Relatar la vida de María Zambrano en el cine tiene que estremecer

Entrevista con el cineasta español José Manuel Mouriño, autor de El método de los claros (2019), documental sobre la escritora María Zambrano, cuya vida errante tuvo una estación de parada en Cuba.

José Manuel Mouriño.

Foto: Nieves Delgado.

Desde María Zambrano, éxtasis de una palabra perdida (La memoria fértil, 1986) hasta Las sin sombrero (2015), pasando por la presentación filmada de sus obras completas y otros materiales de indudable importancia como María Zambrano, la humanista indignada (1991), no había aparecido un registro audiovisual tan sugerente de la talla de El método de los claros (2019), de José Manuel Mouriño.

El conocedor del pensamiento de la Zambrano pudiera preguntarse: ¿qué contar de la vida de la discípula de José Ortega y Gasset que ya no se sepa? O, ¿es que de la manera que se hace ahora pretenden los realizadores otro acercamiento a su figura? Sin enormes aspiraciones técnico-formales, la película documental, con guion de los españoles Alberto Ruiz de Samaniego y el propio Mouriño, centra su atención en una zona de su vida más referida en cartas y en conversaciones que investigada en profundidad.

Algunos dirían que basta con la lectura de Claros del bosque para entender no solo el proceso de escritura de María Zambrano en esta etapa de La Pièce, sino el contexto que propició uno de los libros más notables de la filosofía española.

José Manuel Mouriño, investigador, ensayista y cineasta, así como Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Vigo, rescata los testimonios de amigos y estudiosos y establece otras relaciones entre vida y creación de la pensadora errante. De este modo, insinúa que de la Zambrano existen aristas poco conocidas o inadvertidas un tanto por quienes se enamoran de su escritura y deciden quedarse en ella, sin cuestionarse motivos y consecuencias vivenciales de relevancia. Si ya cuesta comprender del todo su obra singular, se complejiza más la cuestión cuando soslayamos aspectos de su existencia. Aunque en María Zambrano obra y pensamiento son inseparables.

Con el también autor de 36 vistas de la Torre de Hércules (2009); Luís Seoane. Visualidad, recuerdo y síntesis (2010); Los días blancos, apuntes sobre el rodaje de Nostalghia, de Andrei Tarkovski (2012); y Manuel Vilariño. Ser Luz (2016), me place conversar.

Daniel Céspedes (DC): Hay un momento en El método de los claros que José Ángel Valente pareciera corresponder a la razón de tu documental. No obstante, me gustaría saber de donde partió la idea de realización, ¿qué motivó este nuevo trato con María Zambrano?

José Manuel Mouriño (JMM): El proyecto nace, en realidad, de la fascinación que experimenté al descubrir Claros del bosque. Digamos que creí intuir una proximidad muy intensa entre la escritura de María en ese libro y un lugar en concreto. Por cómo se suceden las “imágenes” que dan forma al libro, pensé que era obligado asociar ese lugar al espacio en el que la obra había sido escrita y sondear ese posible diálogo. Todo esto quizás no sea más que la necesidad caprichosa de dilatar mi propio paso a través del libro (con varias lecturas sucesivas) y llevar mi propio disfrute del libro a “otra región”, digámoslo así. ¿Qué podría uno encontrar en un lugar como La Piéce? ¿Sería apropiado buscar allí, hoy día, después de tantos años, rastros de la escritura y del pensamiento de Zambrano? Ese planteamiento es una pura ingenuidad, pero permite poner en marcha un modo de pensar ese libro y la figura de Zambrano que sí puede dar sus frutos. Con esto me refiero a que la peregrinación en busca de la casa de María Zambrano en La Piéce puso en marcha la concepción de la obra y tuteló, en cierto modo, su desarrollo, el modo de abordar los argumentos que la investigación iba ofreciendo, el tono y la forma en que las cosas debían hablar en nuestro ensayo…

DC: Es muy significativo que tengas en cuenta otros testimonios sobre María Zambrano, sobre todo los de José Ángel Valente y José Miguel Ullán, quienes no aparecen en el programa homenaje María Zambrano, la humanista indignada (Alfredo Castellón, 1991), acaso uno de los acercamientos más abarcadores hasta esta fecha. Repiten Fernando Savater y, por supuesto, Jesús Moreno Sanz. Pero está la constancia de otros estudiosos y, antes, la de sus amigos y también conocedores de su obra (Valente, Ullán, Agustín Andreu…). Siempre me ha llamado la atención una de esas fotos en que aparece ella sentada delante de la ventana de su habitación de la residencia de La Pièce acompañada de Valente y Ullán. ¿Cuántas influencias hubo entre ellos en esta etapa de escritura de Claros del bosque?

