Mujeres rurales comparten experiencias de empoderamiento

Proyectos de cooperación internacional promueven iniciativas de autonomía económica para las mujeres en el campo cubano.

Foto: Jorge Luis Baños, IPS-Cuba

Las mujeres del campo cubano cuentan con pocas opciones de empleo, una de las brechas de género en la que pretenden incidir proyectos de cooperación internacional.

Camagüey, Cuba, 1 jul.- Las presiones del hogar y la familia frenan el desarrollo de las mujeres en el campo cubano, coincidieron emprendedoras y lideresas rurales en un reciente taller de intercambio celebrado en Florida, Camagüey, a 543 kilómetros al este de La Habana.

Más de 30 beneficiarias de proyectos de cooperación internacional con la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Artemisa y Camagüey compartieron el pasado fin de semana estrategias para alcanzar un mayor empoderamiento de mujeres rurales, que pasan también por la vida privada.

La novedosa idea de socializar lecciones aprendidas en proyectos con objetivos similares de la organización internacional OXFAM y la no gubernamental ACSUR Las Segovias sirvió para identificar limitaciones comunes y nuevas relaciones de trabajo.
El acceso femenino al empleo es uno de los principales frenos para alcanzar la equidad de género en el campo cubano, de ahí que acciones colaborativas entre estas organizaciones y la ANAP incrementen las opciones económicas para las campesinas.

De municipios rurales en Artemisa, Camagüey y Granma, son las 23 mujeres emprendedoras favorecidas por un proyecto de ACSUR con financiamiento de la Unión Europea, que desde 2012 las capacita en temas de género, economía feminista y planificación de negocios.

Productoras agropecuarias, criadoras de animales, artesanas y costureras, son ocupaciones informales incluidas en esta acción para estimular el empoderamiento económico de mujeres con capacidades de liderazgo en sus comunidades.

En el proyecto previsto desde 2012 hasta finales de este año, las emprendedoras se integraron al desarrollo económico y social de sus comunidades a través de cooperativas agropecuarias y recibieron capacitaciones e insumos para desarrollar sus negocios.  

Por su parte, el proyecto “Agricultura suburbana y fortalecimiento cooperativo en 10 municipios de las provincias de Camagüey, Las Tunas y Holguín” de la ANAP con apoyo de OXFAM y otros financistas, convocó entre sus acciones a fundar nuevos espacios para el trabajo femenino rural.

Cuando finalice el año, en varias de las 89 cooperativas integradas al programa se inaugurarán 17 iniciativas proyectadas y gestionadas por mujeres, que incluyen lavanderías, queserías, florerías, salones de belleza, minindustrias y una ponchera.
Según Yohanka Valdés, especialista en género de OXFAM, quisieron favorecer la estrategia de la ANAP para promover la equidad entre hombres y mujeres, que funciona desde 2005.

Estos pequeños negocios recibirán equipamiento moderno, financiamiento para construcción y gestión de insumos, al tiempo que las futuras emprendedoras se capacitan en género, en función de su crecimiento personal, autoestima y capacidad de liderazgo.

“Lo importante es que estas iniciativas puedan crecer, multiplicarse, que ellas sean capaces de movilizar a otras mujeres y que la ANAP pueda acompañarlas en ese proceso”, reflexionó la experta en diálogo con la Redacción IPS Cuba.

Ania Mirabal, facilitadora del taller, opinó que “existen obstáculos estructurales en la planificación e inversión de recursos productivos en la agricultura cubana que afectan a las mujeres”.

Pero, a su juicio, estos se pueden enfrentar con la creación de capacidades entre los grupos femeninos que permitan idear mecanismos de gestión más autónomos.

“Las mujeres de estos proyectos adquirieron conciencia de manera colectiva y esto les ha dado valor para transformar sus realidades”, remarcó la educadora popular a la Redacción IPS Cuba. 

Para Nubia Hernández, funcionaria del acápite local del Ministerio de la Agricultura en Artemisa, acercarse a saberes de género significó una ruptura con un modo de vida y de pensamiento con que creció.

“Elevé mi autoestima, reconocí mis derechos y valores como ser humano”, reveló en una de las sesiones del taller.

“Cuando no se depende del esposo hay más libertad, por eso debemos seguir ganando independencia económica y perder el miedo a cambiar con lo establecido”, añadió.

Muchas de las asistentes reconocieron la importancia de la solidaridad femenina para superar el machismo imperante en las zonas rurales cubanas.

“Antes no lo echaba a ver, pero ahora me doy cuenta de que las mujeres no están para ser sometidas”, confesó la costurera Leonor Pedroso, de la Cooperativa de Producción Agropecuaria “25 aniversario” en Florida. (2014)

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