Los manglares del archipiélago cubano y el cambio climático

¿Qué son los bosques de mangle?

Los manglares conforman extensas áreas de bosques costeros en la zona tropical y pan tropical del planeta. Estos ecosistemas se desarrollan, principalmente, donde existen deltas importantes que desembocan en el mar y se producen acumulaciones de fango, como sustrato y variaciones permanentes de salinidad. Por tanto, los principales factores abióticos son: la mezcla continua de aguas continentales y marinas, con variaciones en la salinidad; la acumulación de fango en la ribera de los ríos y en la faja costera, lluvias y humedad ambiental y temperaturas altas y poco variables (mayores de 25ºC y con variaciones que no sean menores de 5ºC), por lo que las temperaturas frías constituyen una limitante para su desarrollo.

Los boques de mangles se encuentran, generalmente, en los sitios con costas protegidas, asociados a oleaje con baja energía y aportes abundantes de agua dulce, que permiten la deposición y acumulación de sedimentos orgánicos,  lodos finos y aguas con valores de salinidad superiores a cinco por ciento. Con estas condiciones y amplitudes grandes de marea se desarrollan cinturones de manglares que pueden penetrar hasta 60 km en tierra firme desde el mar, según se extiendan las condiciones de marea1. Los bosques de mangles marcan una transición entre el mar y la tierra, de ahí su gran importancia. Se entiende por manglar una agrupación de árboles que poseen ciertas adaptaciones que les permiten sobrevivir y desarrollarse en terrenos inundados de forma permanente o temporal y que están sujetos a la influencia de las mareas, con intrusiones de agua salada o salobre.

Para vivir en estas condiciones acuáticas y salinas, las plantas que conforman los manglares poseen adaptaciones tales como:

•    Tolerancia a altos niveles de salinidad, con estructuras que les permiten expulsar la sal o detener la entrada de sal por las raíces.
•    Raíces aéreas de sostén en forma de zancos, que estabilizan al árbol en terrenos blandos e inestables.
•    Raíces llamadas neumatóforos, que crecen hacia arriba en sentido contrario del resto de las raíces y les permiten respirar en ambientes inundados.
•    Semillas que germinan en los árboles (propágulos), que pueden flotar y moverse en el agua, lo que facilita una mayor dispersión.
•    Estructuras especializadas para permitir la entrada de oxígeno y la salida de bióxido de carbono, como las lenticelas.
•    Presencia de tejido aerífero en los tallos, lo que facilita la circulación del agua.

Cuba y sus manglares

Cuba, en su condición de archipiélago y con una extensión de 110922 Km², está formado por la Isla de Cuba, larga y estrecha; la Isla de la Juventud y un sinnúmero de cayos e isletas, lo que aumenta sensiblemente la extensión de las costas y la importancia de los manglares. Los bosques de mangles constituyen una parte importante de sus humedales costeros, con significativas funciones, tanto ecológicas como económicas y estratégicas. El papel protector que tienen los manglares en Cuba es de vital importancia para la economía nacional y el bienestar humano, por los servicios ecosistémicos que prestan2.

Los manglares cubanos ocupan, de manera general, las costas biogénicas, acumulativas, cenagosas y con esteros, donde el efecto de las mareas y los escurrimientos de agua dulce determinan su presencia; y constituyen una reserva forestal valiosa, conformando extensas masas boscosas que ocupan, por su extensión, el noveno lugar en el mundo; están entre las de mayor representación en el continente americano y en primer lugar en los países del Caribe.

En el archipiélago cubano, los bosques de mangles crean una valiosa barrera protectora de las costas; ocupan 5,1 por ciento de la superficie del país, lo que representa el 20,1 por ciento de la superficie boscosa actual, y se encuentran en más del 50 por ciento de las costas cubanas. La función protectora de los manglares reviste gran importancia ante los efectos de tormentas tropicales, huracanes y marejadas, tanto para las instalaciones económicas y campos de cultivos, como para las poblaciones costeras o cercanas a las costas, ante las consecuencias del cambio climático de origen antropogénico, como son los posibles escenarios de peligro, vulnerabilidad y riesgo de la zona costera, debido al aumento del nivel medio del mar.

