“No me gustaría ser recordado”, dice controvertido escritor cubano

Es Antón Arrufat, quien en su última novela asegura que La Habana y la cultura cubana están hechas en gran medida por provincianos.

Opiniones y críticas sobre la obra y personalidad de Arrufat se reúnen en el volumen En boca de otros, que debe estar listo para la Feria Internacional del Libro Cuba 2019.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 16 oct.- A sus 83 años, el poeta, narrador, dramaturgo y ensayista cubano Antón Arrufat mantiene el espíritu irreverente que lo distingue en Cuba y fuera de sus fronteras.

El escritor concluyó la novela La ciudad que heredamos y desea que la posteridad obvie su impronta, aunque este juicio tal vez sea un engaño, acotó en una entrevista con la Redacción IPS Cuba.

“Terminé una novelita de unas 200 páginas, un libro que no tiene la menor importancia en mi obra. Me costó mucho esfuerzo terminarla. Pasé horas, días enteros en ella porque escribir siempre me costó mucho trabajo. La leo y me digo: ¿cómo escribiste esta bobería?”, valoró, con su habitual ironía.

Explicó que La ciudad que heredamos es, más que un libro sobre La Habana, una narración sobre cómo dos personajes, un abuelo y su nieto, que son oriundos de la ciudad oriental de Santiago de Cuba, se convierten en habaneros.

Presentación del libro “La Habana; En Vez de cualquier parte, vivir diferente”, del escritor alemán Jens Wellrave, en el Liceo de La Habana, institución del casco histórico de la capital que dirige el escritor y dramaturgo cubano Antón Arrufat,

Arrufat, un santiaguero que a los 11 años se mudó a La Habana con su familia, abundó que la novela versa sobre el descubrimiento de una ciudad y la teoría de que caminar es la mejor manera de conocer un lugar.

“Si vas en máquina (auto) no conoces nada, te tienes que bajar, caminar y tener las dificultades de esa ciudad para comprenderla. La obra está ambientada en la década de 1950 porque soy de esa época, al igual que mi familia y las experiencias de vida.

“Además, porque hablar de una ciudad que tratas de comprender y al mismo tiempo está en restauración, como ocurre en la actualidad, es algo muy difícil. No puedo conocer algo que está en construcción, no me causa ningún efecto. Es un libro de memorias”, precisó.

El también Premio Nacional de Literatura (2000) afirma que una de las cosas que más le interesa de la cultura cubana es la afluencia de provincianos en la cultura nacional.

“Desde el siglo XVII, la cultura cubana se hizo en gran parte con gente que nacieron en el campo. Vinieron para La Habana e hicieron esta ciudad. La lista de provincianos que se hicieron habaneros es impresionante. Y los provincianos siguen siendo provincianos”, enfatizó.

Redacción IPS Cuba: ¿Cuál de sus obras tiene un sentido especial para usted?

Antón Arrufat (AA): Estuve mucho tiempo sin leer la novela La caja está cerrada (1984), que se desarrolla completamente en un barrio de Santiago de Cuba. Hace poco me pidieron revisarla para una tercera o cuarta reedición. Cuando terminé me dije: es una obra maestra. Eso me lo había dicho antes Alberto Garrandés y yo me moría de risa.

No quiere decir que me guste más que otra, pero fue una obra en la cual me esforcé; estuve 13 años para hacerla. Me gusta mucho también la novela La noche del Aguafiestas (2000), el poemario En vías de extinción (2014) y el libro de cuentos De las pequeñas cosas (1997). De mi obra teatral prefiero Todos los domingos (1964).

IPS CUBA: ¿Qué otros proyectos suyos se podrán disfrutar próximamente?

AA: En los próximos meses debe publicarse toda mi obra teatral en Estados Unidos. Luego saldrá, al fin, un texto que estaba prohibido, En boca de otros. Son dos tomos donde la escritora y ensayista Cira Romero recopiló lo que se ha escrito sobre mí en diferentes partes del mundo, no sé si bueno o malo. Eso estuvo un tiempo en indecisión porque había algunas firmas de gente que ha hablado mal del sistema político cubano y no querían que estuviera ahí, pero al final lo admitieron. Ese proyecto debe estar listo para la venidera Feria Internacional del Libro, en febrero de 2019.

IPS CUBA: Toda la vida ha sido muy contestatario. ¿Cómo le gustaría ser recordado?

AA: Para ser sincero, no me gustaría ser recordado. Porque es como un juego con la futuridad, porque la futuridad te elige algunas veces y después te pasa al olvido, pasa un tiempo y te vuelve a elegir. En este país no se sabe bien. Los cubanos no tienen ningún sentido del futuro o tienen uno que no coincide con el futuro que estamos viviendo, porque el futuro se está viviendo. No me interesa mucho eso. No sé si te engaño.

IPS CUBA: ¿Cuáles son los problemas que usted ha podido identificar sobre el mundo artístico y cultural cubano?

AA: El mundo artístico cubano es muy distinto al de mi época. El estado me parece absolutamente indiferente con ese mundo. Es posible que esté equivocado, porque por lo menos en mi época nos perseguían, pero ahora ni eso. Los jóvenes tienen otros intereses, que no es hacer un arte de proclama, directo; en el cual se diga que somos revolucionarios, comunistas, marxistas, una de las explicaciones que dieron los soviéticos sobre cómo se hace una obra.

Aquí todavía queda la influencia soviética, que ha perjudicado enormemente al Estado en todos los sentidos, en la economía, la política. Pero en lo cultural y artístico ha sido para mí el mayor perjuicio. Todavía existe el afán de hacer una sola cosa, de que el Estado sea de una sola tendencia, como hicieron los soviéticos, y a ellos no les fue bien.

El estado cubano tiene una debilidad, nada más que le interesa una posibilidad de expresión artística y las demás no existen. Eso fue un error en otra época y ahora parece un principio establecido.

IPS CUBA: ¿Qué le falta por reivindicar a su obra?

AA: Toda la que tengo por hacer. Tengo varias obras empezadas, novelas duras sobre mi vida y la de los demás. Espero que la vida me dé un poco de aliento. Si duro cinco o seis años más los voy a dejar con la boca abierta. Van a decir: ¿Ay, por qué no se murió antes? (2018)

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