Sigue buscando en lugares donde sólo hay fotos
La fotografía como arte inunda los espacios galerísticos de La Habana desde el 1 de noviembre, gracias al evento convocado por la Fototeca de Cuba, y aquí dejamos algunas recomendaciones.
La Habana se convierte en foco internacional del arte fotográfico durante el mes de noviembre
Foto: Facebook Fototeca de Cuba
Al principio, cuando la creó Daguerre allá por 1839, parecía milagro o cosa de magia, pero pronto se le reconoció como un progreso técnico. Su utilidad inmortalizó la imagen de linajes familiares y afianzó casamientos. Del arte pictórico importó las composiciones de bodegones, retratos y paisajes. Allanó el camino para el alumbramiento del cine y ayudó al periodismo por su facilidad para el registro de la realidad.
Ya con el siglo XX y sus vanguardias alcanzó, definitivamente, el estatus del arte que reinterpreta, explora o transforma las verdades del mundo a través de la imagen; y que expresa sentimientos, comunica ideas, cuenta historias y nos eleva al universo de la emoción estética.
Entrado el nuevo siglo y su aluvión de tecnologías, dejó de ser asunto sólo en manos de los gurús del oficio y se democratizó para todos. Entonces, para bien, despertó creatividades masivas; y para mal, se banalizó al extremo de inundar las redes a base de egos y sus selfies, y de las ficciones generadas por IAs que manipulan y trastocan realidades.
Sin embargo, la fotografía como arte sobrevive y hasta evoluciona, apropiándose de esos mismos desarrollos tecnológicos, y encuentra nichos donde mostrarse, a través de eventos como el Noviembre Fotográfico que hoy inunda los espacios galerísticos de La Habana.

Propuesta para un día de noviembre
De modo que si los achaques del virus del Chikungunya y el déficit de transporte no te lo impiden y quieres sortear el impacto de montañas de basura y otros males que socavan lo físico y lo espiritual en nuestro día de todos los días, es buena opción dejarse subyugar por el eslogan de «Sigue buscando en lugares donde no hay nada»; y salir al encuentro de las propuestas de la 19 edición de una cita que la Fototeca de Cuba organiza anualmente.
Según datos ofrecidos por sus organizadores, el Noviembre Fotográfico de 2025 ha dado cabida a 128 artistas cubanos del lente y 74 extranjeros, provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Canadá, Colombia, España, Francia, Rusia, Italia, Japón, entre otros países; además de unos 14 proyectos colectivos, que multiplican aún más el alcance curatorial del evento.
Ahora, este cronista en particular les hará el comentario sobre algunos hallazgos de su propio recorrido y dejará abierto el camino a cada quien, para encontrar sus fotógrafos y fotos favoritas dentro del copioso programa expandido, fundamentalmente, por sitios de La Habana Vieja y el Vedado.

La ruta cubana de Pierre Verger
Su nacimiento como hombre común se produjo en París, Francia, en 1902. Devino en nómada, con cámara al hombro, al cumplir los 30 años; y en sus muchas andaduras por el mundo se forjó el fotógrafo y el etnólogo. Con más de 50 años y durante su paso por África, lo cautivaron religiones en las que se ordenó de sacerdote (babalawo) y volvió a nacer con nuevo nombre: “Fatumbi” (renacido).
Cuando murió en Salvador de Bahía, Brasil, en 1995, Pierre Berger dejaba tras de sí un archivo fotográfico de 62 mil negativos y más de 30 libros. Esta obra monumental, realizada en el transcurso de sus cuatro décadas de errante, afianzó la certeza mundial de que él era uno de los más grandes fotógrafos el Siglo XX.
Cuba no había quedado fuera del itinerario de Berger y esa es la razón por la cual su figura vuelve a iluminarse este 2025, para hacerse presente en la capital cubana como “proyecto invitado” a Noviembre Fotográfico. La muestra Miradas en espejos, acogida en Factoría Habana y diseñada por los curadores Alex Baradel, Concha Fontenla y Lissette Solórzano, comienza justamente recordando que fue amigo de Lidia Cabrera, la etnóloga cubana a quien debemos El Monte, y que vino hasta acá en 1957 para fotografiar el país.
La procesión de la Virgen de Regla, el ceremonial de los abakuás y otras estampas de la vida cotidiana de aquella época en la isla asoman diseminados por las dos plantas del local ubicado en OʾReilly 308, y se combinan con instantáneas tomadas en la brasileña ciudad de Salvador, como para recalcar la analogía entre ambas culturas.
De fotógrafo fotografiado sale Verger en una imagen con sombrero de guajiro. También podemos reconocer en otra foto a nuestra imprescindible Lidia Cabrera. La visión del etnólogo envuelve un concepto de la fotografía donde se privilegia el naturalismo y la indagación en las esencias étnicas y culturales.

