Crisis económica acrecienta el empleo informal en Cuba

Limitación de los derechos laborales y falta de seguridad social son algunos de los costos para los trabajadores informales, carentes de un contrato legal.

Las ocupaciones informales son un elemento clave, aunque frecuentemente infravalorado, en las economías mundiales.

Foto: Archivo IPS-Cuba

La Habana, 9 abr.-El empleo informal en Cuba avanza a medida que se profundiza la crisis económica y social, y asume características similares al existente en otras naciones latinoamericanas.

Cada día, en los alrededores de avenidas como Carlos III, San Lázaro, Belascoaín o Monte, hombres y mujeres se despliegan con la esperanza de vender sus mercancías, algunas deficitarias en el mercado estatal.

Jubilados con mínimas pensiones, desempleados y trabajadores con bajos salarios buscan en esa actividad cómo aumentar sus ingresos para cubrir sus necesidades básicas, sobre todo la alimentación.

Esta es una forma de subsistencia que les permite encarar con relativo éxito el continuo ascenso del costo de la vida debido a una desbocada inflación.

El mosaico de actividades económicas informales en Cuba se extiende más allá de la simple subsistencia, abarcando una amplia variedad de sectores que sostienen a miles de personas.

Entre estas actividades destacan la prestación de servicios, que incluye oficios como la reparación de electrodomésticos o el transporte; la agricultura, fundamental para suplir la demanda de alimentos frescos en mercados locales; el trabajo doméstico, que a menudo cubre necesidades esenciales en hogares urbanos; y el comercio ambulante, una red que abarca desde alimentos preparados hasta artículos manufacturados.

Este diverso espectro de actividades refleja no solo la capacidad de adaptación de la población ante un panorama económico desafiante, sino también una compleja interdependencia entre la formalidad y la informalidad en las dinámicas económicas contemporáneas de la isla.

Ambulantes

Ocupan aceras o escalones. Venden desde cigarros, tabacos, jabones, champú, bisutería, calcetines, medicamentos ausentes de las farmacias hasta artículos usados como zapatos, carteras de mujer y herrajes. Realmente, venden lo que sea.

Otros pregonan en las calles la venta de pan, aceite comestible, detergentes, cloro, líquidos ambientadores y hasta papas, uno de los cultivos que más escasea en este país caribeño de menos de 10 millones de habitantes.

En el grupo de trabajadores informales se incluye a los autónomos, clasificados como trabajadores por cuenta propia (TCP, cuentapropistas), muchos de los cuales eluden pagar impuestos.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las ocupaciones informales representan un componente crucial, aunque a menudo subestimado, de las economías globales.

Estas abarcan cualquier tipo de trabajo remunerado, ya sea autoempleo o empleo asalariado, que se realiza fuera del alcance de los marcos legales o regulatorios, lo que implica que no cuenta con la protección o los beneficios asociados a trabajos formales.

Al carecer de registro y regulación, estos trabajadores enfrentan vulnerabilidades como ingresos inestables, falta de acceso a la seguridad social y condiciones laborales inseguras.

De acuerdo con la OIT, las ocupaciones informales incluyen todo trabajo remunerado (tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos.

Con alta calificación

Un elevado por ciento de quienes se emplean en negocios particulares son graduados universitarios que procuran obtener mayores ingresos que en plazas estatales donde el salario les resulta insuficiente.

Sin embargo, carecen de acceso a la seguridad social y beneficios laborales como vacaciones. Ello limita su capacidad para enfrentar los desafíos y riesgos asociados con enfermedades, accidentes y vejez.

Expertos abordaron en fecha reciente el tema de la informalidad en Cuba en el programa televisivo Cuadrando la Caja. Mirlena Rojas, especialista del Centro de Investigaciones Sociológicas y Psicológicas (CIPS), reconoció que las brechas económicas, sociales y políticas se han ampliado, dificultando el acceso al empleo formal.

Advirtió que la crisis económica que vive el país puede llevar a un incremento de estas prácticas, debido a la insuficiencia de los salarios para satisfacer las necesidades de los trabajadores y sus familias.

Sin estadísticas oficiales

Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, señaló que El Censo de Población y Viviendas de 2012 (trece años atrás) destacaba que solo trabajan o buscan empleo 4 559 100 personas de las más de siete millones en edad laboral. Las cifras han cambiado desde entonces, pero está pendiente un nuevo censo.

Sobre la distribución actual de la población laboral, Aja mencionó que, en 2019 (hace seis años ya), un 69 % de los cubanos trabajaba en el sector estatal, mientras que un 20 % se encontraba en el sector privado y un 11 % en el sector cooperativo. Estas dos últimas cifras han ido en ascenso en los últimos años.

Ariel Fonseca, director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, explicó a la web oficial Cubadebate que: “en Cuba no hay estadísticas precisas sobre el empleo informal”. Asimismo, comentó: “Actualmente no existe una legislación específica que aborde este tema”.

Salarios insuficientes

En las redes sociales la mayoría coincidió en que los bajos salarios del sector estatal contribuyen al éxodo de trabajadores hacia la economía informal. “No alcanza para vivir ante los altos precios”, dijeron.

Un internauta que se identificó como “Pepe” aseguró: “En estos momentos en Cuba, en cualquier empleo informal, ganas hasta 10 veces más que en cualquier trabajo estatal”.

De la misma manera, aseveró: “A nadie le preocupa tener alguna seguridad social ni años acumulados para jubilarse porque a sus padres y abuelos, que trabajaron toda su vida, la pensión no les alcanza ni para un cartón de huevos”.

En el camino hacia la jubilación, muchas personas enfrentan el desalentador panorama de un sistema de pensiones insuficiente, que a menudo coloca a los más vulnerables en situaciones económicas extremas.

Leandro Torres, técnico informático de 35 años, dijo que la principal precariedad que tienen los trabajadores en Cuba, es trabajar ocho horas por un salario que no les resuelve nada: “Por eso buscan otras fuentes de ingreso”.

Otro entrevistado, que solo se identificó como Ramón, preguntó cómo puede ser posible que un cirujano médico con todos los años de estudios y de prácticas gane menos que cualquier individuo que se ponga a rellenar encendedores en una acera.

Abordar la informalidad laboral es clave para fomentar un crecimiento económico sostenible y garantizar derechos laborales fundamentales de todos los ciudadanos. (2025)

 

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