En Cuba, de acuerdo con la distribución y abundancia de los bosques de mangles, es posible diferenciar al menos tres regiones.
1.    La región occidental, desde San Antonio a Bahía Honda, en la costa norte, y de Bahía de Cochinos hasta Cabo Francés, por el sur.
2.    La central, desde la Península de Hicacos a Nuevitas, al norte, y desde Cabo Cruz a Casilda, por el sur.
3.    La región oriental, tanto en la norte como al sur.

Las mejores condiciones hidroclimáticas y ecológicas para el desarrollo de los manglares se encuentran en la región occidental. Estas condiciones van decreciendo hacia la región oriental,  esta última con costas mayormente abrasivas y un evidente estrés hídrico al sur, por lo que es la menos apta para el desarrollo de los manglares.

Árboles que forman nuestros bosques de mangle

Los bosques de mangle cubanos están constituidos, fundamentalmente, por cuatro especies arbóreas, tres de las cuales son consideradas manglares verdaderos por las adaptaciones morfológicas y fisiológicas que presentan al medio acuático salino donde se desarrollan. Estas especies son: mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle prieto (Avicennia germinans), patabán (Laguncularia racemosa) y yana (Conocarpus erectus). Esta última se considera un pseudo mangle o especie periferal, por no poseer las adaptaciones típicas de las especies de mangle. Estas especies son fáciles de distinguir por sus características.Detalles del árbol

La Rhizophora mangle dispone de raíces de zancudas que le permiten anclarse en los suelos lodosos anegados. En esas raíces superficiales se encuentran poros o lenticelas que facilitan la incorporación de nutrientes y realizar intercambio de gases. Las semillas germinadas (propágulos) son alargadas y colgantes, en forma de un tabaco de color verde y pardo en el extremo; la corteza del árbol va de rosa a casi rojo; las hojas son verde brillante y, en su envés o parte inferior, se observan pequeños puntos de color verde profundo. Esta especie se encuentra en la línea de costa, bordeando canales y lagunas, o en sitios donde la inundación es permanente, favorecida con la mezcla de aguas dulces con el agua del mar.

La especie Avicennia germinans posee raíces aéreas llamadas neumatóforos, las cuales constituyen una de sus características más sobresalientes para la respiración en el medio acuático. Las hojas son de forma puntiaguda, el envés es de color blanquecino y el haz es de color verde oscuro; por el envés de las hojas la planta expulsa las sales, por lo que usualmente presenta granos de sal. Debido a esto, en algunas regiones de América se le conoce como “mangle salado”. Los frutos alcanzan de 1,5 a 2 cm de largo. Las semillas germinadas (propágulos) son ovoides, de color verde claro. Los troncos de los árboles son de color carmelita oscuro. Esta especie soporta las mayores concentraciones de sal; se establece detrás de la franja de mangle rojo, en sitios más elevados de la llanura costera, y puede desarrollarse en lugares con inundaciones temporales.

La especie Laguncularia racemosa también posee neumatóforos, pero estos alcanzan menor altura que los de mangle prieto y se caracterizan por tener en su parte superior una superficie ensanchada a modo de cabezuela. Las  hojas son ovaladas, con dos pequeñas glándulas anaranjadas o rojizas en la base del peciolo, las cuales son secretoras de sal. Esta especie no resiste los terrenos muy salinos ni inundados y ocupa los más elevados y secos, lejos de la orilla. Debido al poder calórico de su madera, ha sido muy utilizada para la fabricación de carbón vegetal.

La especie Conocarpus erectus no se considera un verdadero mangle, ya que no tiene las modificaciones características de las especies de mangle de ambiente acuático y salino, como son la viviparidad de los frutos y emisión de neumatóforos. Su rasgo más sobresaliente son los pequeños frutos en forma de conos redondos de color púrpura o marrón; se puede encontrar en la parte más seca, alta y alejada de la franja de manglar, en los ecotonos con otros tipos de vegetación, como matorrales costeros, bosques y herbazales de ciénaga. Esta especie también ha sido muy utilizada para la fabricación de carbón vegetal.

En Cuba, en dependencia de las condiciones ecológicas e hidrológicas, se pueden desarrollar bosques considerados altos si sobrepasan los 12 m de altura, y achaparrados o enanos cuando no sobrepasan los tres metros de altura, en sitios con altos valores de salinidad. Estas formaciones enanas son más afines, desde el punto de vista estructural, con los matorrales, y a su vez presentan diferencias en cuanto a altura y densidad. Los bosques de mangles pueden ser monoespecíficos cuando están conformados por una de las cuatro especies o también pueden ser mixtos, con dos, tres o cuatro especies de mangle.