JMM: Sin duda esa foto de Ullán y Valente acompañando a María frente a su “cabaña” en La Piéce es casi un emblema. En parte, dice mucho sobre cómo se arroparon mutuamente esas dos generaciones de pensadores o poetas (también considero a Zambrano como una auténtica poetisa y no solo por haber escrito poesía, evidentemente, sino por el perfil poético, determinante en ella, de su filosofía), cuya continuidad natural se vio rota por la guerra civil y el exilio. De hecho, tal y como Valente indica al inicio de mi documental, en una intensa defensa de María Zambrano y de Alberto Jiménez Fraud, Ullán y Valente estaban ahí porque buscaron por propia voluntad un exilio necesario.

En cuanto a la influencia de esa etapa en ellos (entiendo que te refieres a cómo influyó en su obra su relación mutua con María), esta fue inicialmente mucho más intensa en lo que se refiere a Valente con Zambrano. Algo comprensible, pues en aquellos años convivieron muchísimo, tenían una relación filial o de hermandad muy especial. Valente fue una suerte de ángel guardián para María y Araceli en aquellos años. El poeta vivía en Ginebra, que está muy cerca de La Piéce, y les llevaba periódicamente alimentos y otras cosas imprescindibles para su día a día (comida para las decenas de gatos que ellas tenían allí, por ejemplo…) También organizó a otros amigos e intelectuales que vivían cerca de La Piéce para ayudar a las dos hermanas y a su primo, Mariano Tomero, que vivía con ellas. Y más allá de otras cuestiones o ejemplos con los que ilustrar hasta qué punto fue fundamental el apoyo que Valente brindó a María, piensa que Valente ayudó a Zambrano a la hora de organizar los textos de Claros del bosque para su publicación. Lo hizo con la ayuda de Joaquina Aguilar, quien después sería el nexo que pondría en contacto a Zambrano con Víctor Erice… Tanto en la obra de Valente como en la de Zambrano es posible distinguir ese intercambio intenso de influencias en esa época. La relación de María con Ullán fue igualmente intensa, pero con posterioridad a ese primer encuentro de los tres en La Piéce. Y mientras Ullán intensificó su defensa de la importancia para la cultura española de la figura de Zambrano, e intentó (junto con otras personas, como Jesús Moreno Sanz) que los últimos años de vida de María, ya en Madrid, retornada del exilio, fuesen tranquilos y sin preocupaciones para ella, la relación con Valente terminó rompiéndose bruscamente, antes incluso de su regreso a España.

DC: Cuéntame de la experiencia de volver a trabajar con Alberto Ruiz de Samaniego en la escritura del guión de El método de los claros, considerando que ambos habían colaborado ya en Pessoa/Lisboa (2016).

JMM: Trabajar con Alberto, más que cualquier otra cosa, es siempre una oportunidad de aprendizaje que intento no desaprovechar. En esto no ha cambiado mucho mi relación con él desde hace décadas, pues él fue mi profesor de Estética en la Facultad, dirigió mi tesis doctoral, etc.… Juntos llevamos a cabo, también, proyectos expositivos muy interesantes en la Fundación Luis Seoane (sobre Tarkovski, Pasolini, Georges Perec…), cuando él dirigió esa institución. En todos mis trabajos audiovisuales siempre tengo la fortuna de contar con él. Hemos dado forma a un equipo en el que nos encontramos muy cómodos, también junto a Miguel Ángel Ramos, y en el que las funciones de los tres se mezclan de proyecto en proyecto.

DC: Se habla de la belleza y el rigor de la escritura de la Zambrano, asimismo uno reconoce su aparente sencillez expositiva, cuando en verdad ella acoge tantos recursos expresivos en su ensayismo poético que, a veces, el lector soslaya lo fragmentario, tan decisivo en su escribir. Lo fragmentario pudiera ser una dificultad para el iniciado en sus textos filosóficos, pero dicha cualidad está arraigada y es inseparable en María, a mi entender, a su condición de exiliada. ¿Cómo lo aprecias tú?

