Por una mayor diversidad y sangre nueva en el cine cubano II y final
Los resultados del trabajo de la Oficina de Atención a la Producción se verán próximamente en las pantallas nacionales e internacionales. De momento, representantes del Icaic y cineastas ofrecen opiniones de esta experiencia.

Sesiones de trabajo de la productora independiente i4Films
Foto: Tomada de El cine es cortar.
En un contexto tan complejo —donde han tenido, además, que rediseñarse las formas de producción y hasta de promoción y circulación de los productos audiovisuales— “los creadores cubanos, dentro de su diversidad, apuestan por la soberanía artística y la resiliencia de la cultura nacional”.
Entre los retos planteados por la Oficina de Atención a la Producción se encuentra el de “generar diálogos y estrechar los contactos entre el Icaic y las entidades que inciden en la producción de audiovisuales en Cuba, como los gobiernos locales o el Ministerio de Turismo”, subraya su jefe de departamento, Ariel Montenegro.
También el de “acortar los tiempos para que fluyan las dinámicas productivas e incluso establecer las relaciones con rodajes foráneos en la isla, en momentos en los que la democratización de la tecnología obliga a la democratización de los mecanismos institucionales de producción”, añade.
Optimismo de los creadores y más producción cinematográfica nacional
La implementación del Decreto Ley 373 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, y todo lo que este conlleva, ha generado optimismo en muchos creadores cubanos, quienes han visto concretados reclamos de antaño, como el reconocimiento legal de su actividad y la posibilidad de apoyarse en fondos estatales considerables para producir sus obras.
“Esa especie de limbo de derecho no nos facilitaba los procesos creativos y la logística de ellos”, asegura Katherine T. Gavilán, directora y productora de Perdido, proyecto de animación beneficiado en la modalidad de Producción en la segunda convocatoria del Fondo.
Todos coinciden en que el impulso a la realización generada por el Fondo de Fomento se concretará en que una mayor cantidad de largos y cortos de ficción o documental se produzcan en el país. Incluso muchos de ellos ahora mismo se encuentran en diferentes etapas de creación.
Además, muestra “la voluntad institucional del país de apoyar la creación cinematográfica y eso, inevitablemente, se conecta con una voluntad de fomentar la creación no solo de las obras, sino también el desarrollo de los creadores y crecimiento individual”, dice Gavilán.
Para Eduardo Eimil, beneficiado en la primera convocatoria con el proyecto de cortometraje de ficción El espacio roto, ha sido “lo más bueno que puede uno esperar que le pase al cine cubano. Es un impulso que permitirá se llene de obras este país. No es la única respuesta a todas las necesidades pero sí resulta un regalo, una vía para acceder a mejores oportunidades”.
Toda esta primera fase de presentación de proyectos se desarrolló en el 2020, con presupuestos realizados ese año y que distan completamente de los costos que hoy están asociados a casi todo a nivel general en el país. Los costos de producción de mi proyecto se han quintuplicado…”
De igual modo, el FFCC genera empleo y posibilita que se filmen películas cubanas sin mediadores extranjeros, al menos en el grueso del presupuesto. Aunque, “al no otorgarse el cien por ciento del presupuesto total de la obra, siempre será necesario recurrir a otros fondos, coproductores y sponsor”, subraya Helda Calvo, especialista principal del Fondo del Fomento para el Cine Cubano.
Esta función la han venido realizando, desde hace décadas, entidades y organizaciones como los programas de fomento de las embajadas de Noruega, Países Bajos y España.
Los realizadores y sus experiencias
Juan Pin Vilar piensa que el Fondo y todo lo relacionado con ello va en buen camino, porque “no he sentido ni he escuchado a nadie hablar mal de eso hasta ahora. Creo que esto apoya mucho al cine independiente y al institucional también; y creo que eso se tiene que fundir algún día y encontrar una fórmula buena o noble o interesante que los proyectos de la institución y los independientes estén en un mismo lugar. Al final se trata del cine cubano y que debe ser uno”.
Pin Vilar, cuyo documental La Habana de Fito, resultó beneficiado en la segunda convocatoria en la modalidad de Producción, cree que el FFCC puede propiciar el crecimiento del trabajo de las productoras independientes y, sobre todo, el logro de una mayor transparencia en los procesos.
Aracelys Avilés obtuvo el financiamiento solicitado en la primera convocatoria para la Posproducción del documental Hacia la luz, producido por Carlos Melián. Desde Santiago de Cuba, la creadora asegura que “todo es muy reciente, pues estamos aprendiendo a trabajar con el Fondo y las particularidades que conoceremos cuando avancemos un poco más en la película, porque hasta ahora todo ha sido sencillo: la firma del contrato y la entrega del dinero”.
“El proceso siguiente me dirá cómo trabaja la Oficina. Pero esta ayuda es un apoyo real y moral también, un espaldarazo a los proyectos. Cuando uno vaya a aplicar a otros fondos del mundo ya tiene ese primer apoyo del Fondo de tu país. Me parece muy coherente con el Decreto Ley 373 y además muy inteligente, pues el cine independiente cubano es algo indetenible.”
