Activistas de América Latina reivindican en foro cubano derechos LGBTIQ+
Aunque en algunas naciones se ha avanzado en el terreno legislativo, todavía quedan no pocas deudas pendientes en el ejercicio de los derechos.
La Habana, 9 may.- Las realidades, contextos, puntos coincidentes, diferencias y los desafíos que enfrentan –y sufren-, las personas lesbianas, gays, bi, trans, intersexuales y queer (LGBTIQ+), centraron el intercambio en línea de activistas de América Latina, convocado por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Insertado en la edición XIV de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia, en el foro intervinieron la víspera Patricia Xiomara Emanuele (Argentina), Marlin González (Panamá), Jorge Virviescas (Colombia) e Ingrid Barón (Venezuela), con la moderación de Manuel Vázquez, subdirector del Cenesex.
Según destacó Vázquez en la introducción, el panel quiso poner la mirada en los desafíos para avanzar en las agendas, no solo de los países, sino también las regionales y las relacionadas con los derechos sexuales, particularmente los de las personas LGBTIQ+ o de las personas con sexualidades no heteronormativas o no hegemónicas.
Este espacio en redes, dijo, permite “conectarnos generar, alianzas para poder compartir desde nuestras diferencias y desde los puntos que nos pueden unir, en relación con el activismo en cada uno de nuestros países y en nuestra región”.
“Es un espacio único de aprendizaje, pues las lecciones aprendidas y las buenas prácticas en cada uno de nuestros contextos, muchas veces no funcionan como referentes válidos para lo que estamos haciendo en cada uno de nuestros países”, destacó.
Contextos
La activista argentina Patricia Xiomara Emanuele destacó que pese a los avances en materia jurídica en su país –pionero en la región del matrimonio igualitario, la ley de identidad de género y la legalización del aborto-, queda mucho trabajo por hacer para que esas leyes no sean letra muerta.
Para quienes nos miran, destacó, avanzamos a paso de gigantes, pero para el activismo “sigue siendo muy poco, porque la deuda es tan grande, tenemos un promedio de vida tan bajo, de tan mala calidad las personas LGBTIQ+, que creemos que es poco”, opinó.
A su juicio, pese a avances institucionales, “en lo concreto, en lo real, en lo que podemos ver cotidianamente quienes hacemos territorio, con las personas LGBTIQ+ trans sabemos que llegamos tarde todo el tiempo”, por lo que el activismo continua militando, en la calle, “pero la sensación de estar llegando tarde es todo el tiempo”.
Al respecto, Vázquez indicó que al interior de las organizaciones es recurrente el debate acerca de que no es suficiente que existan las normas jurídicas –por ejemplo, el matrimonio igualitario y el reconocimiento registral de la identidad de género-, pues esto no implica necesariamente que haya garantías para el ejercicio de estos derechos.
Según explicó Barón, en Venezuela existe diversidad de movimientos, incluido el LGBTIQ+ que han ido posicionando sus luchas y que a su vez transversalizan las realidades de otros movimientos sociales, hacia la deconstrucción y la transformación de la cultura de la sociedad.
La activista dio testimonio de cómo en los años 80-90 del pasado siglo a las personas con orientación sexual no heterosexual se les aplicaba la llamada ley de vagos y maleantes, derogada en 1997 por inconstitucional y se refirió a avances del activismo, pese a las contradicciones políticas, económicas y productivas, derivadas de acciones injerencistas.
La necesidad de apostar a la unidad, ha llevado a dejar a un lado temáticas de la agenda de la diversidad, lo que ha impedido avances legislativos en materia de identidad de género, las uniones civiles o matrimonio para todas y todos, en un contexto de cultura discriminatoria, apuntó Barón, quien se definió como activista en construcción y destacó la pertinencia de crecer en el activismo y profundizar en temas legislativos.
Virviescas, activista social, académico y político colombiano, hizo un recuento del activismo en Colombia, la incidencia en políticas públicas sobre diversidad sexual, la discusión acerca de la disidencia sexual y se refirió a cómo hoy, al igual que hace décadas, las personas reclaman, en primer orden, el derecho a la vida.
Panamá ha quedado rezagada en materia de la legislación sobre la diversidad sexual, consideró la activista Marlin González, abogada de la organización Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá, quien opinó que mientras otras naciones han experimentado avances, en esa nación todavía se reclama el reconocimiento de la comunidad LGBTIQ+.
Pandemia y derechos
De acuerdo con Xiomara Emanuele, la pandemia ha marcado claramente las diferencias socio económicas “para quienes somos las poblaciones LGBTI y trans (…) esto ha agravado la situación y ha mostrado las falencias” en cuestiones de salud a nivel mundial y en Latinoamérica junto con el Caribe.
Según destacó González, en su país se ha respondido a la emergencia sanitaria, dejando al margen el establecimiento de mecanismos que garanticen políticas de atención integral a las personas LGBTIQ+, en un contexto tan adverso, que se origina desde lo sanitario y de seguridad.
La pandemia, apuntó la activista panameña, ha obligado a estas personas al confinamiento en hogares y espacios muchas veces violentos, desde donde son arrojadas y arrojados a la calle, sin ingresos, ni techo, ni alimentación y viéndose obligadas y obligados, incluso, a abandonar sus estudios.
En el intercambio, se enfatizó en aspectos comunes a la causa: la necesidad de las alianzas y la articulación, el papel de las tecnologías, la comunicación y las nuevas formas de hacer activismo, la urgencia de generar procesos de capacitación, los discursos de odio, la ofensiva de las iglesias contra los derechos LGBTIQ+.
A su vez, analizaron la temática de la violencia, lo imperioso de fortalecer las organizaciones sociales. (2021)
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