También Cuba tiene su semana negra
El evento “Fantoches”, creado por los escritores Lorenzo Lunar y Rebeca Murga, reunió a autores cubanos y extranjeros de género negro para su octava edición en Santa Clara.
Lorenzo Lunar y Rebeca Murga, organizadores del encuentro “Fantoches”, junto al invitado argentino Kike Ferrari (centro), en una presentación de libros de género negro en 2024.
Foto: Cortesía de Lorenzo Lunar
Octubre es un mes muy negro. Arrancó con la Semana Negra de Buenos Aires, proseguirá con otra en Querétaro (México) y se extenderá por España con el Farrera Negra, del Alto Pirineo, y el madrileño Getafe Negro. Pero septiembre fue oscuro también ―con la celebración del español Cartagena Negra, el mexicano Huellas del Crimen, el colombiano Medellín Negro, el chileno Santiago Negro y el argentino Córdoba Mata―; y lo será noviembre, con eventos de literatura criminal en Viña del Mar (Chile), en las villas ibéricas de Gerona y Toledo y el México Noir, entre otros. En la ciudad asturiana de Gijón ya tuvo lugar durante el pasado mes de julio la XXXVII edición del encuentro considerado germinal de todas las semanas negras, porque se fundó desde 1987.
En esa corriente de la literatura que es llamada policial, negra o de crimen, Cuba vivió un esplendor en los años 70 del siglo XX, un declive en la década del 80 y la renovación que impulsó Leonardo Padura con sus novelas del policía Mario Conde, en los noventa. Con el nuevo siglo, entre las sombras de un entorno editorial poco interesado en libros dados a la crítica social y a reflejar los lados más sombríos de la sociedad cubana, surgieron algunas luces, con otras formas de decir y autores nuevos.
Entre esas plumas emergentes estaba Lorenzo Lunar, quien tuvo éxito en España con En vez de infierno encuentres gloria, primera novela con el personaje del jefe de sector Leo Martín, y se arrimó al festival literario que lidera el mexicano Paco Ignacio Taibo II en Gijón.
A Cuba le hace falta una semana negra”, pensó Lorenzo Lunar y fue madurando la idea por varios años, hasta que pudo hacerla realidad en su ciudad natal, una que por su topónimo parecía la menos adecuada: Santa Clara.
“A Cuba le hace falta una semana negra”, pensó entonces Lunar y fue madurando la idea por varios años, hasta que pudo hacerla realidad en su ciudad natal, una que por su topónimo parecía la menos adecuada: Santa Clara.
Una historia de “Fantoches”
A la hora de ponerle nombre a su evento, primero Lunar se acordó de Agosto, la magistral novela del brasileño Rubem Fonseca. Pero, finalmente, optó por un referente más autóctono y lo tituló “Fantoches”, en homenaje a la obra primigenia de este tipo de literatura en la isla, creada en 1926, por entregas y de manera colectiva, con la participación de notables de la época (Carlos Loveira, Jorge Mañach, Alfonso Hernández Catá, Enrique Serpa, Rubén Martínez Villena y otros).
Con su esposa Rebeca Murga, autora de la novela negra Los aprendices y los cuentos de Crimen sin castigo, como compinche en la gestación y organización, Lunar logró en septiembre de 2024 arribar a la octava edición de un Encuentro Latinoamericano de Escritores de Literatura Negra nombrado “Fantoches”.
Gracias a este evento, por Cuba han desfilado en los últimos años muchos cultores extranjeros de este género literario: Fernando López y Kike Ferrari (Argentina), Eduardo Contreras (Chile), el vasco Imanol Caneyada; Carlos René Padilla, Darío Zalapa y Atzín Nieto (México); además de académicos: Carlos Uxó (España) y Muñoz Coloma (Chile); y editores: Mauricio Bares y Lilia Barajas, del sello mexicano Nitro Noir.
También ha convocado a concursos especializados, que fueron de cuento al inicio; y de novela negra, posteriormente. Así, ha revelado a nuevos autores, como el cubano radicado en Suiza Manuel Quintero Pérez, ganador en 2018 con la novela La chica del lunar.

