El libro La Habana, día de un año de la investigadora Patricia Bellote Álvarez, presentado recientemente en el Museo Nacional de la Música es,  desde ya, un documento fundamental para analizar el contexto nacional e internacional del primer concierto en Casa de las Américas de los jóvenes Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola que la autora señala como el origen de lo que después sería el Movimiento de la Nueva Trova cubana.

En excelente y bellísima edición que contiene iconografía y recuadros con las semblanzas de los protagonistas de ese primer concierto así como la forma en que se conocieron, La Habana, día de un año es el testimonio de toda una generación que dio sus primeros pasos de adultez en la convulsa década de los años sesenta del siglo pasado.

La investigación es exhaustiva y recoge toda la vida cultural y política de Cuba en aquellos años fundacionales y cautiva por su carga de información acerca del contexto que rodeó aquel primer concierto de Silvio, Pablo y Noel en la Casa de las Américas del cual no existía hasta ahora ninguna documentación que no fuera la memoria de los que allí estuvieron y de sus protagonistas.

Hacia el final del volumen Patricia Bellote afirma que su propósito ha sido “construir a partir de las memorias y las visiones personales fragmentadas en y por el tiempo un relato en el que confluyan los recuerdos colectivos pero también los silencios y los olvidos”.

De esta manera se recogen aquí las circunstancias en que Silvio Rodríguez fue expulsado del Instituto Cubano de Televisión cuando su programa Mientras Tanto incomodó a los funcionarios de turno por sus propuestas innovadoras y el modo informal en el que se presentaban los artistas en él lejos del por entonces habitual mundo de las lentejuelas.

Igualmente se habla del paso de Pablo Milanés por las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, más conocidas por sus siglas, UMAP, y se analiza el fenómeno de estas instituciones que duraron unos tres años en ser eliminadas y que marcaron la vida de muchos jóvenes cubanos.

En este sentido se resalta el papel de la heroína del Moncada Haydée Santamaría, al frente de la Casa de las Américas y su acogida maternal a ese grupo de jóvenes en los que su agudizada sensibilidad descubrió el germen de algo muy valioso que estaba naciendo.

Afirma la autora que “ese día (el del concierto) en esa sala (todavía sin bautizar con el nombre el Che y donde aun no se había sembrado el Arbol de la Vida con el que varias generaciones luego la identificarían) nacía un fenómeno creativo de largo alcance que iba a fundir de una forma desconocida hasta entonces poesía, música, épica, amor, tradición y ruptura. No lo sospecharon ni los propios protagonistas. Tampoco los asistentes, ni los estudiosos y críticos del momento”.

“Hoy, a más de medio siglo quiero evocar la significación que tuvo aquel 19 de febrero desde distintos puntos de vista. Sus connotaciones en la vida de aquellos creadores noveles y en la de tantos jóvenes que se sintieron representados por ellos, sus vínculos con una época de particular intensidad histórica, cultural y política para Cuba y el mundo, y su papel en la germinación de un movimiento artístico que después se reconocería como de especial trascendencia nacional e internacional”.

Este volumen es, sin duda, uno de los más bellos e importantes aparecidos en Cuba en lo que va de año y será del disfrute tanto de los que vivieron en la época que en el se refleja como en los interesados en conocerla un poco mejor.

El lector podrá encontrarlo en la librería de la Casa de las Américas y en los Estudios Ojalá a un precio bastante alto para el ciudadano cubano promedio pero que lo vale sin lugar a ninguna duda. (2024)