Una joven realizadora vasca en la Habana industrial
Entrevista con Ainhoa Ordoñez, directora de un documental sobre el mundo de los jóvenes amantes de la música electrónica en Cuba.
Los jóvenes cubanos protagonizan el documental Habana Industrial
Foto: Cortesía de la realizadora
Entre las sorpresas encontradas en la edición 67 del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (ZINEBI), realizado del 21 al 28 de noviembre de 2025, estuvo la inclusión en la Sección Oficial de Habana industrial, un documental de Ainhoa Ordoñez Yraolagoitia que resultó ganador del Gran Premio al mejor cortometraje vasco.
Habana industrial es un film realizado en el estilo del cine directo. Durante veinte minutos, la directora acompaña a un grupo de jóvenes cubanos, amantes de la música electrónica, en una noche habanera. Ellos y ellas bailan, deambulan y comparten su visión personal sobre Cuba y el mundo en que viven.
Ainhoa Ordoñez es una joven creadora vasca, menuda; pero con una mirada y una expresión en su rostro que demuestra inteligencia y perseverancia en todo lo que realiza. Estudió Dirección en la Escuela de Cine del País Vasco y Dirección de Fotografía en el Instituto de Cine de Madrid. Su encuentro con Cuba y la realización de esta obra se la debe, en buena medida, a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV).
Con ella tuve la oportunidad de conversar sobre su experiencia de rodar en Cuba, después de la conferencia de prensa donde presentaron los cortometrajes vascos que formaban parte de la selección oficial del festival.
Cineasta por casualidad
Pedro R. Noa Romero (PNR): ¿Qué te motivó a hacerte cineasta?
Ainhoa Ordoñez (AO): «Yo quería estudiar ingeniería y en el último curso, de repente, tuve una crisis de identidad y me dije: no quiero ser ingeniera. No sé. No hay una razón. En mi casa no se ha visto mucho cine. Un día me levanté y me dije quiero estudiar cine y ya está.»
(PNR): ¿Fue tan fácil llegar y entrar a la Escuela de cine del país vasco?
(AO): «Yo estudié cine hace ya once años. Creo que en la actualidad hay mucha más demanda, más personas interesadas en estudiar cine, es mucho más competitivo. Pero hace once años éramos pocos en clases, casi que necesitaban más alumnado. No era habitual que con dieciocho años quisieran ir a estudiar cine. Era mucho más raro.»
(PNR): Si ya tenías conocimientos de cine, ¿por qué te fuiste a Cuba para estudiar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV)?

(AO):«En la Escuela de Cine del País Vasco, donde ahora soy profesora, me gradué de Dirección. Pero mientras estuve estudiando allí, solo había como especialidades “cine de ficción” y “cine industrial”.
»El cine de no ficción y a todo lo que me dedico actualmente, no existía. Yo no sabía lo que era eso y fue a raíz de un campamento de cine que descubrí que había otros tipos de cine y me hablaron de la Escuela de San Antonio… Fue allí donde descubrí un nuevo mundo, muchísimo más abierto. Pasé de un cine de ficción con mucho dinero, a uno más pequeño, más experimental.»
Cuba y la EICTV
(PNR): ¿Y cómo llegaste a EICTV?
(AO): »Bueno, hubo un periodo de tiempo desde que terminé en Bilbao y la EICTV, pues estudié un curso de Dirección de Fotografía en Madrid y estuve trabajando en esa ciudad.
»Ya sabía en 2019 que en la EICTV se hacía el taller “One to one”. En ese tiempo, a un amigo mío lo escogieron para hacer el curso regular y cuando él estaba en segundo, me enteré que iban a abrir plazas para el “One to one”. Me postulé y llegué a la Escuela en enero de 2023.
»Allí estuve un mes y medio en Cumanayagua, donde hice mi corto Los Nagüe y donde aprendí cómo era el ejercicio de “One to one”. Nos ponían por parejas y llegábamos a un espacio desconocido; ibas como con una brújula de temas que podrían interesarte y tenías una semana para ir conociendo el espacio, las historias…
»En la segunda semana ya teníamos que decidir qué tipo de relato, de personaje, nos interesaba y actuabas de directora, de guionista y rotabas los roles con tu compañera o compañero. Después volvías a la Escuela y tenías unos dos meses para terminar.
»Eso me pareció un método de producción super libre, porque no tienes que depender de un equipo grande. Ahora estoy reproduciendo ese método en las cosas que he hecho y las que deseo hacer aquí, en el País Vasco.»

