Analfabetismo digital en Cuba, un problema por investigar

Hoy es una incógnita el alcance del analfabetismo digital en Cuba, que es la falta de habilidades para manejar y comprender estas tecnologías.

Indicadores dispersos como el limitado acceso a computadoras personales entre la población cubana, alertan de las brechas en analfabetismo digital.

Foto: Jorge Luis Baño/ IPS Cuba

Las tecnologías digitales son herramientas básicas para la educación, el empleo, la comunicación y el acceso a la información. A pesar de los avances logrados en el acceso a Internet y a tecnologías, el analfabetismo digital resulta un problema por conocer en Cuba.

Este fenómeno permanece invisible debido a la ausencia de investigaciones y estadísticas públicas que permitan dimensionar su impacto.

La falta de datos dificulta la creación de políticas efectivas y también refleja las complejidades socioeconómicas y políticas de la isla caribeña, donde la conectividad a Internet de banda ancha y a tecnologías de la información sigue siendo limitado y desigual.

Según datos de 2021 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, solo 64% de la población cubana tenía acceso a Internet, pero este porcentaje no explicaba la calidad de la conexión ni las habilidades para usarla.

El propio organismo de Naciones Unidas, expuso en 2023 que la velocidad de descarga de banda ancha móvil medida en Mbps era de 5,3, mientras el promedio regional alcanzaba los 24,4. Asimismo, la velocidad de descarga de banda ancha fija era de 2,1 Mbps, cuando el promedio regional era de 73 Mbps.

Otros indicadores dispersos alertan de las brechas en este sentido, como es el caso del limitado acceso a computadoras personales. El informe más actualizado de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información revela que, en 2023, de cada 1000 habitantes, solo 107 poseen computadoras personales.

La falta de datos dificulta la creación de políticas efectivas en Cuba para mitigar el analfabetismo digital. (Foto: Archivo IPS Cuba)

Analfabetismo digital en Cuba

El analfabetismo digital en Cuba tiene raíces complejas y multifactoriales.

Según el informe Digital 2024: Cuba sobre tendencias, estadísticas digitales y redes sociales, elaborado por la agencia creativa especializada We Are Social y Hootsuite, a principios de 2024, Cuba tenía más de 8 millones de usuarios de Internet.

Aunque el acceso a Internet ha mejorado respecto a años anteriores con la expansión de las redes 3G y 4G y la apertura de zonas wifi públicas, aún existen importantes limitaciones.

 

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No se limita únicamente a la falta de acceso a dispositivos o conexión a Internet, sino que también incluye la carencia de competencias para navegar en plataformas en línea, utilizar software básicos, descifrar cuándo una información es confiable y proteger datos personales, entre otros ejemplos.

Las conexiones de alta velocidad son costosas y limitadas, mientras muchas zonas rurales siguen careciendo de cobertura adecuada. Esto crea una brecha digital entre los residentes urbanos y rurales, así como entre los sectores con mayores recursos económicos y aquellos más desfavorecidos.

Por otra parte, el sistema educativo cubano no integra de manera efectiva la formación en habilidades digitales. Aunque existen esfuerzos a nivel universitario y en algunos medios de comunicación, estas iniciativas no llegan a la mayoría de la población, especialmente en las primeras etapas educativas.

Para reducir esta brecha, las autoridades cubanas han implementado proyectos de educación tecnológica a través de los Joven Club de Computación y Electrónica, donde las personas interesadas pueden aprender habilidades básicas en informática e Internet. Aunque estos programas son útiles, se limitan a habilidades muy básicas o son inconstantes.

Para Cuba, con una población envejecida, urgen programas específicos para las personas de la tercera edad.

En una encuesta realizada por Radio Cabaiguán, de la provincia oriental de Las Tunas, se supo que “alrededor de 2 de cada 10 ancianos tienen teléfonos móviles, una buena parte de los interpelados no tiene ni por remota posibilidad adquirir uno de estos dispositivos y de los que lo tienen, no todos son tan optimistas”.

La adquisición de dispositivos modernos, como computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, sigue siendo un desafío debido a los altos costos. Además, la infraestructura tecnológica del país, aunque en crecimiento, aún no es lo suficientemente robusta como para soportar un uso masivo y eficiente de herramientas digitales.

Aunque la Ley No. 162 de Comunicación Social de Cuba reconoce la importancia de la educación y la capacitación en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación para desarrollar habilidades digitales, también impone restricciones que pueden limitar el acceso libre a la información y la formación de la población en estos temas.

El ejemplo de los trámites migratorios

En los últimos años, gran parte de la población cubana ha realizado trámites en plataformas digitales de otros países, sobre todo con la motivación de emigrar.

Destacan las aplicaciones al Programa de Parole Humanitario para Venezuela, Nicaragua, Haití y Cuba, que estuvo funcional para la isla caribeña de enero de 2023 a enero de 2025. Estos procesos incluían rellenar formularios complejos para gran parte de los más de 110 000 cubanas y cubanos beneficiados.

Otro ejemplo es la Ley de Memoria Democrática (2022-2025), también conocida como Ley de Nietos, que restituye con la ciudadanía a descendientes de españoles que la perdieron al sufrir exilio por la Guerra Civil Española y la dictadura franquista.

Hasta principios de febrero de 2024, fueron aprobadas 22 479 solicitudes para cubanas y cubanos, según Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, en un proceso al que han aplicado y seguirán haciéndolo miles de personas hasta su cierre en octubre de 2025.

Numerosas personas solicitantes de Cuba enfrentan serias dificultades al momento de utilizar las herramientas digitales requeridas para cumplir con estos procedimientos. Por ejemplo, muchas personas desconocen cómo crear documentos PDF, escanear archivos, enviarlos por correo electrónico o solicitar citas a través de sistemas automatizados.

Dichas tareas resultan complejas debido a la falta de habilidades tecnológicas, poca disposición de computadoras personales, uso de programas pirateados y al acceso limitado a conexiones estables de Internet. Esto genera una alta dependencia de terceros para completar los procedimientos y costos adicionales para las y los solicitantes.

Además, las plataformas utilizadas para los trámites no siempre son intuitivas ni accesibles para usuarios con conocimientos básicos, lo que agrava aún más el problema.

Este fenómeno pone de manifiesto cómo el analfabetismo digital afecta la vida cotidiana y dificulta la participación activa de la ciudadanía en procesos legales y administrativos importantes, perpetuando desigualdades.

Otra cara de la misma moneda es la insistencia de numerosas personas en realizar trámites de forma presencial por la falta de confianza en plataformas como Transfermóvil o por desconocimiento para utilizarlas correctamente.

Durante la crisis provocada por la covid-19, también quedó evidenciada la falta de preparación de docentes, estudiantes y familias para adaptarse a la educación a distancia.

La incapacidad de utilizar plataformas de videoconferencia, enviar tareas en línea o acceder a materiales educativos digitales afectó significativamente el aprendizaje de muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes. (2025)

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