Proyecto internacional apoyará producción de frutales en Cuba

La iniciativa se focalizará en municipios de las provincias de Artemisa y Santiago de Cuba.

La producción frutícola también debe adaptarse a las variaciones del clima.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La Habana, 4 dic.-En Cuba resulta un reto que las frutas dejen de ser un concepto abstracto y se conviertan en un alimento disponible en las mesas de las familias cubanas. Por ello, un nuevo proyecto internacional aportará otro grano de arena en lograr los ansiados incrementos en ese rubro de las producciones agrícolas locales.

Esta cooperación es resultado de la alianza entre el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el gobierno de Canadá y el Ministerio de la Agricultura,que tiene como fin mejorar el desempeño y gestión de la cadena de frutales a nivel local en cinco municipios de las provincias Artemisa, en el occidente,y la oriental Santiago de Cuba.

Según dijo en la firma del documento, en noviembre último,la representante del PNUD, Soledad Bauza, consideró que esta iniciativa multilateral “contribuirá a la implementación de la estrategia nacional concebida para el desarrollo de los frutales, favoreciendo un desarrollo más sostenible”.

Cooperación del PNUD

 

El PNUD se ha convertido desde 2009 en un socio clave para el Ministerio de la Agricultura, que brinda apoyo en la transformación del sector agroalimentario cubano, especialmente en la generación de un nuevo modelo de gestión descentralizado para fortalecer el sector cooperativo y las empresas.

El enfoque de innovación en procesos de encadenamientos y en el desarrollo de nuevos productos y servicios, también han sido parte de esa contribución, lo cual se inserta entra las prioridades acordadas en el Programa País del PNUD con el gobierno de Cuba para 2014-2018.

A su juicio, deviene excelente oportunidad para contribuir al Plan Nacional de Desarrollo 2030, en particular al objetivo de “propiciar los encadenamientos productivos hacia el interior del país, a partir de nuevas bases tecnológicas, patrones de utilización de los factores productivos y modelos gerenciales y de organización de la producción”.

Con un monto aproximado en seis millones de dólares, este nuevo proyectodacontinuidad al tema iniciado en el proyecto PALMA, en la provincia de Santiago de Cuba, que fue una cooperación de gran escala liderada por el ramo agrícola y el PNUD, la cual ayudó a implementar una nueva forma de gestión en más de 300 cooperativas de 37 municipios de cuatro provincias del país.

El nuevo proyecto,que persigue incrementos de entre 15 y 30 por ciento de las cosechas de guayaba, mango y fruta bomba, reportará también beneficios económicos y la elevación de la calidad de vida de las comunidades rurales.

Como resultado, se espera potenciar las capacidades locales y nacionales para diagnosticar, proyectar y gestionar estratégicamente los frutales, incorporando el enfoque de cadenas, comprensión del mercado y el análisis de oportunidades para retornos sostenibles a la inversión.

Además, el proyecto propone transversalizar la equidad de género y la eficiencia energética en todas sus acciones.

El trabajo estará encaminado a elevar las capacidades de las cooperativas para producir, procesar y comercializar frutas frescas y procesadas hacia los diversos destinos en una perspectiva de demanda diferenciada sobre bases sostenibles y favoreciendo el empoderamiento de mujeres y jóvenes.

En esta nueva iniciativa, destacó Bauza, se aplicarán también los enfoques, metodologías y lecciones aprendidas en la adopción del enfoque de cadenas de valor que ha desarrollado el proyecto Agrocadenas. “Es una excelente oportunidad para generar sinergias en materia de innovación y transferencia de conocimientos, aplicados ahora a las cadenas de las frutas”, dijo, a la vez que expresó agradecimiento al gobierno de Canadá, que durante años ha patentizado su respaldo a la agenda multilateral de cooperación para el desarrollo en Cuba, en especial los temas impulsados por el PNUD.

Otro desafío

Según expertos, la producción frutícola está también abocada a un complejo problema: el cambio climático.

Las plantaciones de cítricos solían florecer entre febrero y abril porque en esos meses se producen lluvias, pero eso ha cambiado por completo y hay un corrimiento en el clima, que provoca que el calentamiento productivo de los árboles sea contrario a lo estudiado y a lo que se había hecho hasta ahora, afirmó Guillermo Almenares, director del estatal Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical.

“El instituto ejecuta proyectos relacionados con el comportamiento de los cítricos y los frutales ante el cambio climático, mediante los cuales se estudia qué está sucediendo para, a partir de esos conocimientos, proponer cómo manejar las plantaciones para adaptarlas a las variaciones del clima, manejar los patrones de riego y obtener cultivares más resistentes a la sequía, entre otros”, dijo.

De acuerdo con datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información, entre enero y junio de 2017 se produjeron 404.300 toneladas de frutales, de los cuales el 90,6 por ciento se produjo en el sector cooperativo. (2017)

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