Palabra y memoria en los animados de la televisión cubana
Con sus estudios sobre la producción de los años 60 y 90 del siglo XX, el investigador Abel Molina aporta a la reconstrucción de la historia de la animación nacional.

El Profesor, uno de tantos personajes entrañables de los “muñequitos” didácticos de la TV cubana. Esta fotografía en colores fue tomada por Reinaldo Alonso durante la filmación de la serie dirigida por Hugo Alea
Foto: Tomada de Colección de Mauricio Alonso. Cortesía del entrevistado.
Los niños nacidos en Cuba durante las décadas de 1970 y 1990 del pasado siglo pudieron disfrutar de un amplio repertorio de materiales gráficos, sonoros y audiovisuales que constituyeron parte importante de su infancia. Más allá de su carácter lúdico, estos también jugaron un rol educativo, didáctico e ideológico, acorde a la formación de principios para la construcción del “hombre nuevo” en una sociedad de tipo socialista, donde debían primar la moral, la ética, la justicia y el respeto por la historia y la identidad nacional.
Uno de estos niños, pues nació en La Habana de 1970, Abel Molina Macías, hoy investigador y autor del libro ¡¡¡Atiendan acá!!! Palabra y memoria de la animación realizada por la Televisión cubana entre los años 60 y 90 del siglo XX, afirma en entrevista a IPS que “lamentablemente, mucha de esta producción nacional resulta desconocida para las nuevas generaciones, en parte por su naturaleza impresa y/o analógica, pero también por el poco interés en preservarlos y difundirlos”.
Presentes los “muñequitos”
Por tales razones, surgió en 2018 el proyecto expositivo “¿Infancia?: ¡Presente!”, cuyo objetivo era recuperar y socializar documentos y materiales relacionados con el consumo infantil cubano de aquel período. En estos ejercicios de memoria y nostalgia, sean individuales o colectivos, aparecen los llamados “muñequitos”, esos filmes animados de la televisión cubana con su impronta de valores humanos.
Graduado de Información Científico Técnica y Bibliotecología en la Universidad de La Habana, Molina rememora también los cortos y menciones didácticas que “pretendían transmitir informaciones, orientaciones, conocimientos de interés general y mensajes de bien social, que iban desde el cuidado de la propiedad social, la asistencia puntual a la escuela, hasta el ahorro de la electricidad y el agua”.
“La mayor parte de las investigaciones abordan la producción de los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (Icaic), sin explorar el trabajo de los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT)”.
Al decir de Molina, este desconocimiento —incluso entre historiadores, investigadores y críticos— se debe a la falta de catálogos, la ausencia de programas televisivos y ciclos de cines para su exhibición; y a la pérdida irreparable de los mismos, por el deterioro de sus soportes físicos (cintas de 16 mm, casetes Umatic, Betacam y VHS) o la reutilización de estos casetes en los años del llamado Período Especial en Tiempo de Paz.

Para recuperar la memoria
Esta situación motivó a Molina para empeñarse en “recuperar la historia y labores de los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Radio y Televisión” y desarrollar, desde 2019, el proyecto de investigación “Palabra y Memoria de la Animación realizada por la Televisión Cubana entre los años 60-90 del siglo XX”.
Con su pesquisa, que abarcaba desde 1968 ―año en que nacieron los estudios de animación dentro del ICRT― y 1990 ―momento de caída en la realización y preservación de esa producción animada—, Molina obtuvo el Premio Memoria 2019, que convoca el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
El jurado integrado por Víctor Casaus, Laidi Fernández de Juan y Shaima Legón subrayó que el proyecto “propicia la búsqueda de un aporte a la imprescindible reconstrucción de la memoria histórica nacional y sus consecuentes —y necesarios— análisis que deben desarrollarse sobre esta área creativa”.
Abel Molina está enfrascado desde entonces en la realización de entrevistas a personas que trabajaron en los Estudios Fílmicos de Animación del ICRT, muchos ahora residentes fuera del país, o a sus familiares, en varios casos. También, en la digitalización de la información recuperada en esas entrevistas, así como de artículos de prensa, expedientes laborales, artísticos y de membresía.
Su intención es la confección de un catálogo de toda la producción animada del ICRT en este período, “enfocado a la recuperación de la Memoria Histórica de la Animación del ICRT entre 1968-1990”.