JMM: Sí, coincido contigo. En parte, lo fragmentario juega un papel similar, en su filosofía, a la cesura que fundamenta la poesía, a la cesura poética. Yo disfruto del modo en que una escritura tan delicada como la de Zambrano, tan pura, es capaz de ser tan certera en cuanto a lo que abarcan sus ideas. Es decir, es asombrosa su capacidad de acunar al lector con una expresividad tan poética, mientras abre ante nosotros aspectos absolutamente trascendentales del ser. En realidad, esto no sería posible de no ser así su escritura. El perfil “deductivo”de sus ensayos no podría ser tan certero, creo, de no servirse del tipo de escritura que la caracteriza. Esto que digo es una obviedad, lo sé, pero a veces conviene recordarlo. En los más grandes pensadores, como es el caso de María Zambrano, la escritura no está ahí únicamente para transmitir una idea que se ha meditado previamente. Es en la propia escritura donde se gestan las ideas, en donde estas afloran y deslumbran. La belleza o rotundidad de las ideas expresadas es inseparable de la belleza o rotundidad de los escritos que traen consigo esas ideas.

DC: ¿Y acaso no es lo fragmentario una ventaja para la misma expresión del documental como registro histórico de innegables posibilidades estéticas?

JMM: Sí, sin duda. Pero yo incidiría en mayor medida en la idea misma de ensayo y en cómo esa fragmentación que señalas se desarrolla en función de cómo avanza la maduración de una idea. También subrayaría lo importante que resulta el permitir que cada fragmento (y la propia idea de fragmento) hable por sí mismo, en la importancia de la contemplación y en intentar conceder a cada idea el tiempo necesario para consolidarse. Por último, en ese recurso de lo fragmentario participa la convicción de que ha de ser el espectador, observador o lector, quien debe manejar y digerir lo que esos fragmentos traen a la luz. El espectador tiene su responsabilidad en la creación de la obra, debe mostrarse activo. Esta exigencia de participación en determinadas obras a mí me parece enormemente estimulante, tanto para el espectador como para el creador o creadores de una obra.

DC: ¿Qué no le debe faltar a un documental que aspire a ser más que un recorrido testimonial sobre un hecho o una biografía de una vida singular?

JMM: Sinceramente, no sabría decirlo. Cada propuesta de aproximación debe responder a una serie muy amplia de condicionantes. Una fundamental es la de (lo repito) “dejar hablar” al objeto de estudio, respetar un margen de enunciación por parte de aquello a lo que buscamos aproximarnos o aquello sobre lo que queremos tratar, añadir un matiz, una idea que (creemos) no ha sido todavía dicha o no ha sido dicha del modo adecuado. Pues bien, cada figura o cada personaje pueden exigir un tratamiento determinado, un tipo concreto de “exigencia narrativa”, un reclamo en particular. Eso que no debe faltar —y con esto insisto en la importancia esencial de la idea de ensayo— es la voluntad de decir liberada en medio del motivo a tratar, tensada la forma que habrá de alcanzar por la densidad del tema que queremos “contar”; una predisposición a estar atentos a lo que cada tema dice por sí mismo. Desde luego, para esto es imprescindible conocer en profundidad eso de lo que queremos hablar en nuestro documental, hacer nuestro el tema, sentirnos arrebatados por el tema en cuestión.

DC: He escuchado la voz de María ya mayor. Me estremeció. Ahora la escucho en tu documental cuando la entrevista Miguel Ullán para un programa radial. Es muy clara, con menos pausas… bueno, era más joven. Me pregunto, luego de haber leído lo que dicen Lezama Lima, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Octavio Paz, Fernando Savater sobre su manera de hablar, cómo sería esa voz en su juventud. Se me ocurre que, tal vez, uno de los pocos registros que quede esté en una de las cinco conferencias de la Universidad del Aire que se logró conservar. No he podido acceder a esa grabación. ¿Conoces de otro registro de su voz en esta etapa americana de su exilio?

JMM: Por desgracia no. Entiendo que no es fácil encontrar registros tempranos por razones obvias, con lo que ese tipo de materiales tienen un valor extraordinario. Y hay que decir también que cuando Ullán le realiza esa entrevista a Zambrano en Ginebra, todavía desde su exilio, ella ya era una persona bastante mayor y comprensiblemente agotada. Había sufrido ya la pérdida de Araceli, había abandonado ya La Piéce a su pesar, su estado de salud no era el mejor… Y aún así conserva esa intensidad que tú has apreciado acertadamente. En eso influye, creo, el que se emocionase con la posibilidad de hablar a España después de tantos años… Seguramente, los registros más tempranos que se puedan encontrar mostrarán unos matices fascinantes sobre lo enérgica que podía mostrarse en su juventud, pero creo que esa intensidad que podría aflorar en registros tempranos se compensa con el “poso de vida” que acompaña su decir en entrevistas más tardías.

