Agricultura cubana: ¿sin luz al final del túnel?
En 2024 no se han podido cumplir la mayoría de los planes y se decrece en la producción de huevos, carne de cerdo y vaca, la leche y los granos
Daños diversos provocó el huracán Oscar a su paso por más de 24 horas por el este de la más oriental de las provincias cubanas, Guantánamo: en la vivienda, infraestructura eléctrica, viales y también la agricultura, en un nuevo golpe a un sector que muestra un declive que ni a mediano plazo parece tener fin.
De acuerdo con datos preliminares, en los municipios que sufrieron los mayores impactos de las lluvias se reportan daños de diferente magnitud en 14 754 hectáreas de café, cacao, coco, viandas, hortalizas y granos.
A su vez, en el sector se contabilizaron perjuicios en bienes agrícolas y pecuarios por 234 millones de pesos, según reportes de la televisión estatal.
¿Un sector que fenece?
Aunque menores comparados con eventos meteorológicos anteriores, los daños provocados por Oscar, que tocó tierra cubana al atardecer del domingo 20, vienen a complicar más el ya complejo panorama del sector agropecuario cubano, que con excepción del tabaco, experimenta decrecimientos notables, con impactos de consideración en la alimentación de la población.
El huevo, otrora la fuente de proteínas más asequible y accesible para la población cubana, se ha convertido en un alimento exclusivo para minorías –el precio duplica la pensión mínima de 1 528 pesos-, desde que dejó de llegar, a partir de mayo pasado, al menos en La Habana, como parte de la canasta familiar normada, debido a la caída de la producción, motivada por falta de alimento animal.
De acuerdo con Ydael Pérez, ministro del sector, en comparecencia televisiva el pasado 9 de octubre, la masa avícola ha decrecido de 8 000 000 de gallinas, entre ponedoras, reproductoras y los reemplazos, hace cuatro años, a apenas 3 000 000.
Sin embargo, como cadena de valor, el decrecimiento de la masa es consecuencia de otros factores que determinan el déficit productivo.
“Llegamos a producir entre cuatro y cinco millones de huevos todos los días, ahora cuando alimentamos la masa que tenemos, se produce un millón 200 000, y en estos momentos la producción es menor a 200 000 porque estamos protegiendo a las reproductoras, ante la falta de alimentos para el resto de la masa animal”, admitió.
Ante la carencia del producto nacional, en 2023 y 2024 se han importado huevos de países como Estados Unidos, Colombia y República Dominicana, entre otros. Como paliativo a la crisis, este verano, al menos en la capital cubana, se vendieron cantidades mínimas de huevos en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC).
Para los programas avícola y porcino, Cuba ha alcanzado a producir con materias primas importadas -maíz, soya, pre mezcla, vitaminas y minerales-, entre 1 200 000-1 500 000 toneladas de pienso en el año, pero hoy no se superan las 200 000 toneladas de alimento producidos.
En el primer semestre de 2024, la carne de cerdo decreció en 1 800 toneladas respecto a igual etapa de 2023, de un plan acumulado de 11 300 toneladas, se produjeron solo 3 800 toneladas. En el caso del huevo, se obtuvieron 231 900 000 unidades, 94 070 000 menos que lo planificado, reveló en julio pasado, ante el parlamento, Alexis Rodríguez, director general de Economía y Desarrollo Agropecuario del Ministerio de Agricultura.
Según argumentó Pérez, existen factores externos, entre ellos, las sanciones hacia el país y la inclusión del país en la lista de patrocinadores del terrorismo, “lo cual nos impide abordar temas de créditos, financiamiento y demás”, situación a la cual se suma que “la crisis ha incrementado los precios (de los piensos), que han llegado a duplicarse”.
A su vez, reconoció que el país ya no tiene un programa porcino, solamente la genética, donde se reporta también una evidente reducción de la masa: de 96 000 reproductoras a 26 000 ejemplares, lo que impacta negativamente en la entrega de unas 150 000 toneladas de carne, fundamentalmente a la industria alimentaria.
Según dijo, en esos dos programas se ha tratado de preservar la genética de los animales multiplicadores, “pero también se han deprimido, principalmente por la situación de los alimentos”.
Cultivos deprimidos
No escapan a las alarmas los diferentes cultivos, por ejemplo, el arroz, uno de los productos básicos en la dieta de la población cubana, y para el que se dispone de 150 000 hectáreas de cultivo físicas.
Antes se entregaban más de 50 000 toneladas de frijoles y más de 300 000 toneladas de arroz, “pero ahora las producciones son muy bajas”, sostuvo el ministro.
“Tenemos capacidad para sembrar cerca de 200 000 hectáreas de arroz, pero este año no hemos superado las áreas de las arroceras especializadas, que son aproximadamente 70 000. Es muy difícil producir en estas condiciones”, admitió y señaló que se está trabajando con menos del 10 % del combustible proyectado.
Como consecuencia, el suministro de la canasta básica depende de la importación, lo que ha provocado consecutivamente a lo largo del año la venta tardía y fraccionada de este alimento, y elevados precios en el mercado informal y en los establecimientos privados.
Cuba requiere más de 600 000 toneladas de arroz para cubrir la canasta familiar normada y el consumo social, de las cuales la mayoría se importa.
Según Pérez, presentan mejor situación viandas que llevan menos niveles de complejidad, como la yuca y el plátano, pero “no ha sucedido del mismo modo con los granos y la proteína, pues son necesarios buscar mayores niveles de insumos para avanzar”.
En Cuba, se dio a conocer, estamos desde hace más de cuatro o cinco años sin importar fertilizantes, salvo para el programa tabacalero y la papa, un programa pequeño, de unas 4 000-5 000, y que en la campaña 2023-2024 quedó muy por debajo de lo esperado y no permitió refrigerar volúmenes suficientes para distribuir de forma racionada durante los meses posteriores a la cosecha.
Datos del Anuario Estadístico de Cuba muestran decrecimientos en la producción de arroz a partir de 2015; de frijoles, desde 2018; de viandas, a partir de 2019; y de hortalizas, 2017, sin que ninguno de estos cultivos haya podido remontar.
Además de la falta de insumos, combustibles y problemas climáticos, el sector padece de otro mal: el déficit de fuerza de trabajo. Al respecto, Pérez señaló que debe avanzarse hacia “la mecanización para poder enfrentar el desafío de alimentar a un país con solo 440 000 productores”.
De acuerdo con Pérez, se trabaja en esquemas en divisa para productores de arroz, frijoles, maíz, soya, carbón, con posibilidades de inserción de otras producciones agropecuarias.
“Debemos seguir trabajando con la inversión extranjera y los proyectos de colaboración, así como el encadenamiento con las formas de gestión no estatal”, dijo.
Una mirada critica
Para el economista cubano Pedro Monreal “que la agricultura sigue en crisis no es noticia, como tampoco lo es la incompetencia gubernamental para sacar al agro de su prolongada crisis. Lo nuevo parece ser el énfasis en la quimera de que es `lograble´ producir más con déficit de combustible, equipos e insumos”.
Según posteó en X, “si alguna actividad productiva en Cuba tiene capacidad para remontar la crisis acudiendo al fomento del sector privado y el mercado es el sector agropecuario, pero la causa de la inacción oficial no es un enigma: el apego a un fracasado esquema de planificación centralizada”.
Para Monreal, el agro cubano requiere inversión extranjera y colaboración internacional, pero la solución de su extrema crisis necesita transformaciones de propiedad, empresa privada, énfasis en el mercado, una institucionalidad de apoyo, y garantías jurídicas al privado.
(2024)
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