Agricultora cubana se enfoca al encadenamiento productivo

Virginia Creach busca el encadenamiento productivo con nuevos actores económicos y mantener las donaciones de alimentos en su barrio habanero.

Virginia Creach encadenamiento productivo

En 1,32 hectáreas, Virginia Creach cultiva aguacate, mamey, mango, guayaba, membrillo, bambú y café, además de hortalizas y plantas aromáticas. Con esos productos, ella elabora conservas y condimentos naturales.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025).
#DesarrolloLocalParaCrecer

La Habana, 30 oct.- Cuando anda en su triciclo por el barrio Los Pocitos, en el municipio habanero de Marianao, muchas personas saludan a la agricultora Virginia Creach, la invitan a sus casas y le preguntan por su familia… Entre esa comunidad, ella busca fortalecer el encadenamiento productivo.

Oriunda de las cercanías del poblado de Chivirico, en Santiago de Cuba, a unos 900 kilómetros al este de La Habana, hace alrededor de 30 años Virginia reside en la finca donde vivió su hermana, bautizada como La Mambisa, en una comunidad a apenas media hora del centro de la capital cubana.

¿Quién es Virginia Creach?

Es una mujer afrodescendiente de 53 años, que viene de una familia numerosa compuesta por su padre y madre, cuatro hijas y un solo hijo varón, que falleció a los 12 años.

De pequeñas, Virginia y sus hermanas aprendieron a trabajar en el campo para ayudar al padre. “Éramos mi mamá, mi papá y nosotras cuatro. Aprendimos a hacer de todo, hasta de construcción”, cuenta.

Ella se propuso aprender los oficios de manicura y peluquería. Eso benefició a las mujeres de su familia y también a otras de la zona, que ya no tuvieron que viajar 14 kilómetros, a veces a pie, para acceder a esos servicios.

Empezó a trabajar con 18 años de edad. Ejercía esa variedad de oficios mientras participaba como personal sanitario en las recogidas de café en el lomerío santiaguero.

Ahí ha desplegado un agronegocio de pequeña escala con responsabilidad social y ambiental, que aspira a generar más empleos locales y beneficiar a las familias con el trabajo basado en la equidad de género. Y así quiere mantener sus habituales entregas de alimentos gratuitos a personas en situación de vulnerabilidad del barrio.

“Este proyecto está enfocado en darles trabajo a mujeres y hombres y jóvenes que hoy están desempleados, pues es más para aquellas personas en situación de vulnerabilidad que tengo a mis alrededores”, explica.

Hoy prepara polvos para sazonar que incluyen unas 12 plantas aromáticas, cosechadas y procesadas en su finca, con excepción del comino, la pimienta picante y la dulce. “Por ahora”, explica, pues en esa línea de trabajo está perfilando un proyecto de desarrollo local.

Fincas, parcelas y huertos del movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, como la de Creach, en agosto pasado tenían 12 640 hectáreas dedicadas a la producción de hortalizas y condimentos frescos, según cifras nacionales del Ministerio de la Agricultura.

 

Nuevo proyecto

En sus 1,32 hectáreas, con la aplicación de prácticas agroecológicas, Creach cuenta con aguacate, mamey, mango, guayaba, membrillo, bambú en la franja hidrorreguladora y café, “todos sembrados por mí”, enumera.

Además, cosecha diversas hortalizas en seis canteros, donde recoge remolacha, lechuga, acelga, ají cachucha, cebollino, apio y perejil”, describe. Por lo duro del bambú, para su corte y la conformación de las terrazas en la pendiente, contrató temporalmente personal.

“La fuerza de trabajo es una complicación, la gente no permanece mucho tiempo”, asegura la agricultora, quien se apoya de su tío para realizar parte de las labores agrícolas.

A las conservas de alimentos, sobre todo condimentos, está dedicando su nuevo proyecto, que beneficiará a mujeres vulnerables de la comunidad.

“Con apoyo de la Embajada de los Países Bajos se construirá la nave para el procesamiento de las plantas aromáticas con los equipos necesarios. Esas mujeres, algunas ya capacitadas en talleres, podrán trabajar y generar ingresos”, comenta mientras muestra el sitio donde se ubicará el local, a continuación de su vivienda.

“Por lo menos, voy a involucrar a tres o cuatro familias de la comunidad, dándoles trabajo”, destaca sobre la iniciativa. Procesarán sobre todo las plantas aromáticas cosechadas por Virginia en su patio: romero, albahaca, cilantro, perejil y apio, entre otras.

A la par, la agricultora buscará el encadenamiento productivo con su cooperativa y otras alianzas estratégicas con actores económicos locales, de manera que pueda obtener las materias primas que, por la dimensión de la finca, no podrá producir ella misma.

“Necesito esas alianzas con otros campesinos y patios que producen plantas aromáticas de la zona y también de otros municipios, con los que ya hemos tenido intercambio, de manera que ellos tengan bienestar económico a partir de lo que nos suministren”, precisa.

Virginia Creach encadenamiento productivo
El nuevo proyecto en la finca La Mambisa, para procesar plantas aromáticas, generará empleo a familias de la comunidad y promoverá el encadenamiento productivo con demás productores y nuevos actores económicos de su municipio.

En un futuro, agregó, la aspiración es convertir la iniciativa de los condimentos en un Proyecto de Desarrollo Local.

Señala que cuadruplicaría sus producciones “si pudiera poner a funcionar los paneles solares y el sistema de riego recibidos de un proyecto de colaboración internacional y que están a la espera de que se profundice el pozo”, para lo que necesita apoyo con el equipamiento de perforación.

 

Mujeres unidas y empoderadas

El espíritu independiente que tuvo desde niña se afianzó con los talleres que recibió en el proyecto Akokán, una iniciativa sociocultural y productiva que funciona en los barrios Los Pocitos y Palmar, de Marianao.

“Con ellos, amplié un poco más los conocimientos. Agradezco a ese proyecto, donde nos asociamos muchas mujeres de la comunidad, aunque no todas siguieron con su empoderamiento económico y la producción en sus patios”, lamenta.

A su juicio, los talleres de género deberían repetirse una y otra vez, con mujeres y hombres, “porque hay mucho machismo aquí, incluso por parte de ellas”.

Su vínculo con Akokán le permitió adentrarse en el mundo de las conservas. Hoy las elabora de guayaba, ají cachucha relleno con ajo y especias, fruta bomba, pepino para ensaladas y carnes.

Virginia Creach encadenamiento productivo
A juicio de Creach, como persiste el machismo en su localidad, deberían repetirse los talleres de género coordinados por Akokán, iniciativa sociocultural y productiva que funciona en los barrios Los Pocitos y Palmar, de Marianao.

Creach produce sus propias semillas y así garantiza las que no tiene por parte de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Cuba Socialista, a la que pertenece. Por otra parte, ella prepara compost con el estiércol que recoge en fincas vecinas para alimentar a las lombrices.

“Todo lo que puedo producir me evita tener que pagar por ello”, comenta la agricultora que planea renovar el platanal, incrementar el café y sustituir cultivos como la yuca por hortalizas, que demandan menos tiempo para ser recogidos.

Luego de cumplir los compromisos con su CCS, Creach traslada parte de su cosecha y la comercializa ella misma en las ferias. Dona otra parte a más de 40 personas en situación de vulnerabilidad de su comunidad.

Por las calles del barrio, hoy reparadas tras años llenas de huecos, ella movía sus productos en una carretilla (vagón). Un día, un amigo vio el trabajo que pasaba para hacer sus donaciones y le dijo: “pronto no tendrás que hacerlo así”. Y le regaló el triciclo eléctrico con el que ahora hace sus entregas.

“Son personas ancianas, sobre todo solas, enfermas y, a veces, postradas. No es mucho, pero es un aporte que les hago de corazón, una vez al mes, con mis propias manos”, detalla.

También hace llegar alimentos del agro, un día, plátanos; otro, aguacates o frutas, a embarazadas, madres solas y personas situación de vulnerabilidad socioeconómica del callejón de Andrade, donde vive. (2023)

Un comentario

  1. Isbel García

    Virginia es un ejemplo , un pilar de la comunidad
    Productora de avanzada , corajuda emprendedora querida por todos , admirada y respetada

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