El cine devela misterios de la iniciación Abakuá

La española Núria López Torres, junto a José Batista, realizaron Endícime, sobre una Sociedad Secreta de hombres, única en el continente americano.

El documental Endícime capta las ceremonias dentro de un plante abakuá

Foto: Cortesía de la entrevistada

Bajo el nombre de Sociedad Secreta Abakuá se agrupan 237 hermandades diferentes; cada una con su estructura jerárquica y distribuidas exclusivamente en La Habana, Cárdenas y Matanzas No existen en ninguna otra parte de Cuba y es única en su tipo en el continente americano.

Estos motivos fueron suficientes para que la realizadora española Núria López Torres se interesara por los abakuás. Primero, lo hizo a través de un trabajo fotográfico que le permitió, desde 2018, registrar parte de sus ceremonias y procesos. Luego, mediante el documental Endícime, realizado en 2024, junto a José Batista, y recientemente estrenado en la Muestra de Antropología Audiovisual de Madrid.

“Llevo mucho tiempo haciendo The Island, un proyecto sobre Cuba, su sociedad y su cultura. En uno de los capítulos, que se titula La larga travesía, reflexiono sobre el peso de la africanidad, la herencia de los afrodescendientes, en la conformación de la identidad cubana”, comenta López Torres en exclusiva para Altercine.

“Ahí decidí abordar las diferentes prácticas, creencias y ritos de origen africano, empezado por el tema de la Regla de Osha-Ifá, el Palo Monte y, además, la Sociedad Secreta Abakuá, con su peculiaridad de que solo existe en Cuba”, amplía la directora española.

La larga travesía

Con casi doscientos años de antigüedad, esta Sociedad Secreta surgió en un contexto de esclavitud, a manera de hermandad, para la ayuda mutua. Sus antecedentes se pueden rastrear en la región nigeriana de Calabar y también en los Cabildos de Nación, cuya función era socorrer a aquellos miembros que lo necesitaran.

Además de proteger su cultura a través de las “celebraciones de los domingos”, los Cabildos realizaban ritos y contribuían a preservar las tradiciones llegadas merced a la trata esclavista al Caribe, influyendo así en la conformación del crisol identitario multicultural de esta región geográfica.

López Torres llevaba 25 años viajando a la isla e interesándose por la sociedad cubana y su cultura. Pero aunque el tema Abakuá apareció desde los comienzos de su relación con Cuba y le resultó interesante para su investigación, señala que “no había tenido la ocasión de abordarlo hasta ahora”.

Los abakuás o ñáñigos —como también se les conoce— integran una hermandad exclusivamente masculina, que enseñan a sus miembros los valores tradicionales. Las formas afeminadas son un tabú, al igual que cualquier comportamiento que indique cobardía. Sus ritos de iniciación parten del mito de la princesa Sikán, hija del rey Iyamba de la nación Efó, y de su traición tras el hallazgo del Pez Sagrado.

Para ser admitidos en la hermandad, los hombres son investigados hasta que se demuestra que cumplen una serie de condiciones. Son cualidades necesarias el ser buen padre, buen hermano y buen amigo, y ser dignos, fraternos, laboriosos y estrictos con el código de ética.

Endícime aborda el proceso de iniciación de un joven en la Sociedad Secreta Abakuá (Cortesía de la entrevistada).

El proceso de iniciación como línea dramatúrgica

“El abakuá es cosa de hombres. Hay que ser hombre”, enfatiza Ramón Torres Zayas, dentro del documental Endícime. Este periodista y antropólogo cubano, abakuá también, y autor de varios libros sobre la Sociedad Secreta, fue decisivo para los propósitos de Núria López.

La realizadora cuenta: “En el momento que decido abordar La larga travesía, contacté con Ramón Torres e iniciamos una relación de amistad. Él me explica y asesora en aspectos de conocimiento e históricos, y eso me posibilita hacer mi trabajo a nivel documental”.

Endícime es el nombre genérico de los aspirantes a hacerse abakuá; y el documental narra básicamente el proceso de investigación de un candidato. Esa “línea dramatúrgica” fue la elección de los realizadores para acercarse y comprender un poco mejor a la Sociedad Secreta.

De ser aceptado al final del proceso, el endícime llega al plante, donde se le abren al iniciado las puertas de la membresía abakuá. En esa ceremonia juegan un papel importante los iremes o diablitos, danzantes enmascarados que han llegado a resultar símbolos del folclore cubano desde el siglo XIX.

Sobre su papel dentro del ritual, Ramón Torres aclara: “Los iremes son otro tipo de espíritu, otro tipo de ancestros que van a dar fe de lo que está sucediendo, además de amenizar la actividad con su práctica dancística. Después de una invocación, vienen a funcionar como garantes de la corrección del ritual y de la fe; y al mismo tiempo, funcionan como entes artísticos”.

El periodista y abakuá Ramón Torres Sayas instruye a un joven aspirante en un momento del documental (Cortesía de la entrevistada).

