Con ojos llenos de preguntas
El fotógrafo estadounidense Peter Turnley donó al Museo Nacional de Bellas Artes diez de las 130 imágenes de su exposición “Momentos de la condición humana”, visitada por 13.935 cubanas y cubanos.

La foto del fondo (Refugiado albano-kosovar, Frontera entre Alabania y Kosovo, 1999), es una de las diez imágenes donadas por el fotógrafo estadounidense Peter Turnley al MNBA y al patrimonio nacional.
Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
“El mundo entero está viniendo a Cuba a ver la realidad que ustedes tienen”, dijo el fotógrafo estadounidense Peter Turnley al público que asistió el pasado 23 de febrero a una conferencia organizada por el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
El teatro de la centenaria institución se abarrotó de admiradores de la obra de Turnley —exhibida en La Habana desde noviembre de 2015 y hasta este 29 de febrero— quienes a modo de “despedida” lo acecharon a preguntas. El diálogo se centró, esta vez, en la fotografía de prensa. En este sentido, el artista animó a sus colegas: “Vivan de verdad este hermoso momento de la historia cubana. No se desilusionen porque su trabajo no sea publicado fuera del país. Lo más valioso está en su propia visión de lo que está sucediendo en su entorno. Mantengan el corazón y la mirada abiertos hacia su propio mundo y ahí encontrarán la mejor foto”.

En alusión a la cultura de esta isla —que ha tocado con su lente varias veces desde 1989— señaló que “como mismo el espíritu cubano está presente en la música, el baile, el lenguaje, también está en la fotografía. A veces se piensa que para hacer un buen fotorreportaje hay que viajar a lugares exóticos, lejanos; sin embargo a menudo olvidamos que los momentos más memorables de nuestras vidas ocurren en nuestro propio patio”.
Cuba, la gracia del espíritu
Mientras grababa y escuchaba atentamente lo que contaba Turnley, quien ha sido cronista de los más complejos acontecimientos de la geopolítica y la historia mundial en los últimos 40 años, pensaba por qué esa suerte de devoción por Cuba y los cubanos.
“¿Por qué me gusta Cuba? Cuando era un adolescente —en esos momentos no existía Internet, ni el celular, ni los mensajes de textos— era muy común el cuestionamiento a todo lo que estaba ocurriendo en Vietnam, la movida de mayo del 68 en Francia… Era muy natural la irreverencia, la rebeldía sobre todo entre los jóvenes. También en los Estados Unidos se vivió la época de florecimiento de las luchas por los derechos civiles, comenzaban a surgir los movimientos feministas. Yo viví todo eso. Por otra parte, cuando era muy niño vivía en una región que era muy conservadora, pero mis padres tenían ideas progresistas. Cuando viajo a Cuba, por primera vez en 1989, encuentro una sociedad, que de muchas maneras, me daba respuesta a algunas de aquellas interrogantes que estaban en mí desde los años sesenta. Siempre he sentido la necesidad de ser honesto, de mostrar lo que hago, no como otras personas quieren hacer creer, sino formarme una la verdad por mí mismo”.
Para Turnley es muy importante desafiar la realidad, mantener una mentalidad abierta. “Un ejemplo está en Cuba”, y agrega: “Vengo de un país que decidió hace más de 50 años establecer un bloqueo a esta isla. Durante estos años los norteamericanos no han podido entender la belleza y la complejidad de la realidad cubana. Por eso, creo en el rol de personas como yo, que pueden venir y encontrar cuál es la realidad, la verdad, con todos sus matices. Aquí siempre puedo encontrar algo bueno”.
Al referirse a lo que considera una sociedad verdaderamente rica, responde que “es aquella que puede brindar cuidados médicos a todos sus ciudadanos, con un fuerte sistema de educación para todos”. Y enfatiza, “no creo que siendo así haya contradicción entre estas ideas socialistas y la iniciativa privada. En esto último me gustaría ver progresar a Cuba, tanto como en lo primero me gustaría ver progresar a mi país, aunque no creo que sea una cosa que vaya a suceder tan rápidamente”.
“En estos últimos cinco años, señala, he viajado 30 veces a Cuba, y he aprendido más de los cubanos que lo que ellos han aprendido de mí. Cuba siempre me ha ofrecido una gran alegría. Cada vez que vengo experimento una renovación. Tal vez por eso, sentí la necesidad de publicar el libro Cuba: la gracia del espíritu”.
De este título la curadora Niurka Fanego y Turnley seleccionaron varias de las imágenes de Cuba incluidas en la muestra “Momentos de la condición humana”, en la que el artista logra salirse de los estereotipos con que se nos mira en el mundo: mulatas, ron, bailes, música, sol y palmeras. En muchas de estas fotos efectivamente están las mulatas, el baile, la música, la playa pero todo desde en un fondo profundamente contextualizado, y en los primeros planos los rostros de la gente común, con sus angustias, frustraciones, sueños y esperanzas. Las atmósferas recrean con autenticidad el espíritu de cómo somos, nuestra sensualidad, pasión y capacidad de darnos a los demás.
En su charla con colegas que se dedican a la fotografía de prensa, enfatizó la idea de que para un fotorreportero es esencial, tener cierto sentido de lo que es importante, estar informado, actualizado y “olfatear” las pistas de cosas que van a cambiar al mundo.
“Cinco años atrás, comenta, me puse a analizar lo que estaba sucediendo a escala mundial, lo que probablemente sucedería y me pregunté ¿cuál sería el próximo lugar donde posiblemente ocurran cambios trascendentes? Mi olfato me dijo que ese lugar sería Cuba. Los acontecimientos actuales me están dando la razón”.
El acto de hacer una foto
es un acto revolucionario.
Como decía el fotógrafo Henri Cartier-Bresson
es muy importante ver el mundo
con ojos que tengan preguntas.Peter Turnley
Al preguntarle qué siente con la cantidad de público que ha visto “Momentos de la condición humana”, responde en un tono tímido: “Una de las cosas más emocionantes y maravillosas que siento con esta exposición es cuando, cada día, entro al Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba y las personas vienen a hablar conmigo, me preguntan. Siento que estas fotografías han ayudado a crear un colectivo que piensa sobre cosas en las que no piensan los demás”.
“De todas las cosas que he sido capaz de ver en mi carrera durante más de 40 años —y vi muchos momentos increíbles— lo único que hubiera deseado es haber nacido 20 años antes para poder presenciar cuando bajaron de la Sierra Maestra el Che y Fidel Castro”.
Casi al final de la charla, un colega le pregunta, en tono sarcástico, su opinión acerca de los paparazzi y si será uno de ellos cuando el presidente Obama visite la isla en marzo próximo. A lo que Peter Turnley responde: “Irónicamente tengo algún tipo de admiración hacia ellos, lo que hacen es muy difícil y ellos no existirían si una gran parte del público no quisiera ver sus obras, las imágenes de las cosas y de las personas que ellos fotografían”.
“Sobre si voy a ser paparazzi o no cuando Obama venga, dice sonriendo, quisiera ser invitado a la habitación, pero de no ser así, preferiría ser un paparazzi”.
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