Leer en el verano: una opción inteligente
Mientras las redes sociales ganan espacio frente a la lectura, el Instituto Cubano del Libro y el Ministerio de Cultura se esfuerzan por esta última opción para los meses de verano.
Buscar fórmulas para que los jóvenes se enganchen con la lectura es una intención que todavía no consigue obtener los resultados deseados.
A pesar de las dificultades materiales y la crisis económica que afectan a la isla caribeña, el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano del Libro desarrollan su campaña anual de lecturas de verano compitiendo con la creciente influencia de las redes sociales en la sociedad cubana e internacional.
Las lecturas que se desarrollarán en parques, escuelas, librerías y bibliotecas tienen como plato fuerte la colección Biblioteca del Pueblo presentada en la pasada Feria Internacional del Libro y que incluyen a los clásicos de la literatura universal y nacional.
Los libros en soporte papel constituyen verdaderas joyas e incluyen autores de todas las nacionalidades que ya forman parte de la literatura mundial de todos los tiempos. Entre estas se encuentran algunas novedades como la publicación, por primera vez en Cuba, del poeta portugués Fernando Pessoa, uno de los más influyentes en la literatura del siglo XX y famoso por sus originales heterónimos.
Es un hecho que el uso exagerado de las redes sociales, especialmente entre los jóvenes, ha convertido a la lectura en una práctica poco frecuentada privando de esta manera el placer sosegado e inteligente de lo que alguna vez fue un hábito entre cubanos y cubanas.
Acercar a los autores a las comunidades, ofrecer en formato digital opciones para los que gustan leer en sus tabletas o en sus kindles es uno de los intentos que las instituciones relacionadas con el libro realizan en su afán de fomentar el número de lectores.
Quizás la recurrencia a los audiovisuales con películas realizadas a partir de obras literarias sería otro de los medios que condujeran a la curiosidad de aquellos que no conciben otras formas de leer como no sean los ineficientes mensajes de contenido que buscan en las plataformas digitales.

Todos los sábados se realizan en el Centro Histórico de La Habana presentaciones de libros a las que cada vez acuden menos personas y la mayoría de las veces predominan los adultos mayores.
Las lecturas de verano compiten de igual manera con actividades musicales que atraen más al público joven, de modo que buscar fórmulas para que este grupo etáreo se enganche con la lectura es una intención que todavía no consigue obtener los resultados deseados.
Es cierto que el precio de los libros aun cuando sea mucho más bajo que en los mercados internacionales no contribuye a que las personas los obtengan como alternativa de otras opciones de recreación que les parecen más atractivas.
Para ello se han implementado descargas gratis en algunas plataformas digitales. Ello parece una eficaz contribución a la lectura, especialmente, entre los más jóvenes.
Los medios de comunicación, por otra parte, deberían tener una mayor presencia en la divulgación de los libros. Apenas aparecen en ellos críticas o reseñas de obras que deberían ser destacadas.
De todas maneras hay que agradecer los esfuerzos de las instituciones implicadas en promover una opción inteligente para un verano donde los esfuerzos van dirigidos a satisfacer las necesidades de recreación de la población frente a una crisis que por momentos parece acabar con todo lo conseguido en los últimos años. (2025)
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