El Fandango del Candil

El Patio de María le permitió crear un espacio sui géneris en el panorama cultural cubano.

Cortesía Marta María Ramírez

Jorge García en el Fandango del Candil (Patio de María, 1998)

Es a inicios de 1995, luego de una gira por Venezuela, que Jorge crea su peña El Fandango del Candil, también en el Patio de María y con Alejandro Valdés.

Por ahí desfilaron desde César Portillo hasta Rey Guerra, la poetiza Carmen María, Eduardo del Llano con Nicanor O’ Donnell, que se quedaron casi fijos, y no dejó de haber espacio para los más jóvenes.

El Fandango… fue un sitio sui géneris en el panorama cubano: diseñado a prueba de los incómodos apagones que azotaban la isla por entonces, sin sonido y alumbrado con velas. Era pequeño y su divulgación, dirigida puntualmente.

Jorge se negaba a repetir sus dos experiencias anteriores, que se habían convertido en espacios de moda, en sitios de encuentro populares. Esa creo que era parte de su evolución como profesional y ser humano.  “Mi trova es para espacios pequeños”, me repetía, en épocas en que la aspiración de buena parte de sus colegas era llenar grandes espacios, como los fundadores.

Por supuesto, no fue el único en tener un espacio fijo, pero sí uno de los pocos que lo mantuvo contra viento y marea durante años.

Trovsky, Padura, Jorge y yo

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