(PNR): Después que terminas el “One to one”, ¿continuaste el curso en la especialidad de Documental?
(AO): «Después del “One to one”, pedí si podía quedarme para terminar el tercero y graduarme y me aprobaron. Comencé el curso; pero me di cuenta que no tenía para pagarlo, porque hacía casi dos años que estaba sin trabajar y decidí que no iba a egresarme de San Antonio.»
Encuentro con La Habana
(AO): »Entonces volví a España, estuve trabajando unos meses, ahorré dinero y vi que mis compañeros iban a terminar con un trabajo final y me dije que yo también quería tener un trabajo final. Por lo que volví a Cuba, estuve tres meses viviendo en La Habana, ya no pasé por la EICTV, pero allí filmé Habana industrial.»
(PNR): ¿Cómo surgió la idea de este documental?
(AO): «En esos días de estar en la EICTV, fuimos a la Fábrica de Arte y sentimos que estaba muy pensado para el turismo, algo medio artificioso. Y cuando íbamos de regreso, pasamos por un sitio que retumbaba y era como un bar. Allí le preguntamos a la camarera y nos dijo que eso era en el sótano.
»Bajamos una escalera, abrimos una puerta y de repente vimos unas luces estroboscópicas y gente bailando una música técnica durísima. Nos pasamos la noche bailando con ellos y después fuimos a la casa de no sé quién y fue muy divertido.
»En esos meses de estar viviendo en La Habana, hice contacto con aquella gente y empecé los fines de semana a venir a esas fiestas. Al principio iba sin la cámara. Simplemente estaba con ellos. Después comencé a llevar la cámara; pero sabía que lo que grababa no me iba a servir; pero era para que ellos sintiesen la presencia de la cámara. Y después vino una amiga desde Vitoria, que me ayudaría con el sonido y ahí oficialmente comenzamos el rodaje. »

(PNR): La realización de Habana industrial
(AO): «El corto lo grabé en cuatro semanas muy intensas. Después estuve visionando con otra amiga, una cubana de Holguín: Susel Legón, y allí identificamos las imágenes que nos harían falta. Con ella hice todo el proceso de edición; pero también estuvo en las grabaciones y me pasó un montón de textos sobre la juventud cubana.
»Yo había vivido dos años en Cuba, pero no es lo mismo que quien ha vivido 27; sin la ayuda de Susel Legón hubiera sido impensable… Siento ahora que ha sido un trabajo muy coral.»
(PNR): ¿Por qué el título?
(AO): «En realidad tenía mucha prisa para poner el título, porque tenía que entregarlo y lo decidí en dos días. Tenía un montón de títulos posibles; pero me gustó el juego de palabras con La Habana, que es una ciudad en ruinas y a la vez el tipo de tecno que ellos y ellas más escuchan: el industrial. Entonces me pareció curioso el contraste de escuchar un tecno super industrial, con el paisaje de fondo de unos edificios que se están como cayendo.
»También porque me gustaba el sentido de la sorpresa. Porque si no sabes de qué va el corto y lees que se llama Habana industrial, piensas que va a ir de una cosa y de repente va de otra. Y eso me daba un poco de gracia.»
Ainhoa Ordoñez en “el cuerpo audiovisual” de Cuba
(PNR): Tu corto anterior Los nagües participó en la 19 edición del Festival Internacional del Cine Pobre de Gibara. ¿Lo inscribiste también en el Festival de Cine de La Habana?
(AO): «La verdad, no, porque tenía la experiencia de compañeros con cortometrajes un poco polémicos, un poco políticos, que los han censurado.
»Yo no quería hacer un corto con los temas que se hablan en él. Mi intención era ahondar en la escena musical electrónica de La Habana, pero yo creo que se convirtió en un documental bastante fuerte, y la verdad es que ni intenté inscribirlo, porque pensé que no iba a entrar en la programación. Igual pruebo el año que viene.»
Hasta aquí la conversación con la joven realizadora vasca. Pero cabe una reflexión para concluir.
Habana industrial forma parte ya del “cuerpo audiovisual de la nación cubana”, según el concepto acuñado por el crítico Juan Antonio García Borrero. Y también está estrechamente ligado a una línea temática dentro del documental cubano que ha explorado la marginalidad en la juventud nacional. Pienso ahora mismo en Un pedazo de mí (Jorge Luis Sánchez, 1989) o Calle G (Aram Vidal y Erick Coll, 2003), por sólo citar dos ejemplos.
El jurado de ZINEBI 67 escribió sobre el filme de Ainhoa Ordoñez en el acta de premiación: “Por convertir la noche habanera en un trance hipnótico, donde la experiencia liberadora del baile se conjuga con el desencanto político de quienes ya no esperan nada” (2025).
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