La Habana, 2 abr.- La población infantil y de la tercera edad son las principales beneficiadas con la aplicación en el país de la biomúsica, una práctica de sanación evolutiva perteneciente a la musicoterapia que se extiende por esta capital. La psicóloga retirada Zoila Adela Hernández, una de las facilitadoras más activas en la capital cubana de esa corriente que vincula música y meditación, trabaja con niños y niñas desde 2004 hasta el presente.

La activista fue una de las beneficiadas ese año por los talleres de capacitación en biomúsica, ofrecidos en la isla caribeña por su creador, el argentino residente en Italia Mario Corradini. Esta modalidad combina el arte musical con una serie de ejercicios que ayuda a las personas a solucionar conflictos emocionales y lograr la paz interna.

Hernández reveló que varios grupos de estudiantes de escuelas de arte progresaron en su desempeño individual y académico después de seguir la terapia bajo su tutela.

La psicóloga, junto a otras voces cubanas y de México, presentó la experiencia de su proyecto en el Tercer Encuentro de Meditación, desarrollado en La Habana, del 28 al 31 de marzo pasado.

Ejemplificó que varios alumnos de nivel elemental de música de la escuela “Paulita Concepción”, ubicada en el municipio capitalino del Cerro, mejoraron en el manejo de la respiración, perfeccionaron las posturas, tomaron una mayor conciencia de la relación de sus cuerpos con sus instrumentos y lograron más fluidez al tocar en público.

Gracias a sesiones semanales desde hace tres años, jóvenes de la Universidad de las Artes (ISA) progresan también en su desempeño como intérpretes y se enfrentan de otro modo al estrés provocado por la cantidad de horas dedicadas al estudio, los exámenes y las audiciones periódicas.

Esta especialista comentó también acerca de su trabajo de conjunto con la Universidad de Ciencias Médicas para mejorar la calidad de vida de hijos de padres alcohólicos.

“Los maestros y familiares cercanos de los niños y las niñas jugaron un papel esencial para que el grupo alcanzara mayores niveles de sociabilidad y seguridad en sí mismos”, explicó.

Por su parte, la psicóloga Ada Bush, quien por tres años implicó en varios talleres a infantes con discapacidades en México, confirmó esta percepción de su colega al señalar que el personal pedagógico vinculado a estos proyectos brinda apoyo indispensable para conocer las fortalezas y debilidades de los grupos.

Los niños y las niñas limitados físico-motores, ciegos, sordo-mudos y autistas que reciben sesiones de biomúsica, tienden a perfeccionar el equilibrio físico-motor, se manejan de un modo más eficaz en el espacio, mejoran su autoestima y avanzan con mayor rapidez en la comunicación interpersonal.

Por su parte, las personas de la tercera edad también prosperan en su movilidad y calidad de vida al descubrir en la biomúsica una vía para aceptar y comprender los cambios en sus cuerpos.

En el municipio habanero 10 de Octubre, la facilitadora Niurka Mejía trabaja con personas de esa franja etaria. El grupo de ancianos y ancianas aprendió a controlar sus ansiedades y miedos, se relaciona mejor con el resto de los integrantes de sus familias y reconoce nuevas capacidades que le permiten caminar más, hacer ejercicios y bailar.

También durante el encuentro de meditación, las especialistas demostraron cómo se realizan las sesiones de biomúsica basadas en ejercicios LADE (limpiar, acumular, distribuir y equilibrar), acompañados de temas musicales compuestos por el italiano Mario Corradini.

La terapia, también probada en grupos de mujeres embarazadas del municipio Cerro e infantes con discapacidades de la localidad habanera de Marianao, comenzó a extenderse en el país desde mediados de la década pasada. (2013)