Tarea impostergable: la restauración del patrimonio audiovisual

Las políticas y modelos para preservar y restaurar el patrimonio audiovisual de Cuba llegaron a los foros de la 18 edición de FICGibara.

La muerte de un burócrata se exhibió en copia restaurada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos durante el 18 FICGibara

Foto: Tomada de Cubacine

Varias películas cubanas han recibido premios en diversos festivales internacionales y son reconocidas entre las mejores del cine iberoamericano y mundial. Pero solo una decena ha sido restaurada y muchas se encuentran en peligro de un deterioro irreversible, lo que afectaría parte importante del patrimonio audiovisual del país.

El mantenimiento de ese patrimonio requiere políticas constantes y modelos de desarrollo que preserven y respeten su diversidad y singularidad. El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) se ha propuesto recuperar de las bóvedas de su archivo fílmico y crear vínculos, a partir de la Cinemateca de Cuba liderada por el investigador Luciano Castillo, con universidades e instituciones foráneas, para salvar un patrimonio cuyo interés ha permitido colaboraciones con Estados Unidos, España, Alemania y Francia.

El patrimonio audiovisual cubano abarca, sin embargo, mucho más que lo creado por el Icaic a partir de su fundación en 1959. Habría que incluir las realizaciones anteriores a esa fecha y, además, las producciones para televisión nacional y de los telecentros y canales locales, y las de los Estudios Fílmicos del Minfar y la Cinematografía Educativa.

También están las producciones independientes, cuya recopilación y conservación es un punto subrayado por la Asamblea de Cineastas Cubanos; así como las obras del movimiento de cine aficionado, vinculados o no a la Federación Nacional de Cineclubes de Cuba.

Un experto de EE.UU. en Gibara

Durante el 18 Festival Internacional de Cine de Gibara, el panel “Patrimonio cinematográfico: una apuesta por los valores culturales” reafirmó la idea de que todo lo anterior forma parte de la herencia cultural y debe ser preservado. Un especialista estadounidense presente en el encuentro, Josef Lindner, subrayó:

“No es solo el celuloide realizado con propósitos artísticos, sino también las películas de educación y de publicidad, los videos caseros y los registros audiovisuales personales, porque todo eso refleja la vida cotidiana y los sucesos históricos. Además, hay que considerar las salas de cine donde se exhiben las películas y la cartelística y la fotografía sobre cine”.

Con ayuda internacional, la Cinemateca ha conseguido restaurar algunas películas de Tomás Gutiérrez Alea (Titón) en los últimos años. Memorias del subdesarrollo (1968) se restauró gracias a The Film Foundation, fundada en 1990 por el cineasta estadounidense Martin Scorsese.

Mientras, la restauración de los largos de ficción La muerte de un burócrata (1966), Una pelea cubana contra los demonios (1971), La última cena (1976) y Los sobrevivientes (1978) y del documental El arte del tabaco (1974) se debe a la participación de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (Academy of Motion Picture Arts and Sciences, AMPAS) de Estados Unidos y, específicamente, a Josef Lindner, miembro del archivo fílmico de esta organización conocida por la entrega de los premios Oscar.

: El estadounidense Josef Lindner (izq.) diserta sobre patrimonio audiovisual en panel de FICGibara donde otros especialistas foráneos participaron de modo online (Foto: Cortesía de FICGibara).
Contribución de Lindner a la herencia cinematográfica cubana

El trabajo de Lindner con el cine de Titón comenzó en 2011, con Una pelea cubana y Los sobrevivientes, ambas en deplorables condiciones. A sugerencia de Luciano se sumó La última cena. Este es un proceso difícil, que conlleva investigaciones para encontrar los negativos de la película en buen estado.

“Cuando hicimos la búsqueda en La Habana, vimos que había daños en el color de esa copia y tuvimos que buscar otras”, cuenta Lindner. “En 2020, encontramos en Bruselas una en 35 mm, aunque con subtítulos en francés y holandés, lo cual es muy difícil de retirar y caro… Pero logramos escanear algunos de los cuadros y eso ayudó en la restauración del filme”.

Para La muerte de un burócrata, cuya copia restaurada se exhibió en Gibara, “contábamos con el original en negativo y una copia, pero estaban bastante dañados. Con la restauración digital se pueden lograr grandes cosas, pero hay límites. Pensamos que iba a ser casi imposible llegar a un nivel alto de calidad”, explicó el experto de Hollywood.

La restauración costó unos 150.000 dólares por cada película. Para los próximos filmes es necesario sumar “universidades y archivos fílmicos con copias y deseos de ayudar”, acotó Lindner, quien recibió el sello 65 Aniversario del Icaic por su aporte a la protección del patrimonio.

