La Habana, 1 nov.- Estudiantes de 12 países del Caribe se capacitaron durante la sexta ronda de siete cursos del Polo Caribeño de Formación Cultural, que concluye hoy en esta capital, como iniciativa del Programa Transcultura, de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Iniciadas el pasado 7 de octubre, las actividades de capacitación beneficiaron a estudiantes de Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Montserrat, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago.

Este ciclo del Programa Transcultura, financiado por la Unión Europea (UE), ofreció 70 becas para participar en cursos sobre técnicas de conservación de la piedra, que sesionaron en la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, de La Habana Vieja.

Otras sesiones, en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, se dedicaron al diseño de pequeños negocios en destinos turísticos patrimoniales y la gestión de centros históricos. Por primera vez, el Colegio Santa Clara asumió también dos: conservación y restauración de pintura mural y preservación de archivos documentales.

Formación de alta calidad

Con enfoque teórico y práctico, los cursos brindaron la oportunidad de formarse para contribuir a la conservación del patrimonio de sus países, a la construcción de una comunidad de apoyo alrededor del arte caribeño.

Al inaugurar la actual ronda, Anne Lemaistre, directora de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, señaló: “para la Unesco es fundamental profesionalizar a los jóvenes en el sector de las industrias culturales y creativas, ofreciendo formaciones de alta calidad en diversas instituciones”.

Por su parte, Pedro Campo, jefe de Cooperación de la UE en Cuba resaltó que dos de los cursos de la sexta ronda del Programa Transcultura fueron impartidos por profesores del Colegio Santa Clara, a cuya rehabilitación contribuye la iniciativa de la Unesco.

Acerca de las expectativas sobre los resultados de esta iniciativa de capacitación comentó: “esperamos que sea un faro para las relaciones culturales del Caribe y una referencia en la formación relacionada con la restauración del patrimonio”.

Luis Barreiro, profesor del Colegio Universitario San Gerónimo, fue uno de los dos profesores del curso Diseño de pequeños negocios en destinos turísticos patrimoniales, que compartió con la profesora Niurka Cruz, del Centro de Estudios de la Economía Cubana.

En sus clases, abordaron aspectos esenciales del turismo, los destinos patrimoniales, herramientas y técnicas para el diseño de negocios exitosos, “que sean sostenibles, amigables con el entorno y contribuyan al desarrollo local”, explicó Barreiro.

Respecto a las alternativas para proseguir los cursos en medio de la emergencia eléctrica y las intensas lluvias en Cuba señaló: “los cubanos estamos entrenados a ser muy resilientes y eso se manifestó en cómo abordamos el curso, solo perdimos un día de clases. La sesión más creativa las hicimos en el patio del Hotel O´Farril, donde estuvieron alojados los alumnos”.

De acuerdo con el profesor, se cumplieron los objetivos previstos y los estudiantes presentaron ideas de negocios traídas desde sus países.

Experiencias estudiantiles

Del curso Paredes que hablan. Restauración y conservación de pintura mural se graduó Melissa Hernández, de 26 años. Para la joven cubana resultaron muy importantes “las experiencias generadas, el trabajo en equipo y el placer de trabajar con artistas, muralistas, restauradores de los distintos países del Caribe”.

De igual modo, destacó “lo maravilloso de descubrir, aun siendo cubana, cómo nuestra isla está llena de belleza y patrimonio. Es un placer poder mostrar a otros nuestro arte, historia y cultura”.

Marla Quiroga, de 19 años, participante del curso Marmolería, terrazo y mosaico de mármol, catalogó su experiencia como “enriquecedora y gratificante”, al trabajar con diversas herramientas profesionales y tipos de mármol, además de visitar lugares como el Cristo de La Habana, el Cementerio de Colón y la Catedral.

“La interacción con instructores expertos y colegas de diversas partes del mundo enriqueció aún más mi aprendizaje. Se ha reforzado mi confianza en mis capacidades creativas y técnicas, al ver cómo mis manos hacen cobrar vida a un material tan excepcional”, apuntó. (2024)