Encuentro Internacional consolida defensa de la música cubana

El Encuentro Internacional de Coleccionistas y Melómanos en La Habana se consolida como espacio defensor del valor patrimonial de la música cubana.

Cerca de 20 participantes extranjeros asistieron al encuentro, en representación de países como Colombia y México, lo cual simboliza una atractiva vía para potenciar el turismo cultural en el país.

Foto: Archivo IPS-Cuba

La Habana, 30 jun.- La resonancia universal de la música cubana quedó demostrada en el Encuentro Internacional de Coleccionistas y Melómanos, realizado bajo el eslogan “La Isla que Suena”, en su cuarta edición, del 20 al 22 de junio,  en La Habana.

Organizado por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), este año estuvo dedicado a ponderar la producción fonográfica del songo, la timba y la salsa de la disquera; también a Las Estrellas de Areito, así como a la salsa venezolana y su arraigo en el movimiento internacional.

Tras una primera edición en línea a causa de la compleja situación epidemiológica por la covid en el año 2021, el encuentro ha sido una curva de aprendizaje. Paulatinamente se siente como Latinoamérica y parte del mundo se hace eco de lo que está sucediendo en Cuba alrededor de la melomanía. En ese sentido, resulta notorio el interés de los participantes, en su mayoría extranjeros, por la música cubana y la cultura en general.

El Salón Jelengue del Patio Areito, inmueble donde se fundara la EGREM en 1964, funcionó una vez más como sede del evento. Sin embargo, en esta ocasión la cita ganó terreno, traspasando la sede para llevar su esencia a emblemáticas instalaciones de la cultura y también la academia.

Extensión sociocultural

El encuentro quedó inaugurado en el Estudio Galería Línea y Paseo, con la exposición Vinilos EGREM: 61 carátulas, una muestra que celebra la misma cantidad de años de la primera casa discográfica de Cuba y que atesora parte importante de sus producciones.

La misma es un viaje visual a través de las portadas de LPs donde figuran legendarios artistas como Elena Burke, Pablo Milanés, Barbarito Diez, Irakere, Omara Portuondo y Los Van Van, entre otros. El espacio conjugó música y danza con el performance de la primera bailarina de Danza Contemporánea Liliet Orozco junto al pianista Juan Antonio Figueredo.

El segundo destino fue el Conservatorio de Música “Guillermo Tomás”, en el municipio periférico de Guanabacoa, al este de la ciudad. El comité organizador y los melómanos participantes sostuvieron un encuentro didáctico con los estudiantes y el conjunto musical Piquete Típico Cubano.

Fue una provechosa oportunidad para adentrarse en la realidad de la institución que ha sido cuna de grandes artistas contemporáneos y que hoy se encuentra deteriorada en gran medida.

A pocos metros de allí, los visitantes llegaron al Laboratorio de Arte Corral Falso 259, un proyecto sociocultural desarrollado por el creador Tomás Núñez, donde confluyen las artes visuales con otras expresiones artísticas y se le dedica un privilegiado espacio a la música.

Asimismo, hubo un recorrido por los estudios de la radio cubana en la Emisora Radio Progreso para conocer la historia compartida entre la radio y la música.

El periodista Ciro Bianchi participó como invitado especial en un encuentro con la historia del Hotel Capri y su profundo vínculo con la cultura. En sus palabras rememoró la musicalidad del siglo XX en una visita a las calles habaneras San Rafael y Galiano, circuito donde existieron legendarias disqueras como Panart y Cubaney.

Todos los melómanos vinieron al evento con la idea primaria de llevarse música para aumentar su colección

Amantes empedernidos

Laura Sotelo es una Dj selector colombiana que llegó desde Cali por tercera ocasión. Cuenta que sus abuelos eran melómanos y por ellos es amante de la obra de Celina González, del funk cubano y el danzón. “Desde que tengo uso de razón en mi casa se escucha música cubana. Mi abuelo decía que después de Cuba no había nada más”, expresó.

Su introducción al movimiento melómano se debe a la investigadora Adriana Orejuela y a Jorge Rodríguez, presidente de honor y director artístico del evento. “Gracias a ellos se me abrieron estas puertas. Sus obras me conectaron aún más a la isla y a sus raíces”.

Orejuela fue una colombiana nacionalizada en Cuba, quien se dedicó a investigar la música. Su libro El Son no se fue de Cuba: claves para una historia 1959- 1973 aborda el panorama de la creación musical luego del 1º de enero de 1959.

Especialistas consideran que en la Mayor de las Antillas resulta cada vez más difícil encontrar espacios de consumo de música tradicional y antológica para las nuevas generaciones. El público joven se rige mayormente por las tendencias actuales y los establecimientos comerciales siguen el mismo camino en aras de vender.

En este panorama, el trabajo de los Dj selector, también conocidos como dj vinilos, resulta muy importante en el rescate del patrimonio musical.

“Colecciono música cubana y combino dicho repertorio con la actuación en vivo. Desgraciadamente el mayor resultado ha sido para el sector turístico, pero, poco a poco vamos creando espacios que nos permitan llegar al público nacional y expandir la riqueza de nuestra música”. Explica el productor y coleccionista Reiniel Torres, conocido artísticamente como Dj Reitt.

Torres participó como oyente en la edición del 2024 y esta vez llegó como exponente para presentar el proyecto Cuban Vinyl Experience, una práctica que difunde la música cubana mediante el espectáculo en vivo y a través de la fusión con propuestas novedosas.

Por su parte, el locutor mexicano Pepe Olguín también disfrutó por primera vez el encuentro de forma presencial. El también productor, que gestiona hace más de 20 años el programa radial especializado en música cubana Del Son a la Timba, describe su apego a la música cubana como una conexión inexplicable.

“Inicié con otros gustos dentro de toda la concepción que se conoce como afro-antillana y empecé como comprador de la música colombiana. Posteriormente salté a la salsa de New York y luego llegué a la música cubana por recomendación de mi tío, eran los inicios de los años 80. Así empecé a desarrollar una forma de ver, entender, e investigar la música para tener una visión mucho más profunda”. Afirma Olguín.

Todos los melómanos vinieron al evento con la idea primaria de llevarse música para aumentar su colección. En particular, Pepe refiere ser amante del jazz cubano contemporáneo y de la timba, y en esta feria encontró buenos ejemplares.

“He sentido en mi cuerpo la música cubana y siempre he sabido el valor que tiene.

Entonces resulta muy grato saber que muchos se desviven por un disco nuestro, por conocer la historia, los géneros y los autores”, destacó la musicóloga y asesora técnica del evento Élsida González.

No obstante, continuó: “Me gustaría que se involucre mayor cantidad de público cubano, que nuestro auditorio nacional sea más grande, porque es nuestra música y aquí se cuentan historias que no se escuchan en otra parte. Creo que tenemos esa asignatura pendiente”. (2025)

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