Manglares y el cambio climático

Una de las mayores preocupaciones de la humanidad en estos tiempos es el cambio climático de origen antropogénico. El incremento del efecto invernadero, debido a la concentración de gases en la atmósfera como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, ha desencadenado cambios con trascendencia a escala planetaria. Entre los principales cambios relacionados con el incremento de las temperaturas en la atmósfera y el océano, se incluyen el ascenso del nivel medio del mar, así como cambios en los regímenes de precipitaciones y en la frecuencia e intensidad de los eventos hidrometeorológicos extremos.

En el planeta se prevé, según estimaciones del  Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 20013, que la elevación del nivel medio del mar estará entre 0,11 y 0,77 m en el período comprendido entre 1990 y 2100, debido a la expansión térmica de los océanos y la pérdida de masa de los glaciales y los casquetes polares. Aun cuando las concentraciones de los gases de efecto de invernadero se estabilizaran, el nivel medio del mar continuaría aumentando durante cientos de años. Según el  Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 20074, con las nuevas evidencias y modelos del clima se estima un aumento de 0,3 a 0,8 m para 2100. De acuerdo a datos de la estación mareográfica de Siboney, en La Habana, en los últimos 40 años ascendió el nivel medio del mar en el país, con una tasa de 0,191 cm/año5.

Para Cuba, dada su condición de insularidad, el ascenso del nivel medio del mar ha sido identificado como la principal amenaza del cambio climático, por lo cual se han considerado las zonas costeras como las más vulnerables al cambio climático global y los manglares como uno de los ecosistemas de mayor vulnerabilidad6.

El aumento del nivel medio del mar para el archipiélago cubano podría tener consecuencias negativas, entre ellas la disminución gradual de la superficie emergida, sobre todo en zonas bajas con pendientes más suaves y tectónica subsidente; el incremento de las áreas con humedales sumergidos y el posible desplazamiento de estos tierra adentro; el aumento de la erosión costera, con el consiguiente deterioro de las playas; el incremento de la salinidad de los estuarios y los acuíferos, y la alteración de los patrones de sedimentación y el aumento de la exportación de sedimentos hacia la plataforma y el océano, en detrimento de los arrecifes7.

Aunque en la literatura las predicciones de escenarios del manglar, a partir de las afectaciones por el aumento del nivel medio del mar, son muy controvertidas8, la capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes que generalmente presentan las costas es una evidencia de la resiliencia que caracteriza al ecosistema de manglar. En el presente trabajo se identifican las principales características que podrían permitirles a las especies vegetales que conforman los manglares cubanos adaptarse a las condiciones de elevación del nivel medio del mar como consecuencia del cambio climático.

Los manglares, unidos a los arrecifes coralinos y los seibadales, constituyen los ecosistemas marinos de mayor importancia del Caribe. Están muy interrelacionados, fundamentalmente en su funcionamiento, debido al intercambio de energía y materia orgánica9, y conforman la primera barrera protectora ante la elevación del nivel medio del mar.

La gran representatividad de los bosques de mangles que ocupan zonas bajas y cenagosas del archipiélago cubano, así como su gran resiliencia –evidenciada por su adaptación a los cambios de condiciones en las costas–, constituyen una posibilidad de protección del territorio nacional ante el ascenso del nivel medio del mar.

Las características de las especies vegetales que conforman esos manglares son de gran importancia para la protección del territorio nacional. Tal es el caso del sistema de raíces de las especies vegetales arbóreas que conforman los bosques de mangles, tanto las raíces zancudas o fúlcreas, como los neumatóforos. Este sistema radicular varía en las diferentes especies arbóreas que constituyen los manglares. Las raíces de los mangles pueden ser tan densas que llegan a crear una barrera que, unida al sustrato mayormente turboso, actúa como una “gran esponja” capaz de retener el agua. Esto propicia la capacidad de la franja de mangles para evitar inundaciones ante fuertes lluvias, huracanes o tormentas tropicales. Se conoce que las inundaciones hacia tierra adentro han ocurrido en los sitios donde la franja de mangles ha sido talada o debilitada; y es posible citar varios ejemplos en el país que ilustran esta consideración, como ocurrió en la costa sur de la provincia de Pinar del Río al paso del Huracán Iván, en  2005; o las inundaciones debido a los efectos de los huracanes Gustav y Ike en 2008, en Playa Cajío y Playa Majana, en la costa sur de la provincia de Artemisa. Estas inundaciones se produjeron, mayormente, en los sitios donde los bosques de mangles habían sido destruidos o afectados por cambios del régimen hidrológico. Los bosques de mangle tienen la suficiente resiliencia de recuperarse después del paso de eventos meteorológicos extremos. Se ha comprobado que seis meses después del paso de un huracán por el archipiélago cubano, los manglares ya habían recuperado sus copas y la regeneración es muy alta para reponer el espacio de los árboles derivados o muertos en pie por el efecto de los vientos.Germinans, características del árbol