Esfuerzo arduo y aún inconcluso
Tras recibir la autorización de directivos del ICRT, Molina comenzó la búsqueda en varias videotecas del organismo y pudo localizar 24 casetes con animados de la televisión cubana. Aunque, el investigador aclara: “En ninguna de las áreas se ha concluido esta labor y muchos materiales poseen daños causados por hongos y otros microorganismos, así como faltan hojas de corte o de identificación”.
La digitalización de los casetes seleccionados en el Departamento Patrimonio-Video del ICRT permitió recuperar 86 animados. Otros materiales, conservados por antiguos trabajadores de esa institución, se sumaron a la lista. Entre estos animados, Molina destaca las canciones infantiles El grillito acatarrado y El soldadito de plomo; La botija, realizada con marionetas; y Gallo de bodas, con papel recortado.
La indagación ha continuado por varios departamentos del ICRT y alcanzado a otras instituciones capitalinas, como la Biblioteca Nacional José Martí y la biblioteca de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana. Todo lo cual ha permitido localizar documentos de mucho valor para el conocimiento de la historia y labores de la animación en la Televisión Cubana.
Imposibilitado por la crisis editorial de publicar como libro el proyecto ganador del Premio Memoria, Molina preparó en formato digital una primera entrega, con testimonios de 27 antiguos trabajadores sobre la historia, cursos, producción y otros temas relacionados con la existencia de los Estudios Fílmicos de Animación.
A su cargo estuvo la introducción y toda la compilación y selección del material recogido en ¡¡¡Atiendan acá!!!

Para una visión más completa
“Esta obra se concibió como una gran coral, por lo que se presentan las respuestas aparte del cuestionario realizado, en lugar de la tradicional publicación por cada entrevistado(a)”, explica el investigador.
“De esta manera, a pesar de las reiteraciones y redundancias inevitables, creo que se logra una visión lo más completa posible en los temas abordados, además de los imprescindibles y esclarecedores aportes de información, las contradicciones y polémicas inevitables”.
Así, el lector accede a las respuestas sobre cómo los entrevistados conocieron de los cursos de animación lanzados por el Instituto Cubano de Radiodifusión y sus características, las razones de la creación de los Estudios de Animación y su importancia en el desarrollo de la animación nacional.
También acerca de la participación de becados vietnamitas, los detalles del proceso de realización de los “muñequitos” y el costo de esta producción, los proyectos y obras perdidas y no filmadas, de la musicalización y las canciones infantiles, el uso de efectos, entre otros atractivos temas.
Ahí ofrecen su testimonio un reconocido realizador Juan Padrón, destacados actores como Alden Knight, Hilda Collado y Ana Nora Calaza; y otros artífices, muchas veces anónimos, pero con un trabajo imprescindible, como Sergio Marticorena, Zoila Estrada, Manuel Oliver, Emilio Arias, Alberto Herrera, Magaly Sigler, Juan Ruiz, Rosa Buzón, Ángel Suárez, Juan Avilés y Luis Duque.
Suman también sus voces: Elisa Rivas, Hilda Gorría, Ciro Pedraza, Saúl Roger, Juana Aguión, Orlando Sansón, Jorge Primo, Dalmara Pino, Israel Suárez, David Jaime, Francisco Línea y Pedro Pérez.

Aporte a la historia cubana de la animación
Una segunda edición, corregida y aumentada, se presentó en marzo de 2024, en la Sala Caracol de la Uneac. Otro aspecto de interés del libro es su valor gráfico, al incluir una selección de imágenes de diferentes procesos relacionados con la animación y sus protagonistas.
Si bien este proyecto “nace incompleto por la ausencia de documentos y voces imprescindibles para conocer y comprender la historia y desarrollo de los animados realizados por la Televisión Cubana”, Molina resalta que “los testimonios, materiales, documentos y audiovisuales rescatados se han convertido en fuentes historiográficas que permiten comprender y valorar, aun con sus limitaciones por las ausencias y el carácter subjetivo de los relatos orales, el origen y desarrollo de este arte cinematográfico en nuestro país”.
Como integrante desde 2023 del Grupo de Archivo y Patrimonio de la Televisión Cubana, perteneciente al Instituto de Información y Comunicación Social, el investigador ha intensificado su exploración en varios departamentos del ICRT y en otras provincias, como Santiago de Cuba, donde se fundó un estudio de animación en 1970, vinculado al canal Telerebelde.
Hoy, Abel Molina persiste en seguir “buscando información de interés y estableciendo contactos para realizar visitas de trabajo a otras instituciones que enriquezcan el ya vasto fondo documental que la respalda y valida”. Su empeño es un “homenaje a quienes contribuyeron que mi infancia, y la de muchos niños cubanos, fuera un sitio de maravilla, belleza y alegría eternas” (2024).
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