Música y poder contra la desigualdad de género en ámbito musical

Un taller que sesionó en La Habana analizó los desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito académico y cultural, especialmente en la música cubana, así como la importancia de encuentros que reivindican su lugar y visibilizan su contribución intelectual

El taller, “no solo abrió un espacio de diálogo, también constituyó un parteaguas para entrelazar experiencias, conocimientos y propuestas en aras de cambios tangibles. Representó un diagnóstico necesario, al visibilizar problemas que a lo interno existen en el ámbito musical femenino cubano”, resaltó Bayona

Foto: Archivo IPS-Cuba

La Habana, 24 mar.- Espacio de aprendizaje, reivindicación y acción. “Oportunidad para seguir desafiando las estructuras que han excluido a las mujeres del empoderamiento que merecen, y seguir construyendo alternativas que nos permitan ocupar el lugar que nos corresponde en la música, la academia y la sociedad”.

Así definió la socióloga Rosilín Bayona el taller efectuado en la primera quincena de marzo con el auspicio del Centro de Investigación de la Cultura Juan Marinello. La investigadora agregada de esta institución tuvo a su cargo la coordinación de la cita.

Fuentes oficiales del taller destacaron la variedad y amplitud de temas que distinguieron las dobles sesiones de trabajo desarrolladas durante tres jornadas: desde análisis de carácter historicista hasta explicitación de prácticas empresariales en torno a la producción, comercialización y difusión de la música.

El encuentro contó con expositoras de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba, así como otras radicadas en Estados Unidos, Chile y Rumanía, quienes intervinieron vía on line.

El tema “Mujer cubana en la música: Historia, resistencia y empoderamiento”, puso sobre el tapiz la reflexión de la licenciada Yoanka Suárez, al abordar la pluralidad de roles en la vida de la mujer cubana y profesional de la música. Responsabilidades no siempre entendidas por decisores a la hora de ofrecerles una u otra oportunidad de trabajo.

El taller, “no solo abrió un espacio de diálogo, también constituyó un parteaguas para entrelazar experiencias, conocimientos y propuestas en aras de cambios tangibles. Representó un diagnóstico necesario, al visibilizar problemas que a lo interno existen en el ámbito musical femenino cubano”, resaltó Bayona

Por su parte, la líder del proyecto “Música es mujer”,  Erailyz Elizalde (Hera de Cuba),  abordó los desafíos que entraña para las mujeres el liderazgo de proyectos y grupos musicales en un contexto donde ese rol, mayoritariamente, es asumido por hombres.

Ella, exponente del jazz, al igual que Zoe, Giselda y Jesús Puentes (Grupo Canela), y  la musicóloga y emprendedora Neris González ―incidiendo en el elemento diáspora― mostraron cómo ha ido creciendo un modo de hacer cubano en las hacedoras del género, tanto en Cuba como allende sus fronteras.

Destacadas voces como Rey Montesinos, Maureen Iznaga y Zunilda Remigios se refirieron a temas sobre “La mujer en el bolero y sus batallas”, género poco favorecido por las más jóvenes, debido a la falta de sitios dispuestos para este quehacer o la propia carencia de compositores que creen un repertorio pensado  para las intérpretes.

El taller tuvo ponentes de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba, así como otras radicadas en Estados Unidos, Chile y Rumanía.

 

Voces mediáticamente menos favorecidas

Con tres décadas de accionar en el ámbito del rap, Magia López, sólida exponente del género, abordó “Perspectivas de pertenencia: tres décadas de lucha, arte y cambio social”. La creadora mostró, desde su poética, la existencia, en medio del discursar rapero, de una sensibilidad especial en la mujer para abordar la crítica y el activismo social.

En ese sentido, recalcó que el rap implica una responsabilidad social de ir contra prejuicios y concepciones discriminatorias desde todos los espacios hegemónicos de la cultura. Por eso concluyó, rapeando: “Me secuestraron la historia…me enseñaron a tejerla con hilos ajenos”.

Irina Rodríguez (La Positiva), junto a la emoción que entrañó el encuentro, se refirió al desafío de ser una rapera santiaguera, provincia del oriente cubano, según ella, “muy marcada como otras de esa región por la mirada expresamente machista”. “Me vestí siempre con pantalones porque me interesaba que escucharan mi voz; no mi cuerpo”.

Damarys Benavides, por su parte, recalcó que el rap es una expresión artística perfectamente fusionable, por tanto, acceder o no a los medios masivos oficiales como la radio y la televisión no tiene que ver con el género; sino con la mirada prejuiciada de los decisores. Ejemplificó con el empleo del rap como medio de enseñanza de la ortografía, la mejor expresión oral, a través de la improvisación con niños y niñas.

La Faraona, nombre referencial dentro de este movimiento, puntualizó cuán difícil resultó en sus comienzos poder colocarse junto a un hombre dentro de una batalla, (freestyle. estilo libre),  hecho que aún constituye un desafío.

La música ha sido un espacio de expresión, resistencia y construcción de identidad donde las mujeres todavía tienen que enfrentar muchos obstáculos.

 

Féminas desde la Academia

Recuentos como  el de la maestra Zenaida Castro Romeu, primera mujer graduada de Dirección de Orquesta y creadora de la prestigiosa Camerata Romeu, ofrecieron un toque muy especial a los debates.

