El fascinante universo del autorretrato (1)

¿Qué claves utilizar para conseguir una fotografía de ti mismo, que retrate tus emociones, tu personalidad?

Maestro de la street photography, Lee Friedlander supo explorar la escena urbana con maestría, colocándose él mismo como parte de la historia.

Foto: Lee Friedlander

Hoy en día estamos acostumbrados a ver fotografías «perfectas». Pero una exposición correcta, el enfoque adecuado y una composición atractiva no lo son todo, si de arte fotográfico se trata.

En un artículo anterior presentamos algunos elementos básicos de la composición fotográfica que ayudan a entender cómo es necesario tener en cuenta este elemento a la hora de “construir” imágenes con sentido. Pero también deberíamos aprender a  “leer” la fotografía, es decir, ver si tiene personalidad, si transmite algo, si cuenta una historia. A veces, puede ser mucho mejor una fotografía que a primera vista nos pareció «imperfecta», que una imagen estupenda a nivel técnico.

Y esto sirve no solo a la hora de decidir si una imagen ajena es buena o no. También sirve para cuando nos proponemos hacer nuestras propias fotografías: decidir si damos por válida una imagen o si la borramos de la tarjeta de memoria, e incluso para pensar si queremos realizar una fotografía borrosa o trepidada porque creemos que, así, la fotografía será más expresiva.

En esta ocasión, vamos a intentar acercarte a uno de los géneros, por llamarle de algún modo, más difíciles de conseguir en el arte fotográfico: el autorretrato.

Si eres de esas personas que nunca sale en un árbol de imágenes familiares porque siempre está tomando la foto de los demás, para los demás, en el cumpleaños del niño, o cuando los amigos se reúnen para cualquier acontecimiento, aquí te ofrecemos una guía que te ayudará a conseguir buenos autorretratos.

La claves

Paciencia: Tendrás que dedicarle tiempo y paciencia. Probar una y otra vez, disparar muchas veces hasta que encuentres el resultado esperado y esta vez no es desde la comodidad que te aporta estar detrás del visor, sino que tendrás que mirar el resultado desde tu posición una y otra vez…

Planificación: Un autorretrato no es una fotografía cualquiera, un retrato tiene que transmitir tu personalidad o una emoción. Busca el lugar adecuado y piensa en el vestuario o atrezo que vas a utilizar.

Cuida la iluminación: La luz determinará una gran parte de lo que quieres transmitir con tu autorretrato, luz suave, luz dura, natural o artificial. Dale la importancia que se merece. Aunque también puedes emplear el flash de relleno si es necesario.

Utiliza un trípode: Es la mejor opción para sujetar la cámara, aunque en su defecto puedes colocarla sobre una superficie firme, como una mesa o un muro.

Usa un disparador remoto o el temporizador: El disparador remoto no es imprescindible, sin embargo es de gran ayuda, sobre todo si estás a una distancia considerable.

Encuadra bien: Será muy probable que dispares y cuando vayas a comprobar el resultado te encuentres con que ¡tú no sales en la foto!, o bien solo aparece tu brazo o una imagen borrosa de alguien que intenta colocarse… No te preocupes, esto es muy normal que ocurra. Para evitarlo puedes utilizar varios trucos:

-Si tienes la suerte de tener una pantalla giratoria… puedes saltarte estos trucos porque puedes girar la pantalla hacia ti.

-Pon marcas en la pared o en el suelo para saber dónde te tienes que colocarte.

-Utiliza un encuadre muy amplio y más tarde recorta con un programa informático. Un gran angular te ayudará en este caso.

-Encuadrar primeros planos es algo más complicado, pues cualquier mínimo error te hará desaparecer dejando un escenario tristemente vacío. Si tu cámara tiene pantalla LCD puedes colocar un espejo detrás y ver reflejado el resultado. -Si eres como yo y no tienes esa suerte, agénciate un muñeco o cualquier otro objeto y ponlo en el lugar en el que tú tendrás que situarte después.

Enfoca bien: Lo más fácil es utilizar una apertura pequeña, o lo que es lo mismo, una profundidad de campo grande (un número f alto). Así te aseguras de que haya más elementos enfocados.

Otra opción es activar todos los puntos de enfoque en automático y esperar que alguno nos enfoque. Aunque es un poco arriesgado y te costará más de un viaje para comprobar.

Para afinar un poco más y sobre todo para conseguir retratos impresionantes, también existen otros consejos que funcionan muy bien:

-Enfoca de forma manual sobre un muñeco o similar, el mismo que te ha servido para el encuadre te puede valer.

-Enfoca al revés. La distancia entre dos puntos es la misma desde el punto en que la midas, ¿no? pues deja el trípode en su sitio, colócate donde está tu marca, enfoca y vuelve a poner la cámara en su lugar. Ya puedes colocarte y ¡disparar!

-Si dispones de una pared detrás, coloca una marca en el lugar donde te vas a poner. Coloca un hilo en el objetivo que llegue justo con la punta hasta la marca. Ahora haz un enfoque manual a esa marca, colócate delante de ella y tensa el hilo poniendo la punta justo delante de tu ojo. Si está algo flojo retira el trípode, hasta que el hilo se tense. Te digo el ojo porque en los retratos es la parte que se debe enfocar, pero si quieres experimentar y enfocar por ejemplo tu nariz, pues ya sabes… el hilo a la punta de tu nariz.

Dispara en ráfaga: Si tu cámara te lo permite dispara en modo ráfaga, así será más fácil que alguna salga decente.

Deja volar tu imaginación: Diviértete, disfrázate, haz muecas, ¡experimenta! La sesión te será más grata y aguantarás más tiempo, lo que significa más práctica, más aprendizaje.

Cuida la composición y otros aspectos: Por último y no por eso menos importante, te recuerdo que también debes tener en cuenta aspectos como la composición, el fondo o la armonía de los colores.

Bien, ¡ánimos y manos a la obra!

En la próxima entrega Mi amiga íntima te aproximará a grandes maestros del autorretrato fotográfico.