A las puertas del 37 Festival de cine latinoamericano

Este año se dedica a homenajear los 30 años de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) y se extiende por casi todos los cines del Proyecto 23 con proyección digital.

La Gran Fiesta, para recordar uno de los primeros corales del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (FINCL), engalana este diciembre La Habana y el resto del país al arribar este año a su edición 37.

En esta nueva edición aspiran a los codiciados premios, 23 filmes de ficción, dentro de los cuales cinco son cubanos; 21 óperas primas, 36 documentales, 34 animados y 24 carteles.

El festival hace homenaje, en esta ocasión, a los 30 años de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) y se extiende en la capital por casi todos los cines del Proyecto 23 con proyección digital. Además de la competencia hay presentaciones especiales, entre ellas las de cuatro importantes filmes: Allende en su laberinto del veterano Miguel Littin, de Chile; El aula vacía, coordinado por el mexicano Gael García Bernal y el aporte de prestigiosos directores internacionales; Últimas conversas, del imprescindible documentalista brasileño Eduardo Coutinho, y El poeta en La Habana, otro documental, esta vez de EE.UU., dedicado al trovador Carlos Varela.

Cuba Libre, filme de Jorge Luis Sánchez, una de las obras concursantes este año a los Colares en la categoria de ficción.
Cuba Libre, filme de Jorge Luis Sánchez, una de las obras concursantes este año a los Corales en la categoria de ficción.

Como siempre, hay muestras, pero esta vez reducidas a España y Alemania; sin embargo, el Panorama Contemporáneo Internacional bate récord con 314 títulos, mientras que 100 menos conforman la sección “Latinoamérica en perspectiva”, con filmes fuera de concurso.

Tenemos un nuevo acápite: “Galas”, con 10 obras internacionales que por su prestigio, el Festival propone a los cinéfilos.

Se puede disfrutar de una retrospectiva con la obra del italiano Marco Bellochio y se entregará un Coral de Honor a Ruy Guerra, ese nombre emblemático del Cinema Novo brasileño.

Los jurados que analizan y premiarán las obras concursantes están presididos por: Geraldine Chaplin (Estados Unidos) en ficción; la costarricense Laura Astorga (óperas primas), Alicia Gómez Montero al frente de los documentales, mientras los carteles y animados tendrán a Otto Guerra (Brasil).

Algunos títulos

Dentro de lo que podemos apreciar en esta edición del FINCL, me permito recomendar varios filmes ya visualizados:

Con un protagonista colectivo y partiendo de una famosa pieza teatral escrita por Miguel Torres, Siempreviva, de Klych López (Colombia), que compite en largos de ficción, exhibe un microcosmos concentrado en una casa de huéspedes durante la famosa toma del Palacio de Justicia en el Bogotá de 1985.

Tiempos difíciles, personajes al borde llenos de carencias materiales, asistimos a algo todavía peor: sus pequeñas y grandes miserias, sus trampas y sus violencias, en una convivencia difícil que los muestra en absoluta desnudez moral, gracias a una cámara escrutadora y afilada.

López se devela como hábil narrador, capaz de llevar la historia hasta su desenlace con pericia y creciente interés, evitando tiempos muertos y sin olvidar cada detalle en la caracterización de sus complejos personajes; la ambientación y la recreación epocal son méritos para los cuales se auxilia de una eficaz dirección de arte, una precisa fotografía y una notable música.

Pero en un filme de tantos personajes con similar importancia dramática las actuaciones son fundamentales; el combate en este sentido arroja tablas, ante la excelencia y la fuerza en los desempeños de Laura García, Enrique Carriazo, Andrés Parra,
nuestra coterránea Laura Ramos y Alejandro Aguilar…

Luchando por el coral de óperas primas figura el filme venezolano Desde allá (Lorenzo Vigas), que viene precedido por el León de Oro en Venecia, por primera vez otorgado a un filme de ese país.

Un dentista maduro que solo resuelve sus inquietudes sexuales mediante el voyerismo onanista con muchachos, conoce a uno violento y brutal; logra atraerlo, incorporarlo, amansarlo al punto de lograr toda una relación estable y armónica; mas, ¿qué móvil lo lleva a esa labor de orfebrería con un despreciable marginal? ¿Es en realidad el cacareado “amor a primera vista” lo que impulsa a trabajar con paciencia y dedicación en lo que pudiera ser un “diamante en bruto”?

Mediante un giro de 180 grados en su desenlace, la película se ocupa de poner las cosas en su sitio, pero no estamos ante uno de los esos casos donde un golpe de efecto final pretende aglutinar los presuntos kilates artísticos de una obra. Vigas ha conseguido realizar un esmerado trazado sicológico de sus protagonistas, de justificar dramatúrgicamente sus motivaciones y procederes, de modo que la última pieza de tan complejo puzle es también la perfecta para concluir su armadura.

Aun cuando la historia pudiera ocurrir en cualquier ciudad del mundo, el realizador y sus colaboradores no descuidan visibilizar fehacientemente el trasfondo de una Caracas transida por la violencia, por la triste realidad de una juventud extraviada, algo que, pese a los esfuerzos sociales del gobierno, no se ha logrado erradicar.

Un montaje excepcional que contribuye a la eficacia narrativa, y dos soberanas actuaciones (Alfredo Castro como el hombre mayor aspira legítimamente al Coral correspondiente) descuellan entre los méritos de este, uno de los “platos fuertes” del festival.

Dentro de los documentales, aunque en la sección Latinoamérica en Perspectiva (no concursante) descuella Cassia Eller, de Paulo Henrique Fontenelle, en torno a la malograda cantante brasileña que constituyó uno de los referentes indiscutibles de la movida musical en Río de Janeiro durante la década de los 90 en el siglo pasado; fulminada no tanto por una sobredosis —según se difundió oficialmente— como por deficiente tratamiento médico, la cantora, quien se especializó en una suerte de rock carioca de sólidas raíces en la MPB (Música Popular Brasileña) fue además una activista de los derechos LGTB; entre otras facetas y aspectos destacables de su vida, el filme refleja la lucha de su compañera durante 14 años, María Eugenia Vieira, por la tenencia legal del hijo traído al mundo por la cantante, mediante fotografías, videos, testimonios de artistas, amigos y familiares, en más de 40 entrevistas y 200 horas de material de archivo que suman aproximadamente dos intensas y bien aprovechadas horas de metraje.

Son solo algunas recomendaciones en torno a esta 37 edición del festival, que es un caleidoscopio para los más amplios y diversos gustos e intereses.

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