Georgina Herrera: Un adiós que es hasta siempre

La poeta, feminista y antirracista cubana fue despedida en la Casa de las Américas por familiares, amigos y admiradores que la recordaron entre anécdotas y poemas.

El homenaje demostró la imperecedera huella de Georgina Herrera

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Poeta de exquisita sensibilidad, feminista, antirracista y mujer de vida difícil, Georgina Herrera, fallecida el lunes 13 de diciembre en La Habana a consecuencia de la covid 19, fue evocada y despedida este sábado en la Galería Haydée Santamaría de la Casa de las Américas por familiares, amigos y admiradores que posteriormente depositaron sus cenizas en el mar.

El homenaje, que transcurrió entre risas y lágrimas, demostró la imperecedera huella que GH, como solía llamarse a sí misma, dejó tras su paso por la tierra. Creadora de una poesía diáfana y sencilla, fue también una incansable luchadora por los derechos de la mujer y contra la discriminación racial.

Vida y obra

Nació en Jovellanos, provincia Matanzas, Cuba, en abril de 1936, en una familia humilde. Se trasladó a La Habana siendo muy joven, donde busca mejorar su situación económica.

Comienza a publicar a los 16 años, en periódicos y revistas de la capital de la isla. Desde 1962 trabajó en la emisora Radio Progreso, donde escribió novelas, cuentos y teatro. Tanto en la literatura como en la radio recibió premios y distinciones; también trabajó para la televisión.

En toda su obra abunda la temática feminista. Participó en diferentes eventos nacionales e internacionales, en los que abordó precisamente este tema, poniendo especial énfasis en la mujer negra, sobre cuyos orígenes fue una acuciosa investigadora.

Su poesía ha sido traducida a varios idiomas, incluida en Antologías y se estudia en Universidades en Inglaterra, Estados Unidos y Canadá.

Para el ensayista Roberto Zurbano, organizador de la despedida, la poeta fue una amiga entrañable: “La adopté como madre pues ella tenía ese instinto que nunca abandonó. Viajamos juntos muchas veces a diversas provincias y era un ser sencillo que anteponía en su literatura las cosas pequeñas de la vida y lo cotidiano sin una visión épica de la realidad”.

Por su parte, Lourdes de los Santos, presidenta de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC, recuerda que la conoció en 2009 como miembro del ejecutivo de dicha asociación. “Era muy activa y aunque la pandemia la alejó de nuestras actividades me mantuve siempre en contacto con ella”, afirmó.

De los Santos define la muerte de Georgina como “una gran pérdida para la cultura cubana pero también para la UNEAC. “Ella fue una mujer de la poesía y de la radio. Sus seriales marcaron una fuerte impronta en los medios”, aseguró.

Muchos de los presentes contaron anécdotas en las que resurgió una Georgina alegre a la que gustaba comer y tomar cerveza Bucanero. Fuerte de carácter pero al mismo tiempo dueña de una ternura que la convertían en un ser asequible, muy dado a la amistad.

Georgina fue una incansable luchadora por los derechos de la mujer y contra la discriminación racial

El poeta Senecio Verdecia le dedicó un poema mientras otros de la autoría de Georgina fueron leídos por algunos de los presentes a modo de homenaje.

Muy conmovida, la cineasta Rebeca Chávez leyó el que quizás haya sido el último texto de la poeta, entregado a Chávez durante la filmación del documental Charo y Georgina otra vez ante el espejo que lamentablemente Georgina Herrera no pudo llegar a ver terminado.

El material fue exhibido en el recién finalizado Festival de Cine Latinoamericano de La Habana.

En dicho texto, la escritora declaró: “Entonces, en este torbellino, dejo un espacio lleno de claridades para un posible futuro, pero si es cierta la reencarnación quiero ser lo que soy ahora, volver las veces que sea necesario como la primera vez: fuerte, guerrera, amorosa, cimarrona, palenquera, volver como si no me hubiese ido, siendo lo que soy: negra, pobre y mujer y retomar mi puesto en nuestra lucha, porque esta lucha, la nuestra, no va a acabarse en largo tiempo”.

Familiares, amigos y admiradores depositaron sus cenizas en el mar.

De esta manera se definió Georgina Herrera y los que la acompañamos hasta ese Mar Caribe que solo guarda lo que su cuerpo fue, Pudimos sentirla muy cercana esta mañana en la que también se brindó por su salud y se quedó, de algún modo, entre nosotros.

Pese a que ya contaba con 85 años cuando murió, el espíritu de Georgina siempre fue el de una joven mujer convencida de sus marcas raciales y de género y por eso podemos encontrar en toda su obra las huellas de dicha filiación.

No fue un adiós para ella sino un hasta siempre porque su vida difícil —de la cual nunca se quejó— se queda en sus libros y en sus memorias recogidas en el texto Golpeando la memoria, cuya coautora también estuvo presente en la despedida de hoy.

A Georgina Herrera nuestro agradecimiento por haber sido quien fue y dejarlo expresado con tanta sinceridad en una obra que, estoy segura, crecerá con el tiempo. (2021)

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