Cosme Proenza: Personal y sincero
El artista plástico holguinero ha inspirado el documental Cosme, un enorme juego con el tiempo, de la realizadora Alejandra Rodríguez Segura, y un libro recién lanzado por Ediciones La Luz.

Premier de Cosme. Un enorme juego con el tiempo en el Teatro Eddy Suñol de Holguín, provincia natal del pintor.
Foto: Tomada de ENDAC
Como gran revisionista de la pintura occidental del siglo XV hasta el siglo XX, Cosme Proenza (5 de marzo de 1948- 12 de septiembre de 2022) aprendió de grandes maestros (el Bosco, Brueghel, Durero, el Greco, Ingres, Goya, Malévich, Picasso) para la reelaboración de obras clásicas.
En este sentido, sus copias, que después serán manipulaciones, pudieran permitir un diálogo con los falsificadores Han van Meegeren y Elmyr de Hory. Solo que, desde su preconcepción, toda obra falsificada aspira a pasar inadvertida como fraude. Los cometidos de la falsificación son engañar la mirada, suplantar por un tiempo el original y obtener una ganancia monetaria.
Una copia pública es otro asunto: testimonio de un aprendizaje, es también ejercitación para saber a tiempo que se puede optar por un camino personal y sincero.
En los inicios del documental Cosme, un enorme juego con el tiempo, de la realizadora Alejandra Rodríguez Segura —Premio colateral del Jurado Joven al mejor largometraje documental en el Festival Internacional de Gibara 2023— se revela Proenza: “Yo no debo citar a un grande si yo no puedo ni siquiera asomarme a un diálogo con él”.
Cosme Proenza habla de copias. Luego de citas y manipulaciones. Aclara:
“Había una intención quizás no tanto de epatar con tecnicismos, sino más bien de darle una idea a las personas del tamaño —porque las copiaba del tamaño original— para yo mismo sentirme cómodo a la hora de hacer una copia, que no tenía la tarea de casi falsificar sino de interpretar, de entender cómo se hizo eso desde el principio hasta el fin”.

Proenza en documental y libro
Percatarse de que el pintor leyera no solo libros de pintura, sino de otras artes, es importante a ojos vistas del espectador. Y esto es una pieza biográfica que la cineasta se encarga de resaltar. No solo se conforma con lo que dice Proenza, sino que se muestran en pantalla algunos de esos volúmenes, incluso con fragmentos señalados, como en uno de los libros de Eisenstein, director de cine con un gran conocimiento de otras manifestaciones artísticas.
La sencillez del documental Cosme, un enorme juego con el tiempo, estrenado en 2022 en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, es imprescindible para comprender la trayectoria cronológica de un artista que ha pasado por varias etapas hasta llegar a esa imágenes que tanto enamoran de la serie Los dioses escuchan y antes de las Boscomanías.
Esta obra de la cineasta Alejandra Rodríguez Segura recuerda aquellos documentales que muchos pudimos ver en un programa televisivo como Prismas. También tiene el estilo directo y espontáneo de las entrevistas de Hurón azul, acaso la mejor revista televisada sobre arte que hemos tenido.
Es la primera vez que un documental sobre un pintor da pie a un libro (Un enorme juego con el tiempo. Entrevista a Cosme Proenza, Ediciones La Luz, 2024). Y esto es de mucho elogiar porque, por razones de tiempo y presupuesto tal vez, no se puede editar todo lo que la cámara graba. Se sabe: en edición se poda mucho. El hecho de que se haya tenido a bien contemplar por escrito los testimonios de Cosme Proenza es muy meritorio para la cultura nacional.

Un Cosme Proenza más completo
El libro entonces no es solo una consecuencia del documental, sino una feliz prolongación o una obra complementaria en que el artista holguinero, cubano y universal se muestra más completo.
Con razón, Erian Peña Pupo reconoce en su estimable prólogo: “Este libro —producto de largas conversaciones en la etapa de filmación y de disímiles complicidades que unieron (unen) a la directora y al pintor— complementa el documental. Podríamos alternar uno y otro, y buscar la continuidad de las ideas para ampliar momentos de su vida”.
Tan vez incurra en una exageración. No obstante, los hechos hablan por sí solos: después de las páginas de José Martí sobre Francisco de Goya, la otra figura cubana más vinculada al pintor de Zaragoza es Cosme Proenza Almaguer. Y resulta interesante que muchos lo descubramos con la feliz y triste anécdota que nos relata el artista en el documental Cosme, un enorme juego con el tiempo.
Pero la relación con Goya, no fue sin embargo, lo más determinante para el futuro de una obra atractiva y admirada por muchas generaciones, una obra en constante diálogo con el tiempo. El espectador/lector ya lo reconocerá (2025).
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