Analiza Cuba desafíos y estrategias para preservar archivos documentales

Especialistas nacionales y extranjeros debatieron durante cinco días sobre maneras de resguardar la memoria histórica, en un evento que reafirmó la importancia de la gestión documental como parte de la identidad cultural de la nación.

Documentos originales de Dulce María Loynaz expuestos al público en la Biblioteca Nacional José Martí.

Foto: Cortesía del Evento

La Habana, 3 oct.- Con un llamado a reforzar la preservación de la memoria documental y a garantizar el acceso ciudadano a los archivos, concluyó el IV Encuentro Internacional de Preservación del Patrimonio Documental: experiencias y desafíos, el pasado mes de septiembre en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM). La cita reunió a más de medio centenar de expertos de la isla, México, República Dominicana, Estados Unidos y otras naciones.

El evento comenzó con la entrega de certificaciones de la condición de Memoria Nacional y Memoria del Mundo a varias colecciones de la BNCJM, acto que reafirmó el reconocimiento alcanzado por Cuba en la protección de su patrimonio documental.

La jornada inaugural incluyó también la conferencia magistral Programa Nacional de Memoria Histórica: experiencias y desafíos, impartida por la viceministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Adianez Taboada, quien destacó los avances de la política nacional en esta materia tras la entrada en vigor del Decreto-Ley 3/2020 sobre gestión documental y archivos.

 

 

La relevancia de Loynaz trascendió el plano nacional cuando se anunció la inclusión de su fondo documental en el Registro Nacional de la Memoria del Mundo, junto con la inscripción del Fondo Julián del Casal en el Registro Regional para América Latina y el Caribe de la UNESCO. Estos reconocimientos consolidan a Cuba como un referente en la salvaguarda documental y garantizan que su legado literario y cultural sea protegido bajo estándares internacionales.

 

 

Taboada subrayó, sin embargo, que persisten retos relacionados con la modernización tecnológica, la capacitación de profesionales y la superación de limitaciones financieras. En este contexto, el encuentro se convirtió en un foro plural en el que se presentaron 29 ponencias y se desarrollaron mesas de debate sobre conservación preventiva, restauración, digitalización, gestión del riesgo y modelos de acceso a la información.

El investigador de la BNCJM Osdiel Ramírez moderó uno de los bloques de discusión, donde se abordaron temas como la conservación de la colección especial de fotografías Funcasta, presentada por la especialista Mabiel Hidalgo-Martínez, y las estrategias abiertas para la salvaguarda del patrimonio histórico-cultural de la capital, expuestas por Grisel Terrón, de la Oficina del Historiador de La Habana.

Dimensión cultural del patrimonio

Uno de los momentos más significativos del programa fue la inauguración de la exposición Fe de Vida: un patrimonio conservado, dedicada al fondo documental de la poetisa Dulce María Loynaz, Premio Nacional de Literatura en 1987 y Premio Cervantes en 1992. La muestra reunió manuscritos, cartas, fotografías y documentos personales que ilustran la vida y obra de la escritora, y permitió un acercamiento al valor íntimo y cultural de los archivos literarios.

El IV Encuentro también puso en primer plano un patrimonio poco visible: los archivos fotográficos y audiovisuales. Estas colecciones, que abarcan desde imágenes familiares hasta noticieros fílmicos de gran valor histórico, fueron destacadas como parte esencial de la memoria cultural cubana. Su preservación, coincidieron los especialistas, resulta decisiva para comprender la vida cotidiana, los procesos sociales y la identidad visual del país en los últimos siglos.

Más allá de lo simbólico, el evento también tuvo un impacto social, pues las actividades abiertas a estudiantes, investigadores y público interesado ayudaron a visibilizar que la preservación documental no es un tema exclusivo de especialistas, sino un componente esencial de la identidad nacional.

De esta manera, las jornadas reafirmaron el papel de los documentos como vehículos de memoria y cultura, capaces de nutrir tanto la investigación académica como la creación artística y la educación ciudadana.

Las jornadas reafirmaron el papel de los documentos como vehículos de memoria y cultura, capaces de nutrir tanto la investigación académica como la creación artística y la educación ciudadana. (Foto: Cortesía del Evento)

Retos y perspectivas

El balance del encuentro evidenció que Cuba enfrenta desafíos significativos en la preservación documental. La falta de insumos especializados, la necesidad de modernizar infraestructuras y la urgencia de formar nuevas generaciones de archiveros y bibliotecólogos fueron algunas de las problemáticas reconocidas por los participantes.

El Programa Nacional de Memoria Histórica, articulado por instituciones como el Archivo Nacional, la Universidad de La Habana, la Oficina del Historiador y la BNCJM, fue señalado como herramienta fundamental para coordinar políticas públicas y asegurar la preservación de acervos que abarcan desde documentos coloniales hasta colecciones fotográficas, audiovisuales y literarias contemporáneas.

La promulgación del Decreto-Ley 3/2020 y sus normas complementarias ha sentado bases sólidas para este empeño, al establecer lineamientos claros sobre conservación y digitalización. Sin embargo, especialistas insistieron en que tales marcos jurídicos deben ser acompañados de financiamiento sostenible, proyectos de innovación tecnológica y programas de capacitación continua.

Cada documento recuperado y puesto en valor es una página que se rescata para la historia de Cuba y para las futuras generaciones. En ese sentido, la cita dejó como legado una hoja de ruta marcada por la cooperación institucional, la apertura a experiencias internacionales y el compromiso de la sociedad con la preservación de su memoria.

Con su clausura, la oportunidad demostró que los documentos no son simples vestigios del pasado, sino testigos vivos de la historia y la cultura, cuya conservación constituye un deber colectivo frente al futuro.(2025)

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