La Habana, 18 oct.- En el municipio habanero de Playa se desarrolla una iniciativa que trasciende los límites del entretenimiento para erigirse como un proyecto sociocultural de impacto comunitario. Creado por la empresa privada Sol D´Suini, el proyecto Arte Callejero reúne a un grupo de actores económicos que se convierte en gestor cultural promoviendo el arte como herramienta de transformación social.

Esta Feria, donde conviven música y cine, así como artes visuales y escénicas, tiene como figura visible al músico David Suini, un creador comprometido con devolverle al espacio público su condición de ágora cultural.

La idea comenzó con pequeñas intervenciones espontáneas en calles y parques, y hoy ha evolucionado hasta consolidarse como un evento frecuente que involucra instituciones, artistas consolidados y emergentes, así como profesionales de distintas disciplinas.

A la iniciativa se han sumado importantes aliados entre los cuales destacan el Proyecto de Desarrollo local (PDL) Colina Lenin, Vélo Cuba, la Empresa Inversiones Pucara (IPSA), la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) y la Casa de la Música de Miramar. Además, se suman a este engranaje algunas instituciones gubernamentales.

Desde sus inicios, el proyecto ha defendido la premisa de que el arte no solo se consume, sino que también se construye y se comparte colectivamente. Además del programa artístico, el espacio ha sido propicio para integrar a la comunidad en talleres utilitarios u oficios.

Pequeñas transformaciones

Especialistas coinciden en que en el contexto cubano actual, las formas de gestión económica no estatal han dejado de ser un complemento para convertirse en una fuerza dinamizadora de la economía y la sociedad, aportando soluciones creativas donde la crisis y la dejadez han propiciado el deterioro social.

El resurgir de la vida cultural en comunidades de la capital está vinculado, en buena medida, al protagonismo creciente de los actores económicos no estatales: cooperativas, proyectos de desarrollo local, trabajadores por cuenta propia y mipymes, que se articulan hoy con las instituciones tradicionales de la cultura.

Proyectos como Sol D’ Suini ilustran esta nueva realidad, donde sin perder de vista el plano comercial, destinan sus ingresos a actividades educativas, ambientales y culturales. En ese sentido, resulta entonces un actor que combina producción cultural con emprendimiento sostenible.

El apoyo de la Egrem y otras instituciones a este tipo de experiencias reafirma la necesidad de tender puentes entre la industria cultural y la creación comunitaria. La casa discográfica más antigua del país ha encontrado en estos proyectos una forma de fortalecer su vínculo con los territorios, identificar nuevos talentos y respaldar la circulación de la música cubana en escenarios no convencionales.

Esta sinergia entre sectores diversos encarna una nueva manera de hacer cultura en Cuba, más horizontal, participativa y económicamente sostenible, donde las comunidades son coproductoras de su propio destino.

Arte Callejero constituye un ejemplo de cómo la gestión cultural puede dialogar con la gestión económica sin perder su esencia social. Asimismo, demuestra que el nexo entre ambas es una de las rutas más sólidas hacia el desarrollo local y la equidad.

Tercera edición

Del 24 al 26 de octubre, el parque Lázaro Cárdenas, en Avenida 35 entre 20 y 22 en Playa, volverá a transformarse en un epicentro de creatividad con la tercera edición de Arte Callejero.

Durante tres días, el arte y la actividad física ocuparán cada rincón de este espacio emblemático. Las mañanas estarán dedicadas principalmente a los niños y niñas, con talleres culturales, proyecciones de películas y animados, actividades deportivas y espacios participativos donde los pequeños podrán experimentar el arte desde juegos tradicionales.

El proyecto revela su filosofía de inclusión en la diversidad de ofertas que crea para los distintos públicos generacionales. A medida que avance la jornada, la programación abrirá paso a las descargas musicales, con la presencia de artistas y agrupaciones de amplia convocatoria en el panorama nacional, como David Blanco, Buena Fe, Los Van Van y Afromusa.

Estas actuaciones no solo buscan entretener, pues con ellas el arte baja de los grandes escenarios para estar al alcance de todos. De esta manera el público local puede reconectar con expresiones identitarias de la música cubana, desde la trova, la rumba y el son hasta las fusiones más contemporáneas.

Igualmente, el diseño del evento contempla espacios de reflexión y participación ciudadana, priorizando temas como medio ambiente, cultura comunitaria y emprendimiento local. En palabras de sus organizadores, el objetivo del evento es que no sea solo una fiesta, sino una experiencia transformadora que siembre continuidad y pertenencia. (2025)