Lucía es el único filme de Humberto Solás completamente restaurado.
Necesaria apuesta por los valores culturales

El panel realizado en Gibara trajo a debate ese tema vital de la pérdida y salvaguarda del patrimonio audiovisual del país, incluso de una región, ante el paso del tiempo. Se abordó el desafío de encontrar los recursos dentro de una economía contraída y la necesidad de hallar colaboradores para financiar este empeño.

Castillo considera “inevitable que este tema aparezca en los festivales. Hoy, la presentación de una película restaurada adquiere mucha connotación en los más grandes festivales y se recibe como si se tratase de una nueva”.

Además de Lindner, compartieron vía online sus experiencias: Iván Trujillo, director de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México y expresidente de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos; Rito Torres, subdirector de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, y el propio Castillo.

Trujillo añadió la importancia de conservar también “los carteles, los libros y todo aquello que es aledaño al cine o alude a él”.

En ese aspecto, destaca la reciente declaración de la colección de carteles de cine cubano como Patrimonio Documental de la Humanidad, categoría Memoria del Mundo, por la Unesco. Esta colección cuenta con casi 3 000 piezas y el Icaic se ha propuesto la futura creación de un museo dedicado en exclusiva para ella, además del previsto para el cine cubano.

Fotograma de De cierta manera, de Sara Gómez, cuya restauración se realizó entre Alemania y el País Vasco.
Contemporaneidad, preservación y alternativas

“Estamos viviendo un momento peligroso para preservar la imagen cinematográfica, porque el nuevo ecosistema digital trae consigo un aumento de los costos. Y los archivos fílmicos públicos, sin fines de lucro, se enfrentan al fenómeno de la concentración de la propiedad intelectual por las grandes empresas”, añadió el colombiano Trujillo.

El intercambio entre Colombia y Cuba permitirá la digitalización de materiales sobre la presencia cubana en los Juegos Panamericanos de Cali 1971 y de dos animados de Elpidio Valdés de Juan Padrón.

Dos largometrajes con ese personaje (los de 1979 y 1995) se encuentran en negociaciones para su restauración con el Instituto Nacional del Audiovisual (INA) de Francia. Para el francés Xavier D’Arthuys, relacionado a la conservación del Noticiero Icaic Latinoamericano, de Santiago Álvarez: “Una restauración mala es una masacre definitiva. Este debe ser un trabajo minucioso y bien cuidado”.

“La colaboración con el INA para estos procesos de restauración ha sido decisivo, porque en Cuba no contamos con las condiciones para desarrollar esta costosa labor, a lo cual se suma que el patrimonio se ha deteriorado por la falta de climatización a que nos obligó el Período Especial”, explicó Castillo.

El cine de Solás: pendiente de restauración

De Humberto Solás solo su filme Lucía (1968), considerado por la crítica como una de las diez películas más importantes de la historia del cine iberoamericano y presentada en la sección Cannes Classics 2017, ha sido restaurado.

La filmografía de uno de los realizadores más importantes del Icaic no se ha insertado todavía, en su justa medida, dentro de esa lucha por salvaguardar el patrimonio audiovisual cubano.

En respuesta a esto, la Cinemateca de Cuba se propone, en colaboración con la chilena, digitalizar y restaurar Cantata de Chile (1975), una de las obras más arriesgadas de Solás. En ese país también se planea restaurar Los días del agua (1971), de Manuel Octavio Gómez.

También, Sergio Benvenuto Solás, director del Festival de Gibara y uno de los principales promotores del rescate de la obra de Solás, viene realizando un acucioso trabajo en México para localizar copias de películas que puedan servir para proteger ese legado y el de otros realizadores cubanos.

Experiencias de rescate

La Cinemateca cubana subscribió en 2022 un convenio con la Elías Querejeta Zine Eskola, del País Vasco, España, para el rescate y preservación de varias obras. En un primer momento, los documentales: El negro (1960), de Eduardo Manet; L.B.J. (1968) y 79 primaveras (1969), de Santiago Álvarez; y Oración (1984), de Marisol Trujillo, Miriam Talavera y Pepín Rodríguez.

Además, se han realizado convenios con la Universidad de Los Ángeles y la Fundación Getty para recuperar el cine clásico de 1932 a 1960 de Argentina, Cuba y México.

Otro renglón a destacar es la publicación de libros como Bitácora del cine cubano (Ediciones Hurón Azul, Madrid), que compila en cinco tomos todo el cine cubano, incluido el de fuera del Icaic.

La restauración de los documentales de Nicolás Guillén Landrián y De cierta manera (1974) de Sara Gómez, entre Alemania y el País Vasco; el trabajo con el Archivo Audiovisual del Movimiento Obrero y Democrático, en Italia; con Queen’s University de Canadá, el Arsenal-Institut für Film und Videokunst alemán y Altahabana Films de Madrid, entre otros proyectos, se suman a la necesidad de restaurar, en un primer momento, lo más desprotegido del audiovisual cubano, elemento vital para salvar la espiritualidad, la historia y la memoria de un país (2024).

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