Las especies arbóreas de mangles ocupan, generalmente, diferentes sitios en la franja de mangle donde su desarrollo es más favorable, por lo que las características de adaptación de cada una de ellas varían, espacialmente, en la franja costera.

La especie R. mangle se desarrolla favorablemente en la primera línea de costa, con valores de salinidad entre 30 y 45 por ciento, y sus adaptaciones morfológicas y fisiológicas constituyen una estrategia de sobrevivencia en el medio acuático y salino: las raíces zancudas o fúlcreas funcionan para la respiración y como forma de sostén, ya que soportan la acción de las olas, deteniendo la erosión; el tejido aerífero en el tallo y las raíces posibilitan la circulación del agua y soportan altas presiones osmóticas. La gran cantidad de propágulos que produce le facilitan a esta especie mayores posibilidades de éxito y sobrevivencia. Las raíces zancudas, además, actúan como retenedoras de las sedimentos que llegan de tierra adentro hacia la costa; por otra parte, la densidad de raíces zancudas está relacionada con su resistencia al oleaje, de manera que, donde existe mayor oleaje, se observa una mayor cantidad de raíces por árbol. En los sitios donde la franja de mangle rojo está más protegida del oleaje, como en los bordes de lagunas y canales, o en riberas o deltas de ríos, la densidad de raíces zancudas es menor. Igualmente se ha observado que en la primera línea de costa, además de la mayor densidad de raíces, los árboles tienden a inclinarse hacia el mar, mientras que en los sitios más protegidos los árboles son más erectos. Estas adaptaciones de la especie a ambientes cambiantes permiten suponer la adaptabilidad de la especie al aumento del nivel medio del mar, suceso que se producirá paulatinamente, posibilitando que esta franja de vegetación mitigue en parte los efectos negativos de esta manifestación del cambio climático.

Los propágulos de mangle rojo flotan en el agua de mar, donde pueden conservar su viabilidad por periodos relativamente largos, y pueden ser trasladados por corrientes y mareas hasta encontrar los sitios apropiados para su establecimiento, los cuales pueden estar asociados a lugares bajos como pastos marinos, donde los propágulos quedan retenidos; o hacia adentro de los bosques, donde son empujados por las mareas. El establecimiento de propágulos en las zonas de ascenso del nivel del mar y la colonización de la especie en estos sitios también puede contribuir a disminuir el nivel de inundación en estos territorios y contrarrestar los efectos del aumento del nivel medio del mar. Se plantea que el incremento del nivel del mar resulta beneficioso para el crecimiento y desarrollo de R. mangle, aseveración que se ha demostrado de forma experimental10.

Sin embargo, existen trabajos que proponen que como estos ecosistemas están tan especializados una pequeña variación en el régimen de marea o las condiciones hidrológicas pueden ser letales. Las observaciones realizadas en los manglares de diversos sitios del archipiélago cubano han evidenciado la capacidad de estos para adaptarse a cambios paulatinos; solo mueren si los cambios son bruscos, como el cierre de un canal o construcción de vial que impida el intercambio de las aguas.

