Medidas y antimedidas en la economía cubana

Más de medio año ha transcurrido con escasas transformaciones en el modelo económico de Cuba. La dolarización y la energía fotovoltaica emergen como las novedades más significativas, mientras otros programas estratégicos son postergados una y otra vez.

Dos de las medidas adoptadas en el año promueven alivios mínimos para sectores con sus ingresos más deteriorados: los jubilados y los asalariados del sector estatal

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Pocas son las medidas que ha adoptado el gobierno de Cuba en 2025 para corregir deformaciones y baches de la economía. Y casi ninguna parece responder a decisiones estratégicas, pensadas con tiempo. Son más bien parches, reacomodos o salidas improvisadas, ante las urgencias de una crisis económica que se profundiza y el acoso externo cada vez más feroz del gobierno de Estados Unidos.

Con el retroceso de -1,1 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2024, la economía cubana hiló su segundo año consecutivo en baja (-1,9 en 2023), mientras las previsiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) anticipan otra caída en este 2025.

Pese a la acritud del escenario, las autoridades cubanas juegan con máxima cautela. La mayoría de las pocas medidas del año las han anunciado como recurso imprescindible o terapias incompletas, ante bancarrotas empresariales o déficits insostenibles. Por ese motivo llegó el tarifazo de ETECSA, que quedó registrado por las inéditas convulsiones sociales que desató en las universidades.

La mayoría de los nuevos pasos el gobierno los ha presentado como soluciones parciales o temporales, aunque al menos dos prometen tener efectos significativos a largo plazo.

Salarios y pensiones

Una de las disposiciones recientes con alcance limitado es la redistribución de salario no ejecutado en unidades presupuestas, que adoptó el Consejo de Ministros mediante el Acuerdo 10199 publicado en agosto en la Gaceta Oficial. “Es una medida parcial -aclaró la viceministra primera de Finanzas y Precios,  que no resuelve todos los problemas salariales del sector presupuestado”.

El Acuerdo solo aprueba y regula la redistribución del fondo de salarios cuando queda sin ejecutar en las instituciones presupuestadas del Estado. Busca compensar la aguda erosión de los salarios en el sector estatal, pero no parece que consiga alzas meritorias de los mismos ni que frene la pérdida de personal.

“Debemos continuar trabajando -reconoció Cruz- en crear condiciones en la economía, en recuperar las capacidades productivas y la generación de bienes y servicios, y en incrementar los ingresos en el Presupuesto del Estado, de modo que sea posible introducir otras medidas para el beneficio de los trabajadores del sector presupuestado”.

De la poca relevancia del Acuerdo habla el hecho de que es un ajuste que las políticas presupuestarias podían haber incorporado desde hace años.

También de corta mira y efecto, aunque sea necesaria, es el incremento de pensiones acordado en agosto. Apenas representa un paliativo para los ingresos de un sector social donde crecen los signos de pobreza.

La recuperación del sistema electroenergético nacional es uno de los programas más ambiciosos y de valor estratégico que ha tomado impulso en 2025 con la instalación de parques fotovoltaicos.

Programa con energía

El transporte es uno de los sectores públicos donde se entrevé este año el beneficio de inversiones estatales. En La Habana y otras ciudades comienzan a ser visibles los microbuses llamados Gazelas y las motos eléctricas, entre otras alternativas que Cuba importa de China o ensambla en fábricas nacionales. Pero estas novedades con ruedas aportan un alivio mínimo ante las pesadas deudas de este servicio público, con reducción de sus ómnibus a mínimos.

Más consistente es el avance del programa de recuperación del sistema electroenergético nacional, con la construcción de parques fotovoltaicos como joya de la corona. De un plan de medio centenar de parques este año, hasta julio habían echado a andar 22. La mejor noticia es que en el verano comenzó la instalación de sistemas de almacenamiento de energía que permitirán un empleo más eficiente de la energía acumulada y expandir el beneficio de la electricidad generada con rayos solares al horario de la noche.

