Crisis energética se profundiza y agobia a ciudadanía en Cuba
Los apagones se han agudizado en medio del tórrido verano de este país insular caribeño de 11,1 millones de habitantes, con temperaturas superiores a 35 grados Celsius.
La Habana, 5 ago.- Roturas de termoeléctricas, atrasos en los mantenimientos y escasez de combustible ahondan la crisis energética en Cuba cuya expresión más visible son los cortes de electricidad, una problema sin solución a corto plazo con sensibles impactos en las familias.
“Cuando se va la luz toca inventar cómo cocinar, con carbón o leña; o dormir en las noches con calor y mosquitos, sin descansar, para en la mañana preparar a los niños para la escuela e irse al trabajo. Mucha gente está al límite”, comentó a IPS por Whatsapp Idalmis Ramírez, madre de dos menores y residente en Cifuentes, en la central provincia de Villa Clara, a unos 290 kilómetros al este de La Habana.
En las últimas semanas, habitantes de varias localidades han salido a las calles, sobre todo en horario nocturno, para mostrar su descontento por los continuos cortes del fluido que en algunos lugares superan las 10 horas.
Los apagones se han agudizado en medio del tórrido verano de este país insular caribeño de 11,1 millones de habitantes, con temperaturas superiores a 35 grados Celsius y donde una parte de la ciudadanía se acoge a vacaciones, permanecen más tiempo en las viviendas y demandan mayor cantidad de energía.
El déficit de generación ha traído incluso apagones diurnos, durante al menos cuatro horas, a la capital cubana que con 2,1 millones de habitantes y complejos problemas sociales acumulados, ha padecido menos afectaciones del servicio que las restantes 14 provincias.
Este martes 2 de agosto el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dispuso un paquete de medidas que autoriza el trabajo a distancia y el teletrabajo, vacaciones, ajustes en el horario, la reubicación y hasta la interrupción laboral, con el objetivo de disminuir el consumo eléctrico en entidades estatales.
“Se necesita mucho capital para resolver el tema eléctrico…son muchos capitales que habrá que involucrar para eliminar los apagones que tanto molestan a la población cubana”. Omar Everleny Pérez Villanueva.
En julio, durante una comparecencia ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el unicameral parlamento local, el presidente Miguel Díaz-Canel reconoció “el lógico malestar e insatisfacción que existe en la población”, y pidió “comprensión” a la ciudadanía.
Convino el mandatario en que “no hay soluciones inmediatas…existe un grupo de negociaciones para lograr inversiones en lo que queda de año, otras en buen camino con respecto al uso de las fuentes renovables, pero todo lleva tiempo, hay medidas a mediano y a largo plazo”.
“Entiendo que el gobierno pida ahorrar, pero también debería reconocer que independientemente del bloqueo –como se denomina internamente al embargo estadounidense- no ha previsto adecuadamente las inversiones en el sector”, consideró en entrevista con IPS el ingeniero eléctrico Mauro Ricardo desde Banes, en la oriental provincia de Holguín, a 730 kilómetros al este de La Habana.
A juicio de Ricardo, “debería hacerse un alto en la construcción de hoteles e invertir más en nuevas termoeléctricas u otras fuentes de generación. Porque de nada sirve tener 80 000 habitaciones y turistas con medio país apagado y sin servicios por falta de electricidad”.
En 2021 se dedicó 35,2 % de la inversión total a servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler, que incluye la inversión turística, frente a 7,2 % para las actividades de suministro de electricidad, gas y agua, muestran datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
Expertos consideran “deformada” la estructura de la inversión sectorial en Cuba en los últimos años, con un alza de las construcciones hoteleras de cuatro y cinco estrellas, pese a bajas tasas de ocupación y la profundización de la crisis económica y desabastecimiento de productos de primera necesidad, incluido los alimentos.
Electricidad en cifras
Alrededor de 95 % de la generación eléctrica en Cuba se obtiene de la quema de combustibles fósiles en una red de ocho plantas térmicas con un promedio de explotación de más de 30 años.
En su mayoría, estas industrias procesan el pesado crudo nacional, con un contenido de azufre de entre siete y 18 grados API, lo cual exige ciclos de reparaciones más frecuentes y a veces postergadas por falta de financiamiento.
Distribuidos en los 168 municipios, complementan el sistema electroenergético motores fuel y grupos electrógenos diésel, también aquejados por la falta de piezas, mientras que el resto de la generación se completa con el gas acompañante del petróleo nacional, unidades flotantes (patanas), junto con 5 % de las energías renovables.
Las cíclicas crisis en la generación paralizan industrias y afectan a las familias que en su mayoría usan la electricidad para la cocción de alimentos, entre otros usos.
Desde 2014 se invirtieron en la isla para incentivar las energías renovables más de 500 millones de dólares, según informes, y los planes proponen llevar a 37 % su presencia en la matriz energética nacional en 2030.
Autoridades del sector refieren que dicha transformación requerirá inversiones por unos 6000 millones de dólares, cifra desafiante para un país con sus principales fuentes de ingreso en declive y pendiente de reiniciar la moratoria de los pagos de los intereses de la deuda a los acreedores internacionales.
A ello se suman los efectos del embargo que desde 1962 Washington aplica contra La Habana, el cual obstaculiza el acceso a créditos y tecnologías, encarece los fletes para transportar combustible, presiona a inversionistas para que desistan de invertir e induce privaciones para azuzar un estallido social, sostienen autoridades.
Escenario complejo
La profundización de la crisis energética ocurre en un escenario sanitario complejo marcado por el aumento de casos de dengue y covid, persistente inflación, escasez de alimentos y medicinas, entre otras problemáticas que moldean un conflictivo escenario político, económico y social.
“Las causas del descontento popular expresado por parte de la ciudadanía el 11 de julio de 2021 lejos de aminorarse se han complicado”, explicó a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.
Las reformas socioeconómicas conocidos como Lineamientos recibieron en 2011 el aval de la ciudadanía y pautó los pilares para impulsar un modelo de desarrollo socialista y avanzar en la modernización del país.
Pero a juicio de Pérez Villanueva, “los lineamientos actualizados en 2016 y 2021 en estos momentos son inoperantes y ya no se habla de su cumplimiento”.
Entre múltiples propuestas, economistas recomiendan aprobar un programa antinflacionario, cerrar o reestructurar las más de 400 empresas estatales que reportan pérdidas, y quitar los límites al ejercicio privado de profesiones cuyo aporte podría beneficiar al presupuesto estatal mediante el pago de contribuciones.
A ello suman exhortaciones para completar la reforma monetaria iniciada en 2021, eliminar segmentaciones del mercado de bienes de consumo y dualidades monetarias y cambiarias, hacer más atractiva la Ley de Inversión de Extranjera (2014) y profundizar las reformas en la agricultura en una nación que importa 70 % de los alimentos que consume.
En abril de 2021, durante el informe central del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, el único legal, el expresidente y hasta ese momento primer secretario de la organización, Raúl Castro, se refirió a “límites que no podemos rebasar” relacionados con la importación comercial privada y el ejercicio autónomo de algunas profesiones.
Castro argumentó que “las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo y por ende de la soberanía e independencia nacionales”.
El 21 de julio, el viceprimer ministro y titular de Economía, Alejandro Gil, subrayó ante el parlamento que “no es conveniente en estos momentos” la legalización de importaciones con carácter comercial por parte de privados, pese a las demandas insatisfechas del mercado nacional.
El propio Gil anunció ante diputadas y diputados un paquete de 75 medidas que intentan oxigenar la economía, aunque economistas las consideran insuficientes o de difícil cumplimiento atendiendo a que muchas no explican cómo concretarlas.
Luego de más de un año suspendida, este jueves 4 el Banco Central de Cuba reinicia la compra de dólares estadounidenses a personas naturales con una tasa de cambio de 120 pesos cubanos por dólar, el sistema empresarial mantendrá el tipo de cambio de 24×1, mientras sigue postergada la venta de dólares en el mercado cambiario oficial.
Especialistas subrayan la posibilidad de un aumento de la inflación, mayor devaluación de la moneda nacional y una reducción del poder adquisitivo de salarios y pensiones en pesos cubanos, con los cuales no pocas familias deben comprar divisas en el mercado informal para satisfacer necesidades de consumo.
A partir del 15 de agosto entrarán en vigor flexibilizaciones aduaneras y rebajas arancelarias para las importaciones sin carácter comercial que realizan personas naturales.
En opinión de Pérez Villanueva permitir importaciones con carácter comercial con el correspondiente impuesto “ahorraría al Estado gastar divisas para su compra en el extranjero. Y en la medida que haya más ofertas de bienes y servicios los precios tenderán a bajar y beneficiarán a la población”.
Recordó que en la práctica muchas personas importan de manera privada y terminan vendiéndolo en determinados establecimientos.
El experto insistió en que “se necesita mucho capital para resolver el tema eléctrico y no sé cómo se irá a resolver; son muchos capitales que habrá que involucrar para eliminar los apagones que tanto molestan a la población”.
ED: EG
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