Desde mi punto de vista, los registros de audio que podamos recuperar de María deben su valor al privilegio de poder escuchar cómo desplegaba las ideas en una conversación personal, cómo gestionaba las pausas, los silencios, todos los matices que puedan traer consigo sus ideas expresadas a viva voz. Quienes la trataron en vida siempre coinciden en que su conversación era hechizante. Por otro lado, tal vez uno de los valores principales de mi documental sea el que la mayor parte de los audios que allí incluimos pertenecen al proceso de escritura de Notas de un método. Se trata de las grabaciones que uno de los mayores conocedores de la obra de María, Juan Carlos Marset, realizó mientras ayudaba a Zambrano en la formulación de ese libro. En esas grabaciones, que posteriormente Marset transcribía y ordenaba, descubrimos a Zambrano entonando “en directo” sus meditaciones, escuchamos cómo cuajan sus ideas. Los problemas de visión que Zambrano tenía en esa última época de su vida impedían que ella misma se sentase a escribir. La ayuda de Marset, además de hacer posible el nacimiento de Notas de un método, hace también hoy posible que existan esas grabaciones extraordinarias con la voz de María. Este poeta, Juan Carlos Marset, es uno de los especialistas en la vida y la obra de María, sin cuya ayuda y colaboración me habría resultado imposible realizar mi documental. Si bien he de agradecer también, claro, a Jesús Moreno Sanz, a Mercedes Gómez Blesa, a Marifé Santiago, al propio Agustín Andreu, a Manuel Ferro…

DC: ¿Qué piensas de María querida (José Luis García Sánchez, 2004)?

JMM: No serviría de mucho que yo comparta mi impresión personal de esa película pues, en lo que a Zambrano respecta, esta (mi opinión) sería intrascendente. Pero sí creo necesario anotar que María querida adolece de uno de los problemas que mencionaba antes, relacionados con cómo debe una obra “comprender” al personaje que toma como protagonista. En cuanto a su forma, a su “decir”, es una película que obvia aspectos fundamentales de la figura que busca ilustrar. Por decirlo de algún modo, propone una recreación de momentos de la vida de María Zambrano que podría ser tan válida para ella como para Alfredo Di Stéfano. Quisiera aclarar que formulo esta objeción con todo el respeto al trabajo ajeno. Por supuesto, nadie está obligado a afrontar la “puesta en escena” de la vida de Zambrano de un modo predeterminado. Pero reducir a María Zambrano a un personaje, que su mención no resuene en el modo en que se “narra” su historia, significa (desde mi punto de vista) que el planteamiento obvia la verdadera importancia de su figura. María Zambrano no es solamente un personaje con mayor o menor relevancia dentro de la historia de España e Hispanoamérica, no es sólo un ejemplo de las desgracias que para un ser humano puede provocar una guerra… Ella es la autora de una obra que hoy sigue arropando nuestra confrontación con la vida, fervientemente, que hoy sigue aportando un perfil poético a la reflexión filosófica que amplía el alcance de esta. Yo creo que nuestra obligación es la de comunicar, a quien no la conozca, que su aportación fue tan abrumadora que el modo en que debemos relatar su vida tiene también que estremecerse al mencionarla. Piense que esto que digo no es un capricho personal de alguien que se declara fascinado por su pensamiento. Actualmente se producen obras de todo tipo que abordan su biografía y que, efectivamente, sí se muestran conscientes de la necesidad de asumir narrativamente el alcance real de la aportación de Zambrano. Pienso, sin ir más lejos, en la obra de teatro de Nieves Rodríguez titulada La Tumba de María Zambrano. Pieza Poética en un Sueño. Y es que, además, la propia María Zambrano escribió sobre cine, lo hizo con una lucidez extraordinaria. Adaptar su vida al cine sin tener en cuenta aspectos como éstos, limitarse a “recrear” lo circunstancial, puede contribuir a alimentar estereotipos y con éstos corremos el riesgo de malversar su figura. Ni ella ni su obra merecen algo así.

