Una historia de “lazos criminales” entre Cuba y México
Comenzó en noviembre de 2019 cuando una tropa de cuates llegó a Santa Clara para el III Encuentro Internacional de Novela Negra “Fantoches”.

Carlos René Padilla, Atzín Nieto, Rafael Grillo, Lilia Barajas, Mauricio Bares y Darío Zalapa (de izq. a der.) se retratan en la sede habanera de la revista El Caimán Barbudo tras el Fantoches de 2019
Foto: Cortesía de Alba León Infante
Ahí venían los mexicanos Carlos René Padilla, Darío Zalapa, Atzín Nieto, Imanol Caneyada (vasco nacionalizado) y el argentino Roberto Bardini, todos escritores de género negro ―o policial, o criminal, o como quiera llamarle algún crítico―. Con ellos también arribaban los invitados Mauricio Bares y Lilia Barajas, en representación de la editorial Nitro Press.
En realidad, ese no es el mero mero comienzo de esta historia… Ya Bares y Barajas, por mediación de Nieto, conocían la obra de Lorenzo Lunar, el organizador de Fantoches junto a su esposa Rebeca Murga, y le habían publicado la novela ¿Dónde estás, corazón?
Pero ese encuentro entre practicantes de la literatura de temática criminal en el centro de la isla sí fue decisivo para lo que pasó después…
La novela ganadora del premio convocado por el evento, La chica del lunar, de Manuel Quintero Pérez, cubano radicado en Suiza, encontró el chance de ver la luz a través de la colección Nitro Noir de la mentada editorial. Y los lazos entre las dos naciones, forjados alrededor de este tipo de literatura donde suele correr la sangre, se ampliaron todavía más cuando los editores aztecas se fijaron en Isla en negro. Historias cubanas de crimen y enigma, una antología preparada por el autor de estas líneas para ser lanzada por la habanera Casa Editora Abril en 2014.
Sobre la razón de este interés cuenta el propio Bares:
“Era la gemela de una que habíamos publicado con propósitos parecidos: México Noir; y embonaba perfectamente con las intenciones de la editorial de promover el género negro con nuestra colección Nitro Noir. Además, si como selección de cuentos es bastante destacada, también estaba antecedida por un estupendo prólogo que la convertía en edición de estudio.”
Nitro Press adicionó luego a su catálogo una antología semejante: Isla en rojo. Historias cubanas de vampiros y otras criaturas letales ―para más vínculos de sangre―, obra del mismo antologador. Y finalmente, para 2025, le solicitó a este que les hace el cuento una nueva compilación, de donde brotaría la nombrada Azúcar negra.
Pero esa parte mejor la dejamos para el final…

Una historia más antigua
A toda historia le antecede un ayer. La vida es una sucesión de causas y efectos y Bares da cuenta del mismísimo origen: “Nitro Press nace en 1997, como editorial multidisciplinaria, con libros, una revista impresa (Nitro), una revista en video (Glycerina), arte postal y una página web”.
“Hacia 2016, inesperadamente, nos llegaron cuatro libros del género negro: dos novelas que habían ganado premios estatales, y un tercero que antologaba cuentos de una nueva generación de autores practicando el género en tropel, en su mayoría nacidos a partir de 1970. Fue en ese momento que se nos ocurrió encauzar esas publicaciones en una misma colección y dar vida a Nitro Noir.”
A pesar de tratarse de una pequeña editorial independiente, Nitro Press se está ocupando en México de una tarea gigantesca. Dice Bares: “Somos la única editorial en el país que cuenta con una colección exclusiva de literatura criminal. Encima, va por los 45 títulos y ha dado voz a una nueva ola de autores: Padilla, Daniel Salinas Basave, Tania Tinajero, Macaria España, Iván Farías, Gabriel Velázquez Toledo, Gerardo H. Jacobo y otros, que parecen caer por racimos”.
Bares amplía: “Tanto o más importante aún es el hecho de que, en un ejercicio dialéctico, estamos propiciando que los autores se arriesguen a ampliar los márgenes del género, ya sea en el tema, el lenguaje, la estructura, el punto de vista, sus personajes y protagonistas, así como todas sus combinaciones posibles”.
Otro elemento a subrayar en este sello negro y en todo el catálogo de Nitro Press, que incluye otras colecciones como Habitaciones Propias (destinado a la literatura femenina) y Letras Rojas (especializado en la crónica), es el diseño exquisito, fruto de la creatividad y el empeño de Lilia Barajas, cómplice de Bares en la editorial y en la vida.
Un hecho significativo adicional es su expansión hacia Latinoamérica, porque, además de la representación cubana, han publicado a los autores argentinos Tatiana Goransky, Kike Ferrari y Nicolás Ferraro. Bares alega los motivos:
“Quizá sea exagerado decir que somos hermanos, pero primos, al menos, sí somos. Los latinoamericanos nos parecemos mucho y nos diferenciamos mucho por igual. Y el crimen no se queda atrás. Así como los crímenes pueden asemejarse por los niveles de impunidad que imperan en nuestras sociedades, hay otros que podrían pensarse endémicos de cada región. Y el lenguaje y las formas para representarlos nos resultan fascinantes además.”