La especie A. germinans se localiza, generalmente, detrás de la primera franja de mangle rojo y puede conformar bosques mono dominantes o asociarse con las otras especies de mangle, constituyendo bosques mixtos. Esta especie es la que puede soportar las mayores concentraciones de salinidad en su entorno (hasta 60 por ciento) y posee dos adaptaciones que le permiten sobrevivir en estas condiciones extremas, como la capacidad de admitir agua salada por las raíces y excretar la sal por las hojas, así como incorporar estructuras especializadas en las raíces para el intercambio de gases conocidas como neumatóforos. Las raíces de mangle prieto, a diferencia del rojo, son superficiales y vulnerables ante el embate de oleajes y marejadas fuertes, por lo que generalmente esta especie no ocupa la primera línea de costa. Sin embargo, detrás de la franja de mangle rojo, o en sitos donde por las condiciones de salinidad ocupan la primera línea de vegetación en canales y lagunas, las raíces de mangle prieto, representadas por sus neumatóforos, conforman una barrera con función protectora ante la elevación del nivel del mar. Mención aparte ameritan los neumatóforos, cuya altura varía con el nivel que llega a alcanzar la marea alta en diferentes sitios Los neumatóforos constituyen estructuras cilíndricas que cubren el suelo del manglar como una alfombra11 y su tamaño se vincula con la altura que puede alcanzar en agua este manglar, ya que la máxima subida casi nunca llega a cubrirlos completamente. Esta adaptación explica la gran variación de tamaño que presentan los neumatóforos de un sitio a otro. Esta capacidad de elongación de los neumatóforos de mangle prieto, según el nivel de inundación del piso del bosque, impedirá que los árboles se asfixien; la elevación del nivel de inundación ocurre de forma paulatina, lo que posibilita la adaptación de las plantas a estos cambios y, por consiguiente, la elongación de los neumatóforos en correspondencia con el nivel de aumento del agua, lo que también puede contribuir a minimizar el ascenso del nivel medio del mar hacia territorios interiores. A esto se añade que las raíces de mangle prieto, unidas a los neumatóforos, pueden conformar una capa densa con capacidad de retener parte del agua.

Al igual que el mangle rojo, esta especie posee vivipariedad, ya que los frutos germinan antes de caer al piso del bosque, por lo que se les considera propágulos. Estos propágulos  tienen forma de cápsula oblonga a elíptica, son de color verde pálido y ligeramente pubescentes. La fructificación ocurre a principios del periodo lluvioso, por lo que los propágulos se distribuyen con el movimiento de las aguas en el piso del bosque, hasta su establecimiento. La distribución de los propágulos por las aguas facilitará su implantación hacia el interior, permitiendo el establecimiento de la especie y su función protectora.

La especie L. racemosaes, considerada especie pionera en sitios perturbados, generalmente se localiza en la franja posterior a la ocupada por el mangle prieto, aunque también puede formar poblaciones mono específicas bordeando los ríos y lagunas, es menos tolerante a la salinidad que el mangle prieto y puede desarrollarse junto al mangle rojo. El sistema radical de esta especie es poco profundo, con raíces que parten de forma radial desde el tronco y producen proyecciones con geotropismo negativo (neumatóforos), cuya altura depende de la altura de la columna de agua. Estas raíces también pueden conformar una capa densa con funciones protectoras.

Otro aspecto de consideración se relaciona con la mayor capacidad protectora de la franja de bosque de mangles según la altura y desarrollo estructural del manglar, así como el ancho de la franja de vegetación de la costa hacia tierra adentro. Bacon12  planteó que las predicciones de los efectos del aumento del nivel medio del mar sobre los manglares han sido evaluadas de forma muy simplista, debido a que se ha asumido que la estructura y la zonación o distribución de las especies es uniforme en la franja costera. Sin embargo, la diversidad de tipos de bosques de mangles, su distribución, composición florística, su estado de salud y el nivel de afectaciones, tanto antrópicas como naturales, implican la respuesta ante el incremento del nivel medio del mar. Por lo que los cambios en dominancia de especies, la migración hacia tierra adentro y el incremento en área a corto plazo dependerán de las características de cada sitio en particular13.

En algunos sitios costeros, la franja de bosque de mangle ha sufrido afectaciones, como su buldoceo para aumentar el área agrícola, la tala y extracción de madera, el desarrollo de urbanizaciones, la construcción de viales y represamiento de ríos, con la consecuente disminución del flujo de agua, nutrientes y energía, entre otras acciones. Ello ha conllevado su reducción, debilitamiento o disminución de la altura del dosel, con repercusión en su función protectora de las costas en general y ante las consecuencias de la elevación del nivel medio del mar, en particular, provocada por el cambio climático.

Urge, por tanto, conservar la franja de humedales costeros, entre ellos los bosques de mangles, mediante la implementación de programas y acciones de adaptación como la restauración ecológica y la concientización de las comunidades costeras encaminadas a garantizar su protección y cuidado. (2013)

 

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1Lugo, A. E. y S. C. Snedaker: “The ecology of mangroves”, Annual Review Ecology Systematics, 1974, no. 5, p.: 39-64.