DC: Tal vez algunos lectores desconozcan los criterios de María acerca del cine. Entre los textos que ella escribiera en su estancia cubana está “El realismo del cine italiano” (Bohemia, 1 de junio de 1952), el cual tiene otra versión publicada después con el título “El cine como sueño”. En este documental, amén de las impactantes imágenes de archivo, correspondientes a otros materiales, asoma un tragaluz más específico y señalado si se quiere, sobre una de las últimas películas que ella disfrutara: El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973). De hecho, ese largometraje será una constante paralela en El método de los claros. Invitas a su director y rememoras una zona acaso olvidada de los vínculos de la Zambrano con las imágenes en movimiento. Esto, quizá, represente una sorpresa para varios lectores de la filósofa malagueña. Es increíble cómo la película de Erice, pensada y estrenada antes de publicarse Claros del bosque (1977), dialoga intensamente con la vida y pensamiento de María.

JMM: Sin duda, pero es que Erice comparte con Zambrano una misma idea sobre cómo ha de surgir la obra. La dicción cinematográfica de Erice se muestra hermanada con la dicción poética de María. Desde luego, comparar María querida con El espíritu de la colmena sería un ejercicio de retórica infame por mi parte. Si las menciono juntas, a esas dos películas tan distintas, es solamente para intentar hacer comprender a la gente que, sobre la vida de María Zambrano, dice mucho más la película de Erice (sin mencionarla en absoluto) que un “biopic” convencional sobre la pensadora. Por buena que sea la voluntad de quien así lo plantea, al final es forzosamente contraproducente no apoyarnos en la majestuosidad de su pensamiento. No quiero ser irrespetuoso con quienes trabajaron en aquella producción, pero sí sería interesante hacer ver (a quien no conozca a Zambrano o a su obra) que la película de Víctor Erice es mucho más fiel a lo que María Zambrano aportó a nuestra cultura, a nuestra lengua, que la película de García Sánchez; y esto pese a que jamás estuvo en la mente de Erice hacer mención alguna, como digo, a la vida de Zambrano. Se trata solamente de una cuestión de armonía narrativa. Hasta este extremo es importante el modo de decir, de la forma.

DC: ¿Qué opinión te merece Claros del bosque como obra dependiente de otros libros y, al mismo tiempo, con cierta autonomía en el pensamiento de María Zambrano?

JMM: No es fácil responder con brevedad a una pregunta así. Seguramente existan varias tesis doctorales dedicadas a este tema. En cualquier caso, sí creo (y esto lo he experimentado intensamente mientras trabajaba en mi documental) que con Claros del bosque el pensamiento de Zambrano alcanza una cima mayúscula en lo que se refiere a la convergencia forma-contenido en su obra. Disculpa si vuelvo de nuevo sobre el tema de la forma, pero es que me parece fundamental. Claros del bosque es el “lugar” exacto de su obra en el que su pensamiento se funde por completo en su escritura. La belleza de una idea y la belleza del modo en que aflora son en esa obra indisolubles (de nuevo, esto es una obviedad, pero conviene subrayarlo). La forma tan delicada con la que Zambrano consigue acariciar las ideas en sus escritos, presenta en este libro un grado de refinamiento extremo. En mi opinión, este es el libro en el que Zambrano exprime la filosofía con la mayor tensión poética. Y al ser (esta relación con la poesía) algo que a ella la define como pensadora, podemos hacernos una idea aproximada de la importancia de este libro.

DC: Escribes también, sobre todo ensayos. En este particular, te has centrado en cineastas como Norman McLaren, Pier Paolo Pasolini y Michelangelo Antonioni. Eres el autor del libro Andréi Tarkovski y el espejo. No he tenido la posibilidad de leerlo. ¿Qué otros proyectos escriturales están en camino?

JMM: Te haré llegar el libro sobre Tarkovski y si te parece interesante hablamos sobre ello en otra ocasión. Tengo todavía pendientes de publicación varios ensayos. Por ejemplo, sobre el tema al que dediqué mi tesis doctoral, el cineasta ruso Mikhail Romm. Él, además de ser un cineasta tan interesante e innovador como poco conocido, fue el maestro de Andréi Tarkovski y de una generación fascinante de cineastas soviéticos. Derivado de mis estudios sobre Romm, he avanzado en un proyecto más amplio sobre la pedagogía en el ámbito cinematográfico, ejercida por los propios cineastas. Trabajo actualmente en el análisis de las “Lecciones de cine de Andréi Tarkovski”, un conjunto de grabaciones de archivo que recogen una serie de lecciones magistrales que el cineasta impartió en la Unión Soviética entre 1975 y en 1981. Este trabajo es fruto de la colaboración del Instituto internacional Andréi Tarkovski con la escuela de cine Elías Querejeta de San Sebastián. Ahora mismo estoy intentando sacar adelante, también, un estudio sobre una fórmula documental que se dio en Galicia (mi lugar de procedencia) a mediados del siglo pasado y que se conoce como los “documentales de la emigración gallega”, o “postales cinematográficas”. Estos documentales nacían fruto del encargo de grupos de emigrantes de mi comunidad (emigrantes sobre todo a Sudamérica) que tenían necesidad de recibir imágenes de su hogar original. Más allá de otras consideraciones, estos documentales permiten ahondar en un hecho que considero tremendamente interesante, el de la participación afectiva del espectador en el arte cinematográfico.