Para Dayana Prieto, productora del corto 8 minutos de Yunior García Aguilera, esto ayuda muchísimo a la salud del cine cubano y “es una manera de legitimar este cine, que antes era totalmente ilegitimo y apenas podía exhibirse fuera del marco de festivales”.

De presupuestos, unificación y alternativas
Aun así algunas cuestiones preocupan a los realizadores que han apostado por el Fondo. Entre ellas los engorrosos trámites, relacionados principalmente con la creación de las cuentas bancarias y la documentación pertinente para concretar el financiamiento, como comenta Eimil.
Otra cuestión —añade Aracelys Avilés— ha sido el cambio brusco de los precios luego del proceso de unificación monetaria que atraviesa Cuba. “Es algo inédito, doblemente, porque es la primera vez que existe un Fondo y la primera que vivimos algo tan complejo como esta situación”.
De modo similar piensa Katherine Gavilán: “Toda esta primera fase de presentación de
proyectos se desarrolló en el 2020, con presupuestos realizados ese año y que distan completamente de los costos que hoy están asociados a casi todo a nivel general en el país. Los costos de producción de mi proyecto se han quintuplicado en algunos casos y el presupuesto general ha aumentado mucho”.
Ante esto —destaca— la Oficina “ha socializado y facilitado la búsqueda de alternativas. Ha enviado plataformas donde también hay caminos de búsquedas para financiamientos de proyectos después del reordenamiento monetario. Creo que el Fondo podría potenciar estar pendiente, ahora con todos los cambios económicos, de qué manera la industria pudiera apoyar, desde su nivel de gestión, estos proyectos que se han visto afectados en sus finanzas”.
Al recibir este apoyo del Fondo de Fomento —asegura Rosa María Rodríguez, quien trabaja en la escritura de guion de su ópera prima como directora, La levedad de ella, y en la modalidad de Desarrollo con El Regresado, segundo largometraje de Armando Capó, donde es la productora ejecutiva—, “cuento con una base importante para desarrollarlos, y a la vista del mercado internacional ya no voy con un proyecto sin fondos, como sucedía la mayor parte del tiempo con estos proyectos”.
“Muchas veces te pasabas más de ocho años intentando levantar el presupuesto de tu película porque ibas de fondo en fondo internacional, recaudando”, añade.
Expectativas cumplidas y aspectos a cuidar en el futuro
En el caso del corto que produce, Dayana Prieto afirma: “El dinero que está otorgando el Fondo ha sido significativo. En nuestro caso una cifra que nos permite hacerlo con la mayor calidad posible. Aunque no hay que desvalorizar otras fuentes. A la par ha demostrado ser respetuoso en cuando a los condicionamientos entre las partes, que han sido los necesarios. No han condicionado los proyectos con intereses de temas específicos. Además, han mostrado una amplitud de géneros en convocatoria y la manera de entregar los fondos ha sido muy organizada”.
Aunque no ha trabajado lo suficiente con la Oficina, la cual considera “el puente entre los artistas y el Icaic”, Dayana espera que “sea un apoyo y que represente a los creadores para obtener todos los permisos necesarios para la filmación de sus obras, que suelen ser complejos”.
Para Juan Caunedo, beneficiado en la primera convocatoria para la Escritura de guion de ficción por El rey de los campos de Cuba, es necesario “cuidarlo para que continúe apoyando a diferentes cineastas y no caiga en dinámicas parasitarias de apoyar grupos reducidos, ni en clientelismos. Es un Fondo de todos los creadores y entre todos debemos defender sus objetivos”.
“Puede mejorar en la comunicación con las instituciones con las que está en relación, que no logran ensamblar del todo las piezas de la maquinaria. Pero creo que irá aprendiendo con la experiencia de navegar en esas aguas, porque la voluntad de hacer bien el trabajo está”, acota.
Además es necesario, coinciden, crear espacios para acompañar los procesos de presentación de proyectos; aumentar el monto a entregar, en dependencia de las futuras condiciones económicas; potenciar la distribución y exhibición de estos materiales en el circuito nacional de cines; y extender las posibilidades a creadores que, por una causa u otra, no integran el Registro, pues “seguirá haciéndose cine al margen del Registro del Creador”, añade Dayana Prieto.
“Creo que hace falta capacitación de ambas partes”, asegura Rosa María Rodríguez. “Sobre todo ese seguimiento con los productores que son los responsables legales, artísticos y financieros de esos proyectos ganadores. Muchos de nosotros somos productores en crecimiento, de la misma forma que el fondo está en desarrollo y evolución. Y los proyectos deben confluir con el fondo de manera tal que este seguimiento no sea solo de entregar las actualizaciones de cómo van los procesos, sino sugerir acciones más desde la creación”.
Los primeros resultados del Fondo de Fomento y del trabajo de la Oficina de Atención a la Producción se concretarán en las pantallas del circuito de cines nacional y en festivales y eventos de su tipo en Cuba y fuera de la isla. “La libertad creativa con que se realizan esas películas y el rigor artístico con que son evaluadas, garantizan una variedad temática y estética que no se ha visto en las salas de cine de la isla en mucho tiempo”, asegura Ariel Montenegro.
“Los creadores somos los que vamos a salir ganando —añade Katherine T. Gavilán—, pues necesitamos contar historias y si ganan los creadores, gana el cine y gana la cultura cubana” (2021).
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