2 Menéndez, L. y A. Priego: “Los manglares de Cuba: ecología”, pp.: 64-75 pp., en Suman, D. (Ed.): El ecosistema de manglar en América Latina y la Cuenca del Caribe: su manejo y conservación, Rosenstiel School of Marine and Atmospheric Science &The Tinker Foundation, 1994, p.: 263; Menéndez, L y J. M. Guzmán Eds.: El ecosistema de manglar en el archipiélago cubano: estudios y experiencias enfocadas a su gestión. Editorial Academia, 2006, p.: 331.

3 IPCC 2001, Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático. Tercer informe de evaluación. Impactos, adaptación y vulnerabilidad. Resumen para Responsables de Política y Resumen Técnico. PNUMA/OMM.

  4 IPCC. 2007. Climate Changes 2007. The Physical Science Basis.Summary for Policymakers. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessement Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. WMO/UNEP, pp.:18.

  5 Hernández, M; A Hernández; L Arriaza; J Simanca; S Lorenzo; S Cerdeira; L Rodas; G Díaz; I Hernández; O Marzo; J Chang; A Oviedo y H Alfonso: “Estimación de la tasa de incremento del nivel medio del mar a partir de mediciones directas y evaluación de su impacto en el Golfo de Batabanó y en la Península de Zapata”, Primera Convención Cubana de Ciencias de la Tierra, Geociencias: 1-24. CD-ROM, 2005.

  6 Mitrani, I., R. Pérez Parrado, Y. Juantorena, I. Salas, O. F García, M. Ballester, P. Beauballet, C. Rodríguez y A. L. Pérez: “Las penetraciones del mar en las costas de Cuba, las zonas más expuestas y su sensibilidad al cambio climático”. Informe de resultado científico INSMET- IPF, La Habana, 2000; Hernández (et. al.), 2005, ob. cit.; Menéndez, L., J.M. Guzmán: “Los bosques de mangles del archipiélago cubano, caracterización, distribución y relación con el Cambio Climático”, pp.: 90-107 pp, en  A.C. Hernández-Zanuy y P.M. Alcolado (eds.): “La biodiversidad en Ecosistemas marinos y costeros del litoral de Iberoamérica y el cambio climático I”, Memorias del Primer Taller de la RED CYTED BIODIVMAR: 410RT0396, 2010.

  7 Alcolado, P.: “El cambio climático y los arrecifes coralinos del Gran Caribe y Cuba”, pp.: 38 48, en A.C. Hernández-Zanuy y P.M. Alcolado (eds.): “La biodiversidad en ecosistemas marinos y costeros del litoral de Iberoamérica y el cambio climático I”. Memorias del Primer Taller de la RED CYTED BIODIVMAR: 410RT0396, 2010.

  8 Hernández (et. al.), 2005, ob. cit.

9 Odgen, J.C.: “Coral reef, seagrassbeds and mangroves: Theirinteraction in thecoastalzones of the Caribbean”, Unesco Reports in Marine Sciences, 1982, pp.: 1-113 pp.

10 Hernández (et. al.), 2005, ob. cit.

  11 Carrera, C.J y A. Lugo: “Los  sistemas de manglares de Puerto Rico”, Programa de la zona costanera, Departamento de recursos naturales del Estado libre asociado de Puerto Rico, 1978.

12 Hernández (et. al.), 2005, ob. cit.

 13 Carrera, C.J y A. Lugo: “Los  sistemas de manglares de Puerto Rico”, Programa de la zona costanera, Departamento de recursos naturales del Estado libre asociado de Puerto Rico, 1978.

2 comentarios

  1. Norgis V Hernández López

    muy interesante el artículo, también estamos haciendo observaciones a estos ecosistemas presentes en el Parque Nacional Caguanes donde trabajo, tenemos interés de investigar en esa materia, podemos colaborar con información palpable adema´s en lo personal quiero empezar la gestión para un Doctorado en estos temas, soy Ingeniero Forestal , MSc. tengo 46 años y pretendo trabajar a favor de los manglares por su importancia y poder hacer algún aporte científico en bienestar de estos ecosistemas y el hombre

  2. Norgis V Hernández López

    Muy interesante el artículo, también estamos haciendo observaciones a estos ecosistemas presentes en el Parque Nacional Caguanes donde trabajo, tenemos interés de investigar en esa materia.

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