DC: ¿Qué tal ha sido la recepción del documental en España?

JMM: La verdad es que ha sido muy limitada. El hecho de que la versión televisiva del proyecto (pues se trata de una coproducción con Radio Televisión Española) se emitiese con anterioridad a la finalización de la versión íntegra condicionó bastante la circulación del documental. Esta última versión iba a ser estrenada en Buenos Aires justo en el mes de marzo de este año, pero los problemas de la crisis de la covid se llevaron el estreno por delante. En cualquier caso, estoy igualmente satisfecho porque al estar disponible on-line en la web de RTVE, el documental resulta muy accesible a todo aquel que quiera conocerlo. Aunque no se trate de la versión definitiva, me hace feliz que llegue a la mayor cantidad de personas.

DC: En Cuba aún no se ha realizado un documental memorable sobre José Martí o José Lezama Lima, por mencionar dos ejemplos notables. En cambio, Eliseo Diego, quien es el escritor más “aprovechado” por los documentalistas cubanos y extranjeros, ha tenido mayor y mejor suerte. Me arriesgo a decir por qué en mi libro Eliseo Diego: registro de permanencia, de pronta aparición por Ediciones Ávila. Si ello ha sucedido con escritores nacionales, no podemos esperar que la importante presencia de María Zambrano en Cuba sea de un interés inmediato, lo cual es triste, si no lamentable, sabiendo de antemano la repercusión de la pensadora en los amigos de Orígenes y en posteriores estudiosos cubanos de su obra. ¿Sería mucha pretensión esperar por la unión tuya y de Alberto Ruiz de Samaniego para que la realización de ese documental se haga realidad?

JMM: Es curioso que lo menciones porque, cuando menos en el caso de Lezama Lima, te aseguro que es uno de los autores sobre el que hemos ya pensado desde hace tiempo en dedicarle también un documental. Actualmente estamos terminando uno sobre José Ángel Valente, que esperamos estrenar el próximo año, y ojalá a éste pudiera seguirle Lezama. Si lo piensas detenidamente, el conjunto tiene toda su lógica: tras María Zambrano y José Ángel Valente, sería del todo coherente adentrarnos en Lezama Lima, uno de los poetas más fascinantes que existen. El problema es plantear una coproducción internacional, nunca he hecho algo así, pero seguro que encontraremos el modo de llevarlo a cabo. Por cierto, en cuanto se publique, tienes que hacerme llegar tu libro sobre Eliseo Diego. (2020)

3 comentarios

  1. Pedro García

    Se trata de un documental flojo y oportunista sobre María Zambrano.
    No se han entrevistado a figuras fundamentales por su relación con Zambrano como Antonio Colinas, Clara Janés, César Antonio Molina, entre otros.
    El Sr.Mouriño no ha tratado con rigor, ni ha investigado a un personaje tan complejo como María Zambrano. Cuando se refiere a «Claros del bosque», su desconocimiento filosófico es evidente, no es capaz de mencionar ni la influencia de Heidegger.
    No cita ni una sola vez «El hombre y lo divino», obra nuclear en el pensamiento de Zambrano.
    Desde un punto de vista expositivo, las instalaciones que presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid eran repetitivas y reproducían fórmulas muy conocidas del audiovisual.
    Lo que nadie duda en España es de su capacidad de captar subvenciones y de moverse en «los pasillos» de la administración.

  2. Pedro García

    Son cubanos y aman la censura.
    Es lamentable que escriban de María Zambrano y de Lezama.

  3. Carmen Lorenzo

    Muy interesante e ilustrativa la entrevista e intuyo que el documental, sin ninguna duda, lo será también. Siendo ourensana, y aunque no lo fuera, le deseo mucho éxito a J.M. Mouriño.

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