El desarrollo de las fuentes renovables de energía, que cuenta con la cooperación de China, aparece como una de las inversiones y gestiones más relevantes este año. Su aporte promete ser convincente desde el punto de vista medioambiental y como columna energética.

Sin embargo, el aporte de este programa no es visible aún. Los apagones continúan todos los días, por las roturas y salidas constantes y simultáneas de unidades de termoeléctricas, sobre las cuales descansa la mayor capacidad de generación y consumo de electricidad.

Aunque el gobierno mantiene entre sus prioridades un plan de inversiones para el mantenimiento y reparación de las centrales termoeléctricas, el deterioro tecnológico acumulado en las mismas hace previsible que las inversiones en marcha se podrían  sentir solo en un mediano plazo.

El año comenzó con la entrada de una nueva moneda en la circulación minorista, el temido y ansiado dólar.

Dolarización parcial

La apertura de comercios y servicios en dólares -gasolineras, tiendas y servicios del turismo, entre otros- ha suscitado fuertes debates en la sociedad cubana, en las redes sociales y entre economistas. Pero abundan los motivos que colocan a la dolarización no solo como la medida más polémica del año. Probablemente sea también la de mayor impacto en 2025.

Repudiada en los años 90 por el propio gobierno cubano, ahora la acepta bajo la premisa de ser una dolarización parcial, que el Primer Ministro Manuel Marrero definió también como estratégica ante el Parlamento.

Los críticos de la dolarización alertan que agravará problemas de desigualdad social. Más probable es, quizás, que solo ponga en evidencia conflictos que corroen a la sociedad por otras causas. Su adopción puede tener efectos positivos sobre uno de los mayores dramas del consumo, la inflación, además de favorecer la captación de divisas y revitalizar el comercio interno y externo, tres urgencias hoy de la economía.

La ganancia real de esta maniobra dependerá de la prontitud con que acompañen a la entrada del dólar otros cambios y ajustes, que urgen para eliminar el enredo monetario y cambiario creado por la convivencia simbólica de tres monedas -peso cubano, MLC y dólar ahora- y tres tasas de cambio. La creación de un mercado cambiario es una de las medidas que aguarda en el tintero.

Entre las pocas y limitadas disposiciones adoptados en 2025, quizás la única de valor estratégico real sea la expansión de la red de parques fotovoltaicos. Unida a los yacimientos propios de petróleo, ampliará la autonomía energética de Cuba. Esto sin olvidar, en otro plano, las negociaciones intensas del gobierno para recuperar y ampliar alianzas estratégicas internacionales, con China y Rusia en primer lugar.

Indicadores disfrazados de medidas

El discurso político cubano tiene como tradición la de presentar resultados económicos como si fueran medidas. Esta confusión asomó en los numerosos programas de tantas o más cuantas medidas, publicitados hace unos años: solían presentar indicadores de producción o de exportaciones en sus listas, sin considerar que los incrementos soñados serían, si se lograban no por azares, el resultado de decisiones o inversiones, que son las que sí clasificarían como acciones o medidas.

Ahora volvió a las andadas con la presentación de la reducción del déficit fiscal entre las medidas del año. Sin dudas un síntoma saludable, debiera interpretarse como resultado de gestiones, contenidas quizás en el programa de estabilización macroeconómica, de real sentido estratégico, pero que son las que no quedan claro.

Entretanto, permanecen pendientes medidas fundamentales acordadas desde hace años en las estrategias socioeconómicas del Partido Comunista de Cuba y del Gobierno. Una de las más esperadas, la reforma del sistema empresarial, aguarda por la aprobación de una Ley de Empresas Estatales, que la Asamblea Nacional del Poder Popular ha postergado año tras año, sin transparentar razones.

La demora para introducir transformaciones en el modelo económico, que amplíen, complementen o enriquezcan novedades de años anteriores -las mipymes privadas y los parques tecnológicos son dos ejemplos-, puede conducir al empantanamiento y fracaso de programas ya iniciados, al alargamiento de la crisis económica y a la pérdida de confianza de la población en símbolos y liderazgos, si interpreta que el gobierno está vacilando para emprender maniobras económicas que inevitablemente implican riesgos.

(2025)

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