Los motivos de Lunar
“Este género literario no cuenta hoy con mucho espacio en revistas y editoriales; y tenemos el Concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución, pero con un concepto del policial bastante anquilosado”, explica Lunar. “Era necesario un evento que asumiera los conceptos más modernos de la novela de crímenes y que sirviera para facilitar la reunión entre los escritores cubanos y, encima, el contacto con los homólogos del exterior”.
Lunar recalca: “Hay muchos compatriotas que no han estado en ninguna de esas Semanas Negras que se hacen por todo el mundo. La existencia de Fantoches ha permitido la integración dentro de esa red internacional de encuentros literarios y el necesario intercambio con autores y editores para actualizarse y, además, para darse a conocer fuera de aquí”.
Kike Ferrari: “La existencia de El hombre que amaba a los perros fue muy importante para que pudiera escribir Todos nosotros, novela donde un grupo de jóvenes amigos viaja en el tiempo para anticiparse al verdugo de Trotski y matar a Ramón Mercader”.
También gracias a Fantoches, y al Taller Literario Carlos Loveira que el autor de La vida es un tango conduce junto con Rebeca Murga, se ha producido un auge del género negro en la región central de la isla, con su núcleo en Santa Clara. Un fenómeno distinto al del policial cubano setentero, mayormente asentado en la capital, y que ha sacado a la luz nombres nuevos: Reynaldo Cañizares, Mario Brito, Luis Pérez de Castro, Amador Hernández, Joel Sequeda, Jorge G. Silveiro y Elizabeth Lunar.
“Te digo como Eduardo con sus Nicanor, la meta, por lo menos, es llegar hasta diez”, revela Lunar, en alusión al decálogo de cortometrajes del realizador Del Llano. Su gran sueño es que esa décima edición ―tocaría en 2026― sirva de recordatorio por los cien años de la salida de Fantoches, la novela; y mientras, “Fantoches”, el evento, transcurre por octava ocasión, con “la cárcel en la literatura de crímenes” como eje temático.

Fantoches en prisión
La cita de 2024 arrancó el 10 de septiembre con una lectura de textos narrativos en la prisión de Santa Clara. Ese espacio de reclusión, donde comienzan, o terminan, una buena parte de las historias de género negro que se han escrito, también es pretexto para una lectura de cuentos a la mañana siguiente, en la librería Pepe Medina. El día 12, en la casona de la Uneac, se debatió acerca del clásico Hombres sin mujer de Carlos Montenegro.
Pero ese ambiente de encierro se matizó con otras actividades más ligeras: descargas de poesía con el invitado holandés Casper de Jong, la voz y guitarra trovadorescas de Yeni Turiño, una expo de fotografías del también holandés Bert-René Brinkman.
Un momento muy especial fue el lanzamiento de la obra ganadora del Premio Latinoamericano de Novela Fantoches 2023, Perros que perdimos, de Florencia Bullich. La joven autora de Argentina, que había venido el año anterior, confiesa estar “llena de ansiedad y alegría, por la posibilidad de volver a Santa Clara y el reencuentro con Lorenzo, Rebeca y demás escritores que conocí”.
Otra actividad literaria: la presentación de la antología de cuentos policiales latinoamericanos Asociación ilícita, fue protagonizada por uno que, igualmente, repite su presencia en el Fantoches y es argentino: Kike Ferrari, el autor de novelas como Que de lejos parecen moscas y El significado del fuego, publicadas por la prestigiosa Alfaguara.

Entre Ferrari y Padura
A Ferrari lo venden las estrategias de marketing como “el escritor proletario”, aprovechando su pertenencia al sindicato de trabajadores del metro de Buenos Aires. Su sencilla apariencia no contradice esta etiqueta, pero más se asemeja, por su altura, tatuajes y atuendo negro, a una estrella rockera del punk; y a la hora de hablar de literatura, suena bastante sofisticado.
Argentino al fin, amante del fútbol, confecciona un once titular a base de escritores, mentando a Cervantes (portero); Onetti, Dostoievski, Hemingway y China Miévelle, en la defensa; con el centro poblado por Kafka, William Faulkner y Borges (de número 10); y una delantera en la que Hammet sería el 9, el goleador del equipo, con Philip K. Dick y Paco Taibo II por los extremos. Pero si tuviera que colocar a un cubano ahí, Ferrari no duda: “José Martí, que tiene la vista larga, jugador de toda la cancha, y lo mismo puede hacer una jugada bellísima que tirarse a los pies del rival para sacarle la pelota”.
Kike Ferrari, además, ha bebido en la literatura de Leonardo Padura para inspirarse. “La existencia de El hombre que amaba a los perros fue muy importante para que pudiera escribir Todos nosotros, novela donde un grupo de jóvenes amigos viaja en el tiempo para anticiparse al verdugo de Trotski y matar a Ramón Mercader”, asegura; y agrega: “La saga de Mario Conde también me parece muy interesante porque, al igual que sucede con otros detectives latinoamericanos, es capaz de retratar a toda una ciudad: La Habana”.
Pero ya que está en una urbe diferente, Ferrari ofreció, además, su pincelada sobre Santa Clara: “Es una ciudad que transpira cultura, y eso se siente dentro del Fantoches porque un montón de manifestaciones culturales acompañan al evento literario y alrededor de este confluyen gente que pinta, que canta…” (2024).
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