Padura: dos razones y una esperanza
A propósito de la exposición “Orillas” del artista visual René Francisco, inaugurada recientemente en España y que tiene como motivo la emigración.
Cuando más de dos años atrás, René Francisco le habló a Leonardo Padurade de su proyecto “Orilla” y lo invitó a escribir varios textos para acompañar sus acuarelas, el escritor cubano no lo pensó dos veces y aceptó la propuesta que, una vez más, le permitiría acercarse a ese misterioso universo de la creación pictórica. Esa fue la primera razón.
Antes Padura había colaborado con otros grandes de la plástica cubana, desde Roberto Fabelo hasta Carlos Garaicoa, sin olvidar a Los Carpinteros, Arturo Montoto, Yoan Capote o el fotógrafo Raúl Cañibano. Ya fueran reflexiones personales sobre sus obras o relatos inspirados por ellas, el narrador disfrutó todas y cada una de esas ocasiones en que tuvo la posibilidad de acceder a esa extraña comarca de luces y formas, conceptos y abstracciones, donde la palabra desaparece o pierde el protagonismo absoluto del que disfruta en la literatura.
La atracción del escritor por la representación pictórica puede rastrearse incluso a lo largo de sus novelas y cuentos. Por ahí desfilan el falso Matisse de Paisaje de otoño; un cuadro de Velázquez, La tarde, que hace soñar con la felicidad al protagonista del relato “La Puerta de Alcalá”; o aquel óleo de Renoir, Le déjeuner des canotiers, que propicia el encuentro entre Loreta y su futuro esposo Bruno Fitzberg, en Cómo polvo en el viento. Y de colofón, el maestro holandés Rembrandt Van Rijn convertido en personaje de la novela Herejes, en la que se produce el viaje a La Habana de una de sus pinturas del rostro de Cristo, a bordo del buque “San Luis” con su carga de judíos fugitivos de la Alemania fascista.
Pero la invitación de René Francisco, Premio Nacional de Artes Plásticas y uno de los artistas más reconocidos de su generación, guardaba un interés adicional para el escritor. Porque más allá de su propuesta estética, el tema de las acuarelas reunidas en “Orilla” giraba en torno al fenómeno de la emigración, uno de los más sensibles de la actualidad, tanto para Cuba como para el resto del mundo. Y esa fue la segunda razón.
“Cada guante esconde una mano. Cada mano pertenece a una persona. Cada persona es una historia…” (Orilla)
Padura y René Francisco: afinidades y motivaciones
No era la primera vez que ambos creadores, cada uno por su lado, habían mostrado su interés por esa temática a través de sus obras. En el caso de Padura ha sido un tema casi recurrente a lo largo de su narrativa, aunque adquiere su mayor relevancia en La novela de mi vida, Como polvo en el viento, e incluso, Regreso a Ítaca, la desgarradora película para la que escribe el guión junto al director francés Laurent Cantet, y donde se cuenta el reencuentro de un emigrado cubano con sus amigos.
Por su parte René Francisco había abordado este conflicto en obras anteriores como “Mar de balseros” y el video Orilla, del cual derivan de algún modo esta suerte de “retratos” de personas reales, la mayoría provenientes de África, y muertas en el intento de alcanzar esa otra orilla en busca de la libertad o de una vida mejor. Según su propias palabras, su intención con este proyecto era realizar un homenaje a tantas vidas perdidas y sacar a la luz todo ese dolor, casi siempre invisible o ignorado. Desde la mirada del artista la representación pictórica de cada una de esas personas se logró a través de los guantes azules de látex utilizados para los trabajos de servicio, un humilde objeto de faena, desechable y anónimo, que a los ojos del creador representan el sueño incumplido de los que murieron ahogados, asesinados, golpeados o simplemente abandonados a su suerte…
Padura escribió un total de doce textos para el catálogo de la exposición que estaba preparando René Francisco. No se trataba de un análisis teórico ni crítico sobre las obras, sino de pequeñas historias sobre el tema para acompañar el discurso pictórico. Incluso fueron un paso más allá, cuando el escritor plasmó fragmentos de sus textos en algunas de las acuarelas del pintor y este a su vez intervino textos del novelista.
A partir de esa estrecha colaboración se realizaron dos hermosos libros. Rivages/Orillas, estampado por la prestigiosa editorial del Cercle des Amis d’Editart (Ginebra, 2022), que incluye cuatro litografías de René Francisco y tres de los textos de Padura. Asimismo se publicó el volumen Orillas, de Bernal Ediciones (Madrid), que contiene 24 acuarelas y el total de los textos.
Cuba Cultura entre ambas orillas
Más recientemente, aprovechando la presencia de Padura en España en viaje de trabajo, ambos creadores inauguraron la exposición “Orilla” el pasado 19 de julio, como parte de la programación que presentará la undécima edición de Cuba Cultura, a celebrarse en Trigueros del 20 al 25 de agosto.
De Trigueros se dice que es el pueblo con más fiestas de España. Y en ese lugar donde las calles brillan de limpias y las fachadas siempre parecen recién pintadas, los triguereños se inventaron una nueva fiesta a la que dieron por nombre Cuba Cultura, para reforzar los antiguos lazos históricos y culturales entre la isla caribeña y la provincia de Huelva. Sus entusiastas fundadores fueron tres españoles y una cubana: la promotora cultural Lourdes Santos, el pintor Juan Manuel Seisdedos, el fotógrafo Héctor Garrido y la actriz Laura de la Uz, la cubana del grupo.
El evento abarca diversas manifestaciones artísticas como la música, la literatura, el cine y las artes plásticas y está organizado por Volumen Huelva, Harina de Otro Costal y Arte Hotel, con el apoyo de la Diputación de Huelva y el Ayuntamiento de Trigueros.
La muestra pictórica y los textos que la acompañan fueron montados en el Centro Harina de Otro Costal, un antiguo inmueble donde se elaboraba el pan y todavía conserva las máquinas y utensilios originales de madera, algunos de los cuales sirvieron de base al montaje de las obras. A su inauguración asistieron el alcalde de Trigueros y otras personalidades del territorio, para apoyar la realización de un evento que en cada una de sus ediciones ha contado con prestigiosos artistas invitados de la isla.
Para ambos creadores esta experiencia de trabajo ha resultado muy singular porque les ha permitido abordar de conjunto, y desde la perspectiva del arte, una de las crisis humanitarias que sufre hoy la humanidad y también afecta a los cubanos.
“René Francisco les dedica una elegía azul. A la memoria perdida de los que no llegaron y a la suerte de los que llegaron. A los que, al llegar, enfundarán sus guantes y mantendrán bella y próspera la parte del mundo que materializa su sueño más recurrente: comer tres veces al día, no temer a la violencia diez veces al día”, dice Padura en uno de sus textos.
Y esa es la esperanza. (2024)
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