimiento, recuperación y creación de nuevas capacidades en el Sistema Electroenergético Nacional; los medicamentos y la defensa y seguridad nacional.

Según se dio a conocer en la sesión parlamentaria, los gastos previstos se ejecutaron al 98 %, atribuido a faltantes de importaciones como medicamentos y alimentos y en las inversiones materiales (por déficit de recursos e incumplimiento en importaciones de equipos).

Entre otros indicadores, más escasos que en sesiones anteriores, se informó que las exportaciones del conjunto de la inversión extranjera crecerían un 20 % en 2025 respecto al año precedente.

La mayoría de los incumplimientos en la exportación de bienes, como café, miel, productos pesqueros o níquel, están asociados a fallos productivos, reveló el ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera y vice primer ministro, Oscar Pérez-Oliva.

De acuerdo con datos ofrecidos por ese titular al parlamento, el sector no estatal representaría el 20 % del intercambio comercial del país, con importaciones que superarían los 2 000 millones de dólares este año, aunque sus exportaciones son aún bajas, con unos 40 millones.

En el caso del turismo, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, dio a conocer que los ingresos rondarían los 917,4 millones de dólares, 75,8  % de lo previsto, y la cifra de visitantes llegaría a 1,9 millones, un 73,1 % del estimado para el año, lo que representaría la más baja desde 2003, exceptuando los tres años impactados por la epidemia covid.

Acerca de la afirmación del primer ministro Manuel Marrero de que las producciones agrícolas muestran tendencias a la recuperación, el economista Pedro Monreal consideró en la red X que “no es creíble”…“mencionando solamente `indicadores de la agricultura urbana, suburbana y familiar´ omitiendo los resultados de millones de hectáreas agrícolas”.

Ante el parlamento se informó que la producción de azúcar en crudo cerró al 42,5 % del plan, con incumplimientos en varios de sus derivados.

Tensiones a la vista

El parlamento aprobó el presupuesto del próximo año, que destina dos tercios del gasto a programas sociales y manteniendo los subsidios a bienes esenciales: salud (21 %), educación (20 %), seguridad social (22 %), cultura (2 %), deporte (2 %) y asistencia social (3 %).

Según se informó, se proyecta un superávit corriente que aporta estabilidad, el déficit fiscal se mantendrá en 74 500 millones de pesos, lo que se considera una evidencia de los profundos desafíos de la economía.

Para los próximos 12 meses se definieron prioridades como continuar avanzando en la estabilización macroeconómica con acciones que contribuyan a la reducción paulatina de los desequilibrios, incrementar los ingresos externos en divisas, aumentar la producción nacional, con énfasis en los alimentos y la sustitución de importaciones.

Según se anunció, el cronograma legislativo prevé una actualización de la Ley de Inversión Extranjera a mediados de 2026, otra oportunidad para facilitar esta actividad.

En las proyecciones se incluye un crecimiento del PIB de 1 por ciento, contrastante con el desplome de 4-5 por ciento del año que concluye.

Otras líneas prioritarias serán avanzar en la transformación integral de la empresa estatal socialista, con la “participación efectiva e integración de los demás actores económicos”, consolidar el proceso de descentralización de competencias hacia los territorios, para su mayor autonomía y asegurar el fortalecimiento de las capacidades de defensa y orden interior.

Como octava prioridad se situó la recuperación gradual de las capacidades del sistema eléctrico nacional y acelerar la generación con fuentes renovables de energía.

Datos del Ministerio de Energía y Minas indican que Cuba destinó más de 1 100 millones de dólares de recursos propios para el programa de recuperación del Sistema Eléctrico, enfocado en la generación distribuida, los parques solares y obras como la base de supertanqueros de Matanzas, que sufrió considerables daños por un incendio de grandes proporciones en 2022.

Sin embargo, pese a ese elevado monto y el funcionamiento de 51 parques solares que han alcanzado más de 700 MW, superando el 30 % de la generación eléctrica nacional en algunos momentos del día, la población cubana sigue sufriendo los apagones, cuyas consecuencias impactan también al sector productivo y la prestación de servicios, incluidos, los médicos.

(2025)