Libro recuerda a interlocutor entre el gobierno cubano y la Iglesia católica
Cuba recibió la visita de tres papas: San Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015 y 2016).
La Habana, 10 oct.- Como interlocutor entre el gobierno cubano y la Iglesia católica, José Felipe Carneado (1915-1993) fomentó el acercamiento y diálogo entre ambas partes. Ahora un libro aspira a reivindicar su historia poco conocida con detalles biográficos.
“He sentido un gran respeto y admiración por su figura. Fue un hombre que transitó por la vida prácticamente recibiendo respuestas positivas a su persona. Quería que fuese un tributo a Carneado”, afirmó José Bodes Gómez, autor del texto “De la confrontación al diálogo. Biografía de José Felipe Carneado” (Editora Política, La Habana, 2017).
La presentación del volumen tuvo lugar en el último encuentro mensual del acápite cubano de la Comisión para el Estudio de la Historia de las Iglesias en América Latina y el Caribe (Cehila), realizado el pasado 27 de septiembre en la sede del habanero Centro Loyola.
Después de una pausa, la sección cubana de Cehila reactivó este año las actividades del grupo dedicado al estudio de la historia de las religiones.
Según Bodes, la obra conllevó cuatro años de investigación y 10 meses de escritura, a partir de documentos y testimonios de personas que conocieron a Carneado, que fue periodista fundador y director de la agencia latinoamericana de noticias Prensa Latina, donde ambos coincidieron.
Recordó que Carneado fue abogado del Partido Socialista Popular –antiguo nombre del Partido Comunista de Cuba (PCC)-, y fue llamado “el abogado de los pobres, porque defendía a los trabajadores azucareros, dirigentes sindicales” e integrantes de las organizaciones progresistas durante la década de 1950.
Tras el triunfo de la revolución de 1959, laboró en diferentes leyes de amplio beneficio popular, todo lo cual le permitió asimilar “una amplitud de conceptos”.
Su papel para resolver de forma pacífica algunas tensiones que afloraron a inicios de la década de 1960 con representantes de la Iglesia católica hizo que el entonces primer ministro Fidel Castro (1926-2016) lo escogiera como interlocutor con el órgano eclesial hasta su muerte en 1993, reflexionó el autor.
A juicio de Bodes, Carneado estaba convencido de que el líder revolucionario era el primer enemigo de librar combates contra la Iglesia católica o cualquier otra congregación religiosa.
“Como político inteligente y habilidoso sabía que en política hay que sumar, no restar. Por ello le tocó la tarea complicadísima de interpretar el pensamiento y las instrucciones de Fidel Castro en las relaciones con la Iglesia”, opinó.
Durante su intervención, Bodes se refirió a lo que considera como etapas que han marcado las relaciones Iglesia-Gobierno revolucionario durante las últimas seis décadas.
Y aludió al periodo de enfrentamientos más fuertes durante la década de 1960.
Recordó algunos hechos que inflamaron las tensiones, como la presencia de algunos sacerdotes católicos dentro de la fracasada expedición mercenaria de Bahía de Cochinos (1961), y la expulsión de unos 130 clérigos en el buque Covadonga en septiembre del propio año.
Al respecto, reconoció que “en la etapa de confrontación ambas partes tuvieron algunas “extralimitaciones””.
Durante esos años, continuó, “la Iglesia católica cometió el error de pensar que podría enfrentar el comunismo”. Igualmente consideró un “desatino” que el Estado cubano se declarara ateo con la Constitución de 1976 (reformada en 1992).
“Declarar un Estado ateo diría que es hasta insensato porque en política –sin que usted sea ni hipócrita ni mentiroso ni oportunista-, tampoco se puede ser masoquista ni buscarse enemigos gratuitamente. Por suerte eso se rectificó”, analizó.
En 1991, el IV Congreso del PCC aprobó la admisión en sus filas de creyentes, que hasta ese momento eran marginados.
Según especialistas, esta decisión y la conversión a un Estado laico en la reforma constitucional de 1992 formaron parte de una estrategia de unidad y fortalecimiento de la nación tras el colapso del bloque socialista europeo.
Bodes consideró asimismo como un hito el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (1986) que marcó positivamente las relaciones de la Iglesia católica con el Estado cubano, tras un proceso de reflexión y acercamiento iniciado a fines de los años 60 y donde Carneado jugó un papel importante.
Un año antes, Carneado fue designado al frente de la Oficina de atención de Asuntos Religiosos del PCC, la entidad que desde entonces se encarga del diálogo entre las autoridades y las instituciones religiosas.
El autor del texto recordó que en la actualidad, la Iglesia católica y el Gobierno viven una etapa tendiente a la convivencia pacífica y el entendimiento.
“La iglesia considera que para crecer en Cuba no debe ser antirrevolucionaria y los revolucionarios pensamos que para desarrollar el país tenemos que contar con todos los cubanos, creyentes y no creyentes”, argumentó.
Además confesó que con su libro “no tiene intención de abrir viejas heridas. Creo que el diálogo entre católicos, marxistas, agnósticos, ateos, abakuá, masones debe ser en beneficio de Cuba, que era precisamente la prédica de Carneado”. (2017)
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