Una historia de ahora mismo
“Creo que Cuba ha sido, históricamente, el país más cercano a México”, explica el editor, también traductor y autor de novelas como Anónimo Hernández. “De ahí a sacar las antologías de cuentos cubanos que hemos publicado, sólo es un paso natural”.
Él se refiere a Isla en negro, Isla en rojo, y a la más reciente, llamada Azúcar Negra. 15 cuentos criminales cubanos+ 2 Bonus Tracks, la cual tuvo su lanzamiento primigenio el pasado mes de marzo durante la Feria del Libro y la Lectura (FILEY) de Mérida, en Yucatán. Sobre la recepción de estos títulos, asegura:
“Somos un país con 130 millones de habitantes, de los cuales solo unos cuantos leen. Encontrarlos es una labor ardua, que se facilita cuando un autor es mexicano y tiene un público natural en sus círculos de allegados. De modo que si estas antologías de autores cubanos se han abierto paso con opiniones favorables, eso para nosotros es un gran logro”.
Las compañías transnacionales del mundo editorial han segmentado el mercado en nichos locales. A ello le achaca Bares que “los públicos de nuestras naciones se han vuelto reacios a consumir literatura de otros países, a diferencia de lo que pasó en las décadas del Boom latinoamericano. Hoy en día, publicar autores extranjeros es complicado para México como para cualquier país latinoamericano”.
Esta situación dificulta a Nitro Press en su intención de seguir publicando a autores cubanos del género negro. Sin embargo, el editor afirma que “nuestra idea es seguir apostando por literatura de calidad, provenga de donde provenga”.
Azúcar negra ―de la mano del compilador, invitado por Nitro Press― disfrutó entre marzo y abril de una serie de presentaciones a lo largo de la vasta geografía mexicana. Después del estreno yucateco, en el sur, viajó hasta Ciudad Obregón y Hermosillo, en el norteño estado de Sonora; para ir al centro después y ser lanzada en la Prepa Zapata de la Universidad de Puebla y en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, en Ciudad de México.
Pero un destinatario natural de estas antologías, el lector cubano, que encima gozaría de seguro con el catálogo entero de género negro de Nitro Press, ¿tendría alguna oportunidad para hacerse de estos libros? Alrededor de ese punto, el optimismo de Mauricio Bares parece desvanecerse un poco:
“Las posibilidades son escasas y complicadas. Quizá escasas por complicadas. Por un lado, está la diferencia cambiaria en nuestras monedas. Los libros de nuestro catálogo, que nosotros tratamos de mantener a precios muy bajos aquí, resultan caros en Cuba. A esto hay que sumarle los costos de transportación. A no ser por algún auspicio gubernamental de aquí, de allá, o de ambos, que nos ayude a ponerlos en La Habana, la única alternativa seguirá siendo adquirirlos en México”. (2025)
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