Suficientes fotos para compartir
Por el contrario, otro invitado brasileño, Alessandro Celante (Brasil, 1972) apela al artificio, con el juego de reconvertir el retrato en una exhibición del reino de los muertos en vez del de los vivos. Con el uso de imágenes extraídas de sudarios, ese lienzo que se coloca sobre el rostro de los difuntos, además de trastocar la tipicidad de un género fotográfico, hace un guiño sarcástico a lo que es toda una tradición social. Para más subversión, esta Muestra Colateral nombrada Sudarios no está encerrada en el interior de un recinto sino que fue volcada hacia la calle, exhibiéndose en los cristales de la fachada de la Casa Víctor Hugo (OʾReilly 311).
Si continúas de tránsito por La Habana Vieja, tienes preferencia por la fotografía en blanco y negro, esa concebida por los antiguos medios analógicos, y te va lo experimental en técnica y conceptos y hasta los cruces con lo instalativo, entonces tu sitio está en la Muestra Central de Espacio Creativos (esquina de Habana y Teniente Rey), que reúne piezas de creadores de Cuba, México, Argentina y otros países.
Si avanzas luego hasta la Plaza de la Catedral y entras al Palacio de Lombillo, vas a tener la oportunidad de admirar la fotografía desde una perspectiva poliédrica, en la que cabe prácticamente de todo, en cuanto a temáticas, tendencias y enfoques técnicos o conceptuales. Eso es lo que ofrece Miradas Compartidas, un proyecto bilateral entre Italia y Cuba con curaduría de Alain Cabrera y Mino Di Vita, que reúne a un sinfín de artistas y sus visiones sobre naturaleza, arquitectura, religión, antropología, sexualidad, las distintas etapas de la vida humana y la sociedad en su conjunto.
Mucho mundo fotográfico por explorar
El recuento anterior se ciñe solamente a lo que este comentarista ha podido explorar. Pero mucho mundo fotográfico ha quedado fuera, de todo lo que Noviembre Fotográfico 2025 puede ofrecer.
En un vistazo somero al resto de la programación, encuentro otras propuestas que me lucen imperdibles y no importa si ya pasó el momento de la inauguración, porque ahí permanecen para ser disfrutadas. Anoto y se las dejo: Trance del fotógrafo santiaguero Renato Arza, en la Biblioteca Nacional; la muestra central en la Fundación Ludwig del Vedado, con obras de los brasileños Eduardo Marchesan y Mayra Biajante, las cubanas Ivette Ávila y Moník Molinet, y Mana Urakami (Japón); el proyecto invitado Tumbao (fotografía matancera contemporánea) en Artemorfosis (Vedado); el Primer Salón de Fotografía Abstracta en la galería Servando Cabrera Moreno (Playa), y en el museo de igual nombre pero sito en el Vedado: Arqueología de una mirada, fotografías de Jaime Gispert; las distintas exposiciones de la muestra central acogidas en La Pared Negra de la Fábrica de Arte Cubano (Vedado); y las muestras colaterales del Museo Alejandro Humboldt (Habana Vieja), dedicadas al 80 aniversario de la ONU y a los 80 años de relaciones entre Canadá y Cuba (2025)
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