Historia del endícime Dayán

Dayán Pastrana es un joven habanero que desea ser abakuá, y al que se le realiza el proceso investigativo filmado en Endícime. Él representa la continuidad de la tradición; mientras, Ramón Torres (Ekueñon) encarna el legado y, al mismo tiempo, la vigencia de esta tradición.

De alguna manera, uno es prolongación del otro, como ha sido históricamente, pues Ramón Torres vivió en su momento un proceso similar al que ahora involucra a Dayán Pastrana. Ambos, son los personajes de un documental cuyo protagonista verdadero es la propia Sociedad Secreta.

Núria López Torres y José Batista reflejan también la circunstancia de que “en los últimos años se ha producido un aumento significativo de números de miembros; principalmente entre los jóvenes; y a diferencia de sus mayores, que trataban de ocultar su pertenencia a la hermandad, estos hablan abiertamente de ser abakuás”.

En un diálogo entre Dayán y su abuela, ella cuenta que varios de sus antepasados fueron abakuás, sin que nadie lo supiera, pues lo mantuvieron en completo secreto. A pesar de esta muestra de orgullo implícito de pertenecer a la Sociedad, y de la aprobación al joven tanto de la abuela como de la madre, las mujeres manifiestan que tienen sus propias creencias religiosas, de tipo espiritista.

En la presentación del documental, dentro de la Muestra de Antropología Audiovisual de Madrid realizada en el Museo de Antropología de esa ciudad, los directores de Endícime señalaron:

“En medio del colapso social y económico de Cuba, esta institución tiene la capacidad de captar el interés de los jóvenes cubanos, quienes buscan refugio de la desilusión con las instituciones estatales, porque les ofrece un fuerte sentimiento de identidad y permanencia”.

Núria López Torres (co-directora junto a José Batista) presenta Endícime en la Muestra de Antropología Audiovisual de Madrid (Cortesía de la entrevistada).

Matiz sociológico del documental

“Después del proceso de investigación finalmente Dayán se hizo abakuá. Yo no estuve presente en el plante, porque no estaba en Cuba; pero este muchacho joven y mi documental es una excusa para hablar de las nuevas generaciones de abakuás”, añade Núria Torres López.

Endícime posee, además del antropológico, un matiz sociológico, dado por el tratamiento del contexto social cubano. Sin poner énfasis, retrata las condiciones de la cotidianidad en la isla que dotan a un miembro de la Sociedad Secreta de un sentido de pertenencia y unión social que no son capaces de satisfacer en los marcos generales de la sociedad.

Elementos como raza, edad o posición económica no son tomados en cuenta para el trámite de endícime, como tampoco la instrucción, los títulos académicos o la posición social. En el documental escuchamos el resumen de Dayán sobre las aptitudes para ser abakuá:

“Tienes que ser una persona valiente y rebelde ante la injusticia. Cualquier tipo de problema tienes que enfrentarlo como hombre, como un varón, con valentía. Siempre uno siguiendo por su línea y haciendo las cosas de la manera más correcta”.

En estos grupos excluidos, estos grupos marginados, donde no se te pregunta por otra cosa que ser hombre y cumplir con los requisitos de la institución, mucha gente se siente identificada, y más en los actuales momentos de compleja situación social y económica”, destaca Ramón Torres. Aun así, él añade: “Esto es sacrificio, esto no es un regalo, esto hay que ganárselo”.

Hermetismo y conservación del legado cultural

La percepción de Núria López Torres fue cambiando en el proceso de realizar Endícime: “Una vez que hago la investigación y tengo un contacto directo, me doy cuenta que en torno a la Sociedad hay mucho mito y misterio. Hay toda una serie de ideas: unas no tan ciertas, otras con una parte de veracidad.

López Torres incorporó al documental muchas de las fotografías sobre las ceremonias y prácticas de los abakuás que ya había mostrado en 2023, como parte de la exposición La larga travesía, acogida por la Embajada de España en Cuba.

“Cuando puedo tener contacto y hablar con personas que son abakuás, y logro el acceso a las ceremonias, a lo que serían los plantes, los llantos, etcétera, me doy cuenta que tampoco son prácticas tan secretas, con tanto misterio, y que hay una cierta apertura”, comenta la directora española.

“Entre los abakuás hay personas de diferentes perfiles socioeconómicos, desde niveles más marginales hasta profesionales, intelectuales y artistas”, destaca Torres López; y añade: “Mantenerse como una entidad muy cerrada y hermética, es lo que le ha permitido conservar gran parte de su rico legado cultural”. Por su parte, Ramón Torres aplaude la existencia de un documental sobre una hermandad cuya práctica y legado se reafirma con la historia del endícime Dayán.

Para el periodista cubano que colaboró con la realizadora española, la Sociedad Secreta Abakuá sobrevive “por su capacidad de resistencia. Por su capacidad de readaptación y reacomodo a los distintos contextos. Por su capacidad de resolución de problemas que no hacen otras instituciones que, de alguna manera, deberían asumirla” (2025).

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