“Con la Camerata tratamos de validar a la mujer cubana sin palabras; solo con hechos y desde la elegancia y la versatilidad del discurso musical. Hemos podido tocar en las grandes salas de concierto y también en poblados como Moa con el mismo criterio y rigor”, señaló Castro Romeu.

Especialistas fuera de Cuba también expusieron valiosas estadísticas y análisis representativos del tema en cuestión. En ellas, Ailer Pérez, estudiante de la Universidad Transilvania de Brasov, quien refirió:

“Cuba ha formado mujeres en la música que han logrado altos reconocimientos, al mismo nivel de sus colegas masculinos, aunque su representación cuantitativa siga siendo inferior. Destaca la proliferación de formaciones de pequeño formato o de música de cámara, no solo integradas por mujeres; sino lideradas por ellas”.

Agregó al respecto que en la actualidad, “el principal referente en la interpretación de la flauta en Cuba (en el ámbito de concierto) es una mujer, y en cuanto a la dirección orquestal hay paridad de género en términos de excelencia. Lo mismo ocurre en la composición, aunque los maestros históricos y validados son predominantemente hombres.

“Las generaciones formadas en los noventa han visto un incremento notable de mujeres con resultados destacados, igual otras áreas como la dirección coral. Dentro de la investigación, particularmente en musicología, esta especialidad en Cuba está compuesta mayoritariamente por mujeres; sin embargo, su reconocimiento suele basarse más en su labor docente que en la investigativa. A menudo, incluso, seguimos recurriendo a los referentes masculinos para validar nuestras propuestas teóricas”, recalcó Ailer Pérez.

Recuentos como el de la maestra Zenaida Castro Romeu, primera mujer graduada de Dirección de Orquesta y creadora de la prestigiosa Camerata Romeu, ofrecieron un toque especial a los debates.

Voces compartidas

Muchos otros temas fueron abordados en este primer taller.  Entre  los aciertos de esta primera edición sobresalió concentrar a prestigiosas figuras del ámbito musical, entre ellas Raquel Vinat, Alicia Valdés, María Antonia Miranda, Joaquín Borges- Triana; las Máster Neris González Bello, Darsi Fernández, Ailer Pérez, Camila Cortina; Niurka González y su hija Malva Rodríguez.

Asimismo, las licenciadas Zenaida Romeu, Daiana García (directoras de orquesta), Isela Vistel; los licenciados Carlos Fornés, Yasmani Castro, Jorge Dennis; así como contar con  músicas y músicos como Aleida Girón,  también ponente, Rey Montesinos, Zunilda Remigios, la trompetista canadiense Rachel Terrien, el trovador Ariel Díaz, las raperas Magia López, Janet I. Díaz, Irina Rodríguez, Damarys Benavides y la DJ Yanara García Calderón.

Fueron invitadas además,  la gestora del proyecto (Octubre Rosas), en Santa Clara, la productora musical Élsida González, la ingeniera de sonido Daelsis Pena, la directora de agencia Musicuba, Verónica Santiago y la periodista Lied Lorain…

El taller,  “no solo abrió un espacio de diálogo, también constituyó un parteaguas para entrelazar experiencias, conocimientos y propuestas en aras de cambios tangibles. Representó un diagnóstico necesario, al visibilizar problemas que a lo interno existen en el ámbito musical femenino cubano”, resaltó Bayona

La experta agregó que “resultó vital poner sobre la mesa realidades que muchas veces se ignoran, se minimizan y en algunos casos no se reconocen porque están naturalizadas; se recogió un grupo de experiencias que servirán para proponer a los decisores futuras acciones estratégicas.

Otro valor del taller, destacó la académica, fue la creación de redes entre mujeres músicas, investigadoras, productoras, gestoras y activistas culturales. “Se tejieron alianzas que esperamos trasciendan el evento y se reflejen en acciones concretas. El espacio se convirtió en encuentro de sororidad que propuso la organización de futuras actividades para continuar el debate y la sistematización”, concluyó.

 

Retos con proyección de futuro

Ante la necesidad de poder realizarse otras ediciones de este taller, explicó Bayona: “En Cuba, como en muchos otros países, la música ha sido un espacio de expresión, resistencia y construcción de identidad; sin embargo, es un terreno donde las mujeres todavía tienen que enfrentar muchos obstáculos.

“No se trata solo de talento; sino de acceso a recursos en algunos casos, reconocimiento en otros, y espacios de difusión musical para promover su arte, ser vistas y escuchadas. Si queremos un cambio real, necesitamos un espacio de aprendizaje, debate y acción sostenido en el tiempo que permita documentar y analizar las experiencias de las mujeres en la música cubana; identificar patrones de desigualdad que se repiten en diferentes contextos; crear estrategias de resistencia y cambio que vayan más allá del discurso y, por supuesto, fortalecer una comunidad de mujeres músicas empoderadas.

“En lo personal, este taller reafirmó mi identidad y mi lugar en la academia. Ser mujer y negra dentro del ámbito académico y cultural significa enfrentar retos específicos entre los que se encuentra la lucha constante por el reconocimiento. Este evento me da la oportunidad además de reivindicar mi lugar en estos espacios, visibilizar la producción intelectual y artística de mujeres en la música cubana”, enfatizó la intelectual. (2025)

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