Desfile en Cuba revaloriza el producto turístico de autos antiguos

Los autos clásicos y taxis (almendrones) estadounidenses han convertido a La Habana en un pintoresco museo rodante automotor.

Directivos de la cadena hotelera Iberostar ofrecen en conferencia de prensa detalles sobre las primeras jornadas de los conservados autos clásicos cubanos, en diciembre próximo, y la premiación de los mejores ejemplares y sus coleccionistas.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La Habana, 20 nov.-En otros países estarían en un museo. Pero en Cuba turistas internacionales y habitantes de esta capital disfrutarán en diciembre próximo de las «primeras jornadas de autos clásicos cubanos», un emblema más de un país que muchos consideran detenido en el tiempo.

Los remozados vehículos recorrerán el 15 de diciembre próximo más de cinco kilómetros a lo largo del Malecón (avenida costera capitalina) entre dos hoteles de la Cadena multinacional española Iberostar que organiza la actividad, junto con el Proyecto Cultural Amigos de Fangio(el volante argentino Juan ManuelFangio 1911-1995).

Al término del desfile, que podría congregar a unos 200 competidores, se entregará al ganador el «Gran Premio Anual Iberostar a la conservación de Autos Clásicos», explicaron sus organizadores, quienes sostienen que será la mayor concentración de estos míticos vehículos en la historia de Cuba.

La celebración cultural coincide con el 120 aniversario de la llegada del primer coche a Cuba y el 500 aniversario de la fundación de La Habana, el 16 de noviembre de 2019.

Verdaderas joyas de la ingeniería doméstica y de supervivencia, los llamados «almendrones» son autos que, en su variante de lujo (clásicos) y menos conservados (taxis), forman parte del producto turístico de Cuba.

A su manera ellos reflejan, junto con la arquitectura citadina, incambiable desde 1959, la imagen de «ciudad detenida en el tiempo» de su capital, La Habana, apreciada por visitantes de otros países que recorren la urbe tomándoles fotografías.

Los viejos Chevrolets, Fords, Buicks, Oldsmobiles, Plymouths, Mercurys y Cadillacs, de las décadas del 40 y el 50 del siglo pasado, atraen al turismo internacional que sigue llegando al país, pese a las medidas para restringir los viajes de los procedentes de Estados Unidos.

Importados por Cuba hasta la década de los años 50, circulan briosos desafiando la crónica crisis del transporte urbano, el deterioro de sus calles y la carencia de piezas de repuesto gracias al espíritu emprendedor de sus dueños y la pericia de mecánicos de la vieja escuela.

La mayoría de los «almendrones» (así bautizados por su forma y volumen) son utilizados como taxis con itinerarios fijos hacia el este, el sur y el oeste de la capital, aunque con tarifas que no todos los ciudadanos pueden costear a lo largo del mes por sus bajos salarios.

Viejos Chevrolets, Fords, Buicks, Oldsmobiles, Plymouths, y otros autos de las décadas del 40 y el 50 del siglo pasado, atraen al turismo internacional y reflejan el espíritu emprendedor de sus dueños y la pericia de mecánicos de la vieja escuela.

“¡Es como un tanque! (de guerra)”, afirma Aramis Jiménez a una pareja de fascinados estadounidenses, parado orgulloso al lado de su Buick negro con techo color crema de 1955, y quien se deshace en elogios a la calidad de la industria automotriz de Estados Unidos.

La avidez de los turistas por broncearse bajo el sol del Caribe, ha estimulado a algunos propietarios a convertirlos en autos descapotables, de brillantes colores, alimentando una nueva industria accesoria de “maquillaje” automotriz. Y así obtener mayores ingresos económicos.

Según el ministro de Turismo, Manuel Marrero, Cuba cerrará este año con 4.750.000 visitantes extranjeros, otro récord en el sector aunque no cumple la meta prevista de cinco millones.

Los “almendrones” deben su “inmortalidad” a la larga crisis del transporte urbano de pasajeros y la imposibilidad de importar automóviles desde Estados Unidos, tras el embargo económico y comercial decretado en febrero de 1962.

Ejemplo vivo de la superación mecánica y humana, se desconoce cuántos de estos vetustos autos estadunidenses sobreviven en la isla caribeña, aunque muchos concuerdan en que las cifras fluctúan desde los 60.000 hasta 75.000.

Estos autos norteamericanos que todavía recorren milagrosamente calles y avenidas de esta ciudad de 2,1 millones de habitantes, han sido «resucitados» a lo largo de los años gracias al ingenio y perseverancia de choferes, mecánicos, soldadores y pintores cubanos.

Quien levante su capó podrá encontrar un motor de Mercedes Benz, una bomba de diesel de Mitsubishi, el motor de arranque de un KIA y otras piezas de Fiat, Citroen o de los ya desactualizados Lada soviéticos.

Sus propietarios deben comprar el combustible, los insumos y piezas de recambio a elevados precios en las tiendas estatales en divisas, salvo que acudan al mercado negro, o parientes y amigos en el exterior para mantener el parque automotor más antiguo del mundo. (2018).

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