Jorge y los fantasmas de Gibara

En 2005, regresa a Gibara como invitado del Festival Internacional de Cine Pobre, presidido por el cineasta cubano Humberto Solás.

Foto: Jorge García

Fachada del Teatro Colonial de Gibara

A petición de Jorge, y en reconocimiento a haber puesto a esta ciudad en el itinerario de su gira nacional, reabren el teatro Colonial (1889), cerrado desde 1972.

Por ahí habían desfilado antaño Bola de Nieve e Isadora Duncán y él soñaba con cantar en esas ruinas.

Invitó a los gibareños a ir con velas para homenajear a los espíritus de los artistas que pasaron por ahí y a un grupo local aficionado para acompañarlo en uno de sus temas.

2 comentarios

  1. Dalia Acosta

    No solo tuve la oportunidad de estar en este concierto durante el Festival de Cine Pobre sino también en aquel primer paso por Gibara, durante la gira nacional de Jorge en el año 2000. Siempre he pensado que los sitios quedan en nuestra memoria no solo por su belleza y encanto sino por su gente y esa fue la magia de Gibara. A Jorge lo estaban esperando justo en ese teatro para que compartiera con los artistas locales, entre aquellos telones añejos. Después caminamos por el centro de la ciudad, llegamos hasta el mar y vivimos aquel concierto en el cine que terminó con la gente sentada junto al escenario conversando con Jorge. Y ese fue siempre el encanto de Gibara: su belleza, pero sobre todo, su gente.

  2. Marta María Ramírez

    Recuerdo que después de ese concierto nos comentaron que si llegaban a saber que Jorge era tan buen tipo, nos hubieran recibido mejor. Siempre recordaba eso y pensábamos que no podía haber mejor acogida.
    Atesoraba desde ese día un pequeño cuadro del pintor naif Pedro Silva León, que le regalaron. Seguro no el más valioso en el mercado, pero sí en sus afectos.
    Después del huracán de arrazó Gibara, vi a Jorge llorar (y lloré) por su gente, cuando le preguntaron en una entrevista radial en vivo, en Montevideo (Uruguay). También, conmoverse por la belleza pobrísima de Caletones.
    Soñamos con irnos a vivir allí cuando fuéramos grandes porque tiene mar y, definitivamente, eso también hace especial a su gente.

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