El Santo Ángel y el tiempo que vuelve
«La refotografía es como vestirse con otra piel».

Foto: Katia y Kike
Para los artistas Katia Hernández y Enrique Smith la refotografía es «una manera de rendir homenaje a las personas que nos han legado su memoria y testimonio visual».
Antes de la refotografía, apareció en sus vidas la fotografía. ¿Qué los apasiona de esta expresión artística?
“La fotografía apareció como una necesidad dentro de nuestra profesión”, confiesan los diseñadores Katia Hernández y Enrique Smith.
Su pasión por la imagen fotográfica surgió muy ligada a la experimentación. De hecho, el propio proceso creativo los llevó a realizar varias exposiciones, entre ellas Desenfoques donde comenzaron a manipular imágenes desde la cámara, sin la intervención de los efectos, y como resultado obtuvieron “cuadros verdaderamente inesperados e interesantes”.
¿Por qué la refotografía, qué valores estéticos y conceptuales encuentran en ella, qué los mueve a hacer este trabajo?
Nos motiva la historia, el pasado, los edificios que nos rodean y las personas que en algún momento de nuestras vidas nos hacen reflexionar y cuestionarnos un montón de cosas.
Un día, al azar, nos encontramos con fotos de quienes nos antecedieron, de la ciudad en construcción y de momentos históricos de Cuba; así surgió la idea de la “máquina del tiempo”, como le decimos a la refotografía. Nos pusimos a trabajar a partir de imágenes antiguas, tomando nuevas de esos mismos sitios. No contentos con este resultado se nos ocurrió hacer una imagen panorámica e insertar la fotografía pretérita dentro de la actual.
Poco después descubrimos que otros fotógrafos fuera de Cuba incursionaban en la técnica de la refotografía. Fue tal la suerte que el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau convocó al proyecto Pablo en Buitagro (La Habana-Nueva York), y fuimos invitados a compartir espacios con los fotógrafos Alfredo Moreno, de España y Yolanda del Amo, de Nueva York.
Muchos señalan que hacer refotografía en los lugares donde se ha nacido, crecido, es extraordinario, las sensaciones que invaden al artista son tantas que incluso puede sentirse acompañado por quien la realizó originalmente; es como pretender volver en el tiempo. ¿Cómo han sido sus experiencias?
Cuando tienes delante fotografías del lugar donde naciste y creciste piensas, por ejemplo, en los fotógrafos que tomaron esas imágenes mucho antes y lo hicieron como parte de su trabajo (como es el caso de las fotos de las obras públicas), otros por hobby o simplemente para perpetuar el momento, como los fotorreporteros quienes se convierten en cronistas de una época.
La refotografía —la “máquina del tiempo” a la que nos referíamos anteriormente— es como vestirse con otra piel, estudiar el ángulo preciso para recomponer una nueva imagen, un nuevo discurso; pero todo el tiempo uno se siente acompañado por el fotógrafo que tomó aquella primera y al final queda un cuadro asombroso.
¿Qué formatos utilizan para construir el discurso refotográfico?
La fotografía panorámica abarca —como dice su nombre— todo el panorama visual, nos gusta proyectar sobre este formato ya que la imagen que tomamos como punto de partida para construir la refotografía se inserta como un detalle en tonos sepias o blanco y negro y da esa pincelada de pasado dentro del presente.
La refotografía trabaja con el pasado desde el presente pero también deja elementos contextuales para el futuro, ¿qué tiempo les interesa privilegiar y por qué?
El presente, pues nos hace ver en repetidos momentos cómo evolucionan o involucionan los lugares. Por fortuna los casos de involución no son muchos pero existen y, además, nos hacen descubrir, por ejemplo, una ciudad más sucia, el maltrato a fachadas de edificios, la destrucción de monumentos y obras públicas… Pero ese presente también nos da la posibilidad de observar cómo hay lugares rejuvenecidos, remodelados y salvados del olvido.
En el futuro ya esta obra es pasado y queda para otras y otros creadores curiosos por la historia como referencia de una época, de un momento que nos tocó vivir. En sus manos está el compromiso de reflejar lo que vendrá después, aprovechando la posibilidad que nos ha dado la fotografía de inmortalizar un instante.
¿Se puede hablar de refotografía en Cuba? ¿Consideran que existe un público
que la busca?
Hasta el momento, desgraciadamente no tenemos conocimiento de otros artistas o fotógrafos que empleen esta técnica. Nos gustaría mucho encontrar trabajos como este en nuestro país. En varias ocasiones hemos indagado con prestigiosos fotógrafos cubanos y no conocen proyectos de este tipo. Lo más cercano son los murales realizados por la Oficina del Historiador de la Ciudad para destacar trabajos de reconstrucción en determinados sitios con imágenes de un antes y un después, sin insertar una dentro de la otra.
Por otra parte vimos en la televisión un audiovisual que superponía filmaciones antiguas a las actuales, reflejando un trabajo muy interesante, en este caso, de imágenes en movimiento donde se redescubría cada detalle.
No creemos que haya “un público que busque este tipo de obra”, sin embargo cuando muestras las imágenes muchas personas se emocionan, se inquietan y se interesan por este tipo de trabajo.
¿Qué riesgos artísticos supone hacer una muestra de este tipo? ¿No temen “repetirse” o “imitar” al autor de la imagen original?
Katia Hernández y Enrique Smith. Artistas gráficos cubanos. Han recibido varios premios, menciones y nominaciones en concursos de arte digital, carteles, spot, diseños de cubierta para libros y discos, multimedias y videos Entre esos reconocimientos destaca el Premio Cubadisco 2015, en la categoría de diseño gráfico por el CD Senderos de Santiago Feliú Obras suyas han formado parte de explosiones —colectivas y personales—en Cuba, Venezuela, México, Argentina, España y Estados Unidos. |
Siempre corremos riesgos pero esto nos desafía, sobre todo cuando vemos a alguien detenerse a observar la refotografía, descubrir un lugar en el pasado, hacerse su propia historia… Por otro lado, no se trata de repetirse o imitar al autor de la imagen original pues la refotografía, en todo momento, rinde homenaje a las personas que nos han dejado su legado, pero agradeciendo y respetando ese testimonio visual. Con lo que hacemos, damos a conocer también su trabajo. Ese fue el eje conductor de la exposición Habana en dos tiempos (2012), un recorrido histórico desde el 1902 hasta principios de la década de los 90. Esto solo fue posible gracias a las 22 fotografías, tomadas por autores anónimos o conocidos.
Detengámonos en la más reciente muestra El Santo Ángel y el tiempo…
Es la primera vez que los dos trabajamos juntos la refotografía. Se expuso, recientemente, en la galería Roberto González, en el Callejón de los peluqueros, Aguiar entre Peña Pobre y Tacón, La Habana Vieja.
La muestra formó parte del Foro Itinerante de Arte Urbano (FIAU), que se desarrolló del 5 al 11 de octubre, organizado por el Grupo Gigantería en su décimo quinto aniversario.
Las refotografías que se mostraron en el barrio del Santo Ángel, lugar donde Cirilo Villaverde pensara a nuestra Cecilia Valdés, constituye un recuerdo vivo y que se transforma por la acción cotidiana de su gente.
Para satisfacción nuestra, las imágenes de El Santo Ángel y el tiempo se exhibirán de forma permanente en el hogar de ancianos de este barrio habanero.
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