Agro cubano busca sobreponerse a plaga en frijoles

Cuba demanda anualmente unas 70.000 toneladas de frijoles. Se estima que en 2020 el agro cubano logrará apenas unas 8.000 toneladas.

Diversos productores aconsejan no dilatar la época de siembra, respetar el tratamiento de la semilla y aplicar plaguicidas químicos solo en el momento y la dosis recomendados por especialistas.

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

La Habana, 5 sep.- La agricultura cubana inicia la nueva campaña de frío esperanzada en que no se repita la plaga agrícola que mermó las cosechas de uno de los alimentos básicos en la mesa familiar: los frijoles.

La aparición del thrips gigante o thrips de la flor (Megalurothrips usitatus), detectada por primera vez en Cuba en un cultivo de interés económico en diciembre de 2019, en Güira de Melena, provincia de Artemisa, provocó daños considerables en un rubro que sustituyó importaciones en los últimos años.

Fuentes del Ministerio de la Agricultura indican que en la campaña resultaron dañadas por este insecto unas 13.500 hectáreas y, de ellas, se perdieron completamente más de 7.000.

El resto de las áreas infestadas por la plaga no sobrepasaron el índice de rendimiento de 0,6 toneladas por hectárea, inferior al 1,15 planificado, indicaron las fuentes.

La contracción en la producción de granos hace que la disponibilidad de ese alimento se vea limitada apenas a la canasta básica normada, en cantidades insuficientes para completar la dieta mensual, lo que dispara los precios de los pocos frijoles que aparecen en el mercado.

Por demás, en el contexto de la covid-19, cuando todavía muchas personas permanecen en sus casas por el aislamiento en La Habana, crece la demanda en los hogares ante una oferta inexistente, mínima o prohibitiva.

Los daños de los insectos

De acuerdo con Víctor Gil, investigador del Centro de Investigaciones Agropecuarias de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, en Villa Clara, el perjuicio a los cultivos resulta de magnitud, al incidir en la planta desde que comienza el botón floral y estimular la caída de la flor.

Las legumbres adquieren un aspecto de costra de manera superficial, que incide en ocasiones en su calidad, explicó el estudioso a la prensa local.

Por otra parte, la inhibición de la formación de la vaina y las semillas, los daños a los brotes terminales y el debilitamiento total del follaje se encuentran entre otros efectos adversos de la plaga.

Aunque la presencia del Megalurothrips usitatus data de 2010, hasta ahora solo se reportaba en jardines, sin generar daños económicos.

Datos del Ministerio de la Agricultura indican que los territorios con mayor presencia de la plaga son Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila.

Ante la contracción de la producción, se adoptó como estrategia la siembra de especies más resistentes como el frijol caupí –unas 8.500 hectáreas, hoy parcialmente en cosecha-, con mucha menos aceptación entre la población.

Posibles causas

De acuerdo con algunas hipótesis, la causa de la expansión de la plaga debe buscarse en la coincidencia de varios elementos: factores climáticos como la humedad y las altas temperaturas, el corrimiento de la época de siembra por baja disponibilidad de combustible y la falta de productos para contener la plaga.

Según dijo a la prensa Yojan García, jefe del departamento de cultivos varios de la cartera agrícola, el país dispuso de fertilizante para apenas el ocho por ciento de la cantidad sembrada y del 16 por ciento de una parte de los pesticidas.

Productores de la centrosureña provincia de Cienfuegos detectaron la presencia del thrips gigante primero en plantaciones de habichuela, donde el thrips de la flor dejó hojas ennegrecidas y vainas oscuras. Con posterioridad, lo encontraron en los campos de frijoles.

En ese territorio, indicaron fuentes de Sanidad Vegetal, además de los frijoles caupí, japonés y gandul, donde se concentran los mayores daños, se detectaron en áreas de guisante, maní, soya, acelga, tomate, pepino, calabaza, pimiento, guayaba y rosas.

En la occidental provincia de Matanzas, el agricultor Yen Martín, considerado el mejor productor de granos de Cuba, logró controlar la plaga del thrips de la flor, con plaguicidas químicos y orgánicos combinados, con los que “entretuvo” a los insectos.

Antes de que ocasionara grandes daños en su finca, Martín hizo uso de las prácticas agroecológicas y puso barreras naturales al insecto.

Entre las propuestas científicas para el control, están el cultivo intercalado con sorgo y maíz, el uso de productos naturales como extracto de hojas del Nim, a partir del árbol homónimo, considerado un potente repelente de insectos; el control biológico en todos los campos y de la maleza colindante al área cultivable.

A su vez, aconsejan emplear trampas de color blanco o azul recubiertas de pesticida pegajoso para atraer al thrips, no dilatar la época de siembra, respetar el tratamiento de la semilla y aplicar plaguicidas químicos solo en el momento y la dosis recomendados por especialistas.

Cuba, que demanda anualmente 70.000 toneladas de frijoles, ha entregado  en los últimos tres años más de 51.000 toneladas, como parte del  interés de sustituir importaciones. En 2020, se llegaría a apenas 8.000 toneladas.

De acuerdo con Enel Espinosa, director de Agricultura de la cartera, este año sufrieron el impacto de la plaga, pero ya se preparan para la campaña de frío que comienza en septiembre, para la cual se proyecta cosechar 50